Mentiroso

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Al despertar él no estaba, era de esperarse, sino sería un castigo peor para él y tal vez mis padres me castigarían luego.
Me levanté y me fuí a la cocina, no tendí la cama porque alta paja, cuando mucho más tarde movería las frazadas para adelante y chau.
Ví que ya tenía preparado el desayuno, unos waffles y un café... ¿Será que soy sonámbula?... Qué sé yo, me senté en una silla, prendí la tele y me puse a ver South Park mientras comía ese desayuno... Estaba rico.
Al rato me preparé para el colegio y luego pasé por la casa de los Wilkerson, ni bien toqué la puerta Dewey la abrió.

Hola Dewey, ¿Cómo estás? — Le sonreí mientras despeinaba su cabello.

Bien, ¿puedo ir contigo al colegio?, no quiero ir con Malcolm y Reese aún está dormido, mamá lo matará — Su tono tierno pero frío a la vez.

Claro — Extendí mi mano para que la tomara, él con gusto lo hizo y comenzamos a caminar hacia el colegio.

Mamá pregunta si después puedes ir con Reese y mi papá a las clases de cocina de Reese — ¿Y si Reese me había cocinado? Re tierno.

Obvio, mis padres me dejan salir a dónde sea con tal que estén tus padres o ustedes cuando ellos no están — Al cruzar la calle ví cómo unos niños de la clase de Malcolm golpeaban a los más pequeños, en especial uno con algo de rulos en el cabello.
— ¿Quién es ese? — Pregunté, señalando al chico.

— Es Spath, no hay manera de librarte de él, si te atrapa te haces bolita y si te empieza a patear sigues de bolita.

— Si te llega a hacer algo me avisas, ¿si? — Lo cambié hacia el lado de la calle para que el chico no lo viera, luego lo cambié hacia el otro lado de nuevo.

Vale — Su tono tranquilo.

*

Reese faltó hoy, así que estaba sola comiendo en una banca, ví que Cynthia aún repartía tarjetitas, en eso ví cómo Malcolm se la llevaba al baño de los chicos... Rara manera para declararse, la verdad no sabía que le gustaba Cynthia. De repente veo cómo ella sale corriendo de alli... ¿¡Llorando!? ¿Qué mierda le hizo Malcolm?.
Me puse de pie y fuí con ella.
Eu, Cynthia, ¿qué pasa? — Pregunté, sentándome a su lado y poniendo mi mano sobre su hombro.

— Déjame en paz! De seguro tú eres otra que cree que soy una insoportable a la cual que nadie la querrá nunca! — Ella se alejó, tapando su rostro mientras sollozaba.

Oye, Cynthia, yo no pienso eso de tí, pareces alguien agradable — Trataba de reconfortarla.
Ella me miró a los ojos.

— ¿En serio piensas eso de mí? — Se secó las lágrimas.

— Pues claro, pareces bastante extrovertida lo cual me agrada y eres bonita, eres inteligente por lo visto y si alguien piensa lo contrario te aseguro que es un idiota — Le dí una media sonrisa, de repente me abrazó.

Gracias, Adara — Yo le dí unas palmaditas en la espalda hasta que se alejó — ¿Quieres ser mi amiga? — Murmuró.

— ¿No lo éramos? — Ella soltó una risita.

*

Le conté lo sucedido a Reese, él solo me escuchaba... No hablamos del beso, tampoco quería tocar el tema, anoche simplemente me sentía rara.
Hal vino a por nosotros y fuimos al lugar donde creo que daban las clases de cocina.

Creo que habías dicho que iba a ser algo nuevo — Le habló Reese a su padre, algo confundido viendo el lugar.

Si, así es — Dijo Hal, su vista en el periódico mientras caminábamos, yo al lado de Reese.

— ¿Estás seguro de que no es un castigo? — Preguntó.

— No!, ¿por qué piensas eso?

— Porque no dejas de hablar conmigo y de mirarme — Respondió Reese confundido.

— Simplemente te presto atención — Hal dijo, su tono algo molesto.

— Pero, papá, ¿clases de cocina? — Dijo Reese aún incrédulo.
Lo decía como si anoche no me hubiese cocinado o como si no me hubiese hecho el desayuno en la mañana... Bueno, debía preguntarle acerca del desayuno.

— Vamos, Reese, el arte culinario es tan masculino cómo cualquier otro, judo, tiro, lucha libre... Cualquiera puede pelear, pero se necesita algo especial para hacer una buena salsa boloñesa — Hal sonrió y luego me miró — ¿Tú qué piensas, Adara? — Reese también me miró, él me fulminaba con la mirada, esperando a que no dijera nada.

La verdad que sí, solo un chico especial puede cocinar una salsa boloñesa y si conociera a alguien así caería redonda a sus pies, así que si, Hal, concuerdo contigo — Hal asintió, satisfecho con mi respuesta cuando volteó le dí una sonrisa burlona a Reese, él rodó los ojos.

Aún pienso que es un castigo — Bufó Reese, entrando de mala gana a la sala de cocina.
Me quedé mirándole cuando noté todos los cuchillos y el fuego que había, sus ojos brillaban al ver todo eso, yo sonreí, Hal parecía arrepentirse.
Después de un rato la profesora de cocina comenzó a explicar cómo cortar.

La clave para cortar bien es apoyar la hoja del cuchillo cerca de los nudillos y levantar lentamente para... — La mujer iba hablando hasta que Reese comenzó a cortar el cebollín — ¿Quién está cortando? — Preguntó mirando en nuestra dirección.

Era yo — Murmuró Reese, algo preocupado de haberla cagado.

A ver cómo lo haces — La mujer señaló el cebollín para que él continuara.
Todos miraban, Reese lo cortó todo al toque.
Oh, es impresionante — Dijo la mujer.

De hecho... — Tomé una rodaja y la miré — Sus trozos son más uniformes que los suyos — Le dije a la mujer con una sonrisa algo burlona.

¿Y habías dicho que no habías cocinado nada antes en tu vida? — Le preguntó la mujer a Reese.

— ¿Voluntariamente?, no — Negó con la cabeza, mentiroso.

Pues te felicito — La mujer le sonrió, Reese me miró a mi y a Hal orgulloso.

*

Oí que Lois había llegado, Reese estaba cocinando una sopa Juliana o algo así, Dewey ayudándole... Medio obligado... Yo miraba a Reese atenta, una pequeña sonrisa jugando en mis labios, se veía lindo con ese delantal... Me burlaría luego.
Mandó a Dewey a revisar el pan que estaba en el horno, parecía bastante orgulloso de si mismo, tierno.

Papá, no sabes lo que significa para mí estás clases de cocina — Dijo Reese, caminando hacia sus padres — Si no me hubieras anotado no hubiera descubierto que algo tan estúpido, puede ser divertido... Gracias — Luego se volteó y me hizo una seña para que fuera con él, antes de levantarme ví cómo Hal estaba llorando, solté una pequeña risita.
Reese me dió para que probara la sopa esa.
A ver el avioncito — Bromeó él, yo rodé los ojos, probé la sopa y estaba exquisita.

Mierda, Reese, está buenísimo, mucho mejor que las ham— No pude terminar de hablar porque él me tapó la boca.

Shhh, no digas nada, nadie puede saber que te cociné — Susurró, prácticamente estaba rogando, yo tomé su mano para que la quitara de mi boca.

Tranquilo, no diré nada, tonto — Puse mi mano sobre su hombro, él me sonrió.

✯ El pibe de al lado ✯ Reese Wilkerson ✯ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora