¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
★
LOUISE ST. JAMES TENÍA UN DESEO. Quería ser buena persona. Creció escuchando las atrocidades que su padre hacía en la organización terrorista en la que trabajaba. Cuando su hermano empezó a trabajar con su padre, Louise creyó que solo tenía dos futuros posibles: trabajaría junto a su padre y hermano, lastimando y matando personas; o, como su madre, sería la esposa de un terrorista. Y, por mucho que amara a su madre, Louise tampoco quería terminar como ella.
Pero fue su madre misma quien le índico alejarse de esas opciones.
A Louise siempre le gusto escabullirse al estudio de su padre. El lugar siempre tenía mala ventilación, por lo que su padre se veía obligado a mantener la puerta entreabierta. La pequeña Louise buscaba el momento ideal, en el que su madre estuviera distraída, para ir hasta el estudio y sentarse junto a la puerta. Escuchar a su padre trabajar (cuando no estaba en el establecimiento de la organización) era su única manera de llegar a conocerlo. Antes, durante la cena, Louise se sentaba frente a él, comiendo en silencio, y lo miraba, pero era como cenar con un desconocido. Ahora, Louise lo observa durante la cena, y, tras escuchar todo lo que él hacía minutos antes, ella entendía quien era.
—¡Aquí estas! —la voz de su madre la hizo sobresaltarse. Louise de ocho años, sentada en el suelo junto a la puerta, levantó la cabeza avergonzada. Penny St. James, la miraba con las manos en jarras—. Cuantas veces te he dicho que no vengas al estudio de tu padre —la mujer susurro, regañándola.
—Perdón, mamá —Louise dijo en voz tan baja que era casi inaudible—. Solo estaba...
La señora St. James la agarró de la mano con suavidad, callándola, y la alejó del estudio de su marido, llevándola a la cocina. La levantó de la cintura y la sentó en la mesada.
—No pongas excusas cuando hiciste algo que sabes que no debías —su madre le dijo. Agarró el bol con uvas violetas y comenzó a pelarlas, cortarlas por la mitad y sacarle las semillas—. Siempre habla fuerte y tomando responsabilidad por lo que hiciste.
La mujer le iba pasando las uvas que iba preparando y Louise se las iba metiendo a la boca mientras escuchaba a su madre.
—Se que no soy un buen ejemplo, por eso siempre te digo que no sigas las cosas que yo hago... —Penny detuvo su trabajo con las uvas unos minutos para mirarla a los ojos. Louise trago y la miró callada—. Pero nunca debes dejar que te pisoteen. Vivimos en un mundo donde los hombres lideran y las mujeres debemos bajar la cabeza, pero tu siempre mantenla en alto. No debes dejar que nadie te quite tu lugar en el mundo, ni que te diga que eres menos. Tienes que plantearte con pie firme, mirada en alto y reclamar lo que es tuyo. ¿Entiendes?
Louise se sentó derecha y alzó la cabeza, mirando a su madre y asintió con determinación.
—Muy bien —la mujer le sonrió y continuó su trabajo con la uvas—. Se que tu padre es un poco duro y estricto, y no quiero que él tampoco te pisotee. No lo dejes, si es que alguna vez lo intenta, ¿okey? Aún así, no intentes decirle nada —Penny la miró con severidad—. Tienes que entender que muchas de las cosas que dice no son verdad, y no tienes porque creerlas, pero tampoco necesitas hacerle frente.
—¿A qué te refieres? —Louise frunció el ceño.
—Solo... —la mujer suspiró—. Si alguna vez dice o intenta hacer algo, no lo confrontes, ¿okey? Solo... mantente alejada, evita los problemas.
Su madre parecía tener problemas en explicarle bien lo que decía, así que la pequeña Louise solo asintió con la cabeza.
—¿Porque no actúas firme con papá? —Louise preguntó con inocencia, metiéndose más uvas a la boca.
La señora St. James se detuvo y la miró con ojos expectantes.
—Louise... —dejó todo lo que hacía y se paró frente a su hija, mirándola directamente a los ojos—. Nunca quise verme débil ante ti... ante ninguno de mis hijos, pero menos ante ti. Siempre quise que me veas como una mujer fuerte, como alguien que podías tener de inspiración. Pero desde el momento en el que empezaste a crecer y a entender mejor las cosas me di cuenta que no podía plantarme frente a tu padre y ser fuerte, de otra manera también tú podrías salir lastimada —la mujer negó con la cabeza. El arrepentimiento brillaba en sus ojos—. La verdad es que cometí un error... me enamoré. Le entregue mi corazón a la persona equivocada. Odio todo lo que tu padre hace, pero no puedo dejarlo.
Penny giró la cabeza hacia la puerta de la cocina, verificando que no hubiera nadie cerca. Colocó sus manos en los costados de la cabeza de Louise, fijando su mirada sobre la chica. Se formó un silencio tenso. En el fondo se escuchaba los tapeos en la máquina de escribir de su padre y el ruido de la radio en el cuarto de Lucas, el hijo mayor del matrimonio St. James. En la cocina, iluminadas por la luz que entraba por la ventana, con uvas a medio cortar en una tabla, y el tenue olor de la cena cocinándose, madre e hija se miraban en silencio.
—No puedo irme, no puedo alejarme de esto, de él —la madre hablaba y la hija la escuchaba—. Es la vida que elegí, por error la decisión ya fue tomada. En cambio, tu, Louise, puedes irte —la señora St. James agito la cabeza, cambiando sus palabras—, tienes que irte. Vas a crecer y vas a tomar la decisión de irte. Sabes lo que tu padre y hermano hacen, lo escuchas todos los días. Tienes que ser diferente, Louise, no puedes terminar como él y no puedes terminar como yo —las siguientes palabras que si madre pronunció en esa tarde de verano, se quedaron grabadas en el cerebro de Louise por siempre:— Louise, tienes que ser buena. Tienes que ayudar a las personas. Tienes un buen corazón, utilízalo bien y entrégaselo a la persona correcta. No hagas lo que yo hice y dale tu corazón a alguien bueno que lo cuide por siempre.
Louise miró expectante a su madre, quien la miraba seriamente.
—¿Lo harás? Promételo —pidió la mujer.
Louise asintió con la cabeza y su madre la atrajo hacia sus brazos.
—Lo haré.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
HELLO! TODO BIEN? Solo vengo a recomendarles tomar nota del título y de las uvas.
