Chico malo

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— ¿No vamos a hablar del beso? — Reese ha pasado todo el día jodiendo con eso, yo no quería hablarlo, me daba vergüenza, en eso veo cómo viene Cynthia, mi salvadora.

Hola, chicos — Dijo ella, suspiró — Toma, he suspendido la fiesta — Me extendió otra tarjetita, yo la miré con el ceño fruncido, Malcolm iba detras de ella — Estás son las cancelaciones, Malcolm me ha hecho comprender por fin, que soy un bicho raro, una inútil para hacer amigos y que no puedo esperar a que vengan a mi fiesta — Una sonrisa irónica es sus labios.

Malcolm, ¿qué mierda tienes en la cabeza? — Lo empujé, casi haciéndole caer.

Oye, Adara, cálmate — Yo lo miré con el ceño fruncido, luego miró a Cynthia — Cynthia, no quería que lo tomaras así, lo siento — Es un tarado.

No debes disculparte, yo te lo agradezco, gracias Malcolm — Ella le dió una sonrisa falsa, iba a caminar, se volteó antes de que Malcolm le dijera algo más — Y, ¿sabes?, ya he llorado lo suficiente este día y con solo mirarte me vuelven a dar ganas de llorar, así que sino te importa, ahora prefiero irme — Volteó y finalmente se fué, cuando Malcolm miró en mi dirección y en la de Reese le encajé una cachetada.

Ay! — Se quejó, una risa salió de Reese, yo lo miré mal, advirtiéndole que luego seguiría él — ¿A qué vino eso? — Preguntó Malcolm, tocándose su mejilla con cuidado.

— ¿Que a qué vino?, Malcolm sos alto pelotudo, ¿no te diste cuenta que ella estaba súper entusiasmada por esto y tú lo arruinaste?, siempre cagas las cosas, no puedes ver a nadie feliz porque enseguida le cagas la vida... Bueno, no la vida pero si le cagaste la fiesta, idiota — Le dí un sape — ¿Es tu amiga, no? — Él asintió — Pues trátala como una, idiota! — Le dí un golpe en el estómago, luego me volteé y caminé hasta una banca, Reese siguiéndome.

Vaya, si que eres genial, Adara — Una bonita sonrisa en sus labios, yo se la devolví — Bueno, ¿me dirás a qué vino aquel beso? — Que pesado.

Reese, fué porque si, me dieron ganas de besarte y ya, me sentía rara... Sentí la necesidad de hacerlo y lo hice, ¿qué importa? — Murmuré lo último, sentí cómo mis mejillas se calentaban de la vergüenza.

A mí me importa, para mí significó algo... ¿Acaso para tí no? — Parecía algo preocupado.

No! — Su mirada se volvió triste — Bueno, si, pero no, fué algo de un rato, nada más, ni que hubiese sido la gran cosa, fué un beso, solo eso...

— Algo tan "simple" — Hizo comillas con las manos — cómo un beso todo lo puede cambiar — Murmuró — No importa, la profesora de cocina dice que va a aver una competición y que puedo invitar a quién quiera... Quiero que vayas, Adara — Por un momento sus ojos pasaron por mis labios, luego su mirada se dirigió al frente.

¿Cuándo es? — Pregunté, mirando hacia otro lado, evitando que él pudiese ver mi rostro, probablemente rojo.

Mañana.

— Hoy les enviaré un mensaje a todos para que vayan a la casa de Cynthia, ¿vas a ir? — Murmuré.

Si tú vas, yo voy, si tú no vas, yo no voy — En eso siento cómo comienza a jugar con mi cabello, tapé parte de mi cara de forma disimulada con mi mano, como si estuviese apoyada en ella y lo miré a los ojos, él miraba mi cabello mientras seguía jugando con este... Qué lindo es.

Me gusta la idea — Me puse de pie, justo tocó el timbre, entré a clases, Reese a mi paso.

*

✯ El pibe de al lado ✯ Reese Wilkerson ✯ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora