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CARGANDO EL ARMA, la Dama Roja disparó. La nave despegando, cayó en una explosión. La Dama siguió disparando junto al Soldado, explotando a los pilotos del equipo de Rogers y a las naves enemigas. Siguió caminando mientras las personas huían de ellos.
Cuando un oficial aéreo se acercó, apuntándole con un arma, la Dama la pateó y sacando su katana, le rebano la cabeza fácilmente. Se encargó de los últimos dos oficiales que quedaban, mientras su compañero le disparaba al piloto en la última nave que quedaba.
El Soldado le cedió el paso y la Dama se sentó en el asiento de acompañante de la nave. Después de ella, él subió y tomó el mando. Cuando la nave arrancó, la Dama se miró en el reflejo de la ventana, limpiándose las salpicaduras de sangre que le cayeron en el pómulo.
Aterrizando sobre el helitransporte en el aire, bajaron. Escondidos detrás de los equipajes de carga, escucharon que sus dos objetivos se acercaban. Su compañero saltó primero, tomando desprevenido a Rogers, lo empujó al aire. La Dama fue por Falcon, sacando sus navajas, lista para terminar con el objetivo, pero él rápidamente sacó las alas y se alejó de la Dama, sabiendo que no iba a ganar una pelea física con ella.
Preocupado por su amigo, Falcon prefirió saltar de la nave, para buscar a Steve, pero el Soldado del Invierno lo tomó del ala, deteniéndolo en el aire y la empujó devuelta a la cubierta de la nave.
Cuando comenzó a disparar a su compañero, quien se cubrió detrás de cargas, la Dama sacó una pistola y apuntó a Falcon, está disparó una garra que se enganchó en el ala y lo tiró al suelo. Jalando una vez más de la garra, le rompió un ala y el Soldado corrió a él, empujándolo del helitransporte.
—Vamos —dijo su compañero con voz áspera—. El objetivo 1 sigue en la nave.
Sabían a donde se dirigía Rogers, tenía que cambiar el blade de HYDRA por el de S.H.I.E.L.D. Tomando un camino distinto al del Capitán America, fueron al centro del transporte donde los blades se encontraban. Llegando antes que él, lo sorprendieron al aparecer en su camino.
—Va a morir gente, Buck —dijo Rogers.
A la Dama le resonaba algo en la cabeza, pero trato de ignorarlo.
—No lo puedo permitir —Steve estaba claramente afectado. Tenía todas las esperanzas puestas en que su amigo lo recordaría, así no tendría que matarlo—. Por favor no me hagas hacer esto.
El Soldado del Invierno se mantuvo estático, ni una sola expresión en el rostro. Era una simple máquina. Al ver esto, Rogers no tuvo otra opción que pelear.
