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ZEMO QUERÍA VER UN IMPERO CAER, eso es exactamente lo que le respondió a Steve Rogers, cuando esté lo puso contra la pared, amenizándolo, y le pregunto que es lo quien era y que quería. Cuando las luces se apagaron, cortando la conexión de las cámaras de seguridad, Steve perdió de vista a su viejo amigo. Junto con Sam Wilson, corrieron hacia la habitación en que lo iban a interrogar antes del apagón, encontrándose al hombre que se hizo pasar por psicólogo tirado en el suelo, y Bucky desaparecido. Este último se hizo presente, para rebelarles a Sam y Steve que volvía a ser el temido Soldado del Invierno.
Zemo aprovechó la distracción que la pelea armó, y se escabulló. Escapando por los pasillos, llegó hasta la habitación en la que Louise se encontraba. Pero Sam lo vio y logró perseguirlo. El alemán cerró la puerta con llave y arrastró la mesa contra esta, bloqueado la entrada.
—Me enteré que querías hablar —ignoró los esfuerzos de Wilson por abrir la puerta y se acercó a la caja de cristal de Louise—. Entonces vamos a hablar.
Se merodeó al rededor de Louise, agitando el libro rojo, con la intención de provocar.
—Ya obtuve lo que más deseaba de parte de tu compañero —dijo—. Y pensé, ¿qué puedo hacer contigo? Necesito armar caos, por supuesto, y entonces se me ocurrió —se detuvo frente a Louise y le sostuvo la mirada. Pero ella no podía dejar de concentrarse en el libro rojo—. ¿Qué más desastroso y horrible que la verdad? —su propio silencio le respondió su pregunta—. Yo te la voy a contar.
Louise se restregó en el asiento, tratando de liberarse. Puso, inútilmente, toda su fuerza en romper las ataduras en las manos.
—Apuesto a que, como todos, te agarras a las lindas memorias, ¿no? Son las que te mantienen un poco cuerda. Tu pasado, antes de HYDRA... seguro que vuelves a esas épocas intentando olvidar el horror que eres.
Louise cerró los ojos, como si eso hiciera que el hombre frente a ella desapareciera. Intentando ignorarlo, intentando hacer oídos sordos. Pero su voz seguía ahí, y le rondaba la cabeza.
—¿O es que también te persigue? ¿Te acuerdas? ¿Recuerdas como te traicionaron?
Imágenes sin cotexto y borrosas le hacían flashes en el cerebro, trayéndole una sensación de odio y tristeza. Sentía que se ahogaba, como si alguien la estuviera empujando debajo del agua, impidiéndole subir a la superficie por oxígeno.
—Al igual que necesitaste un empujón para recordar quien eras y quien era Bucky —continuó Zemo—. Te voy a dar un empujón para que recuerdes quien fue tu padre.
