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LOUISE TOMÓ LA MANO IZQUIERDA DE BUCKY, logrando llamar su atención. Tenso ante el repentino contacto con su brazo biónico, la miro encontrándose con el rostro desconcertado de su compañera.
—¿Estas bien? —preguntó Bucky, su cerebro dirigiéndose instintivamente al hecho de que estaba agarrada a su brazo izquierdo, creyendo que tal vez era eso lo que la molesto.
Pero la realidad, es que a Louise nunca pareció importarle que Bucky tuviera un brazo metálico y mucho menos que este fuera otorgado por Hydra, incluso teniendo la estrella de la organización. Aún cuando él era quien se daba a si mismo un trato y miedo especial por el brazo, Louise siempre lo ignoró. Ella tomaba siempre la mano izquierda, y, aunque nunca pusiera una mirada especifica, Bucky sabía que era su manera de demostrarle confianza. También, cuando encontraron ese departamento y toco elegir el lado de la cama en el que dormiría cada uno, Louise se acostó en el izquierdo. Esto demostraba que no le temía al aparato de metal, aún cuando una vez se había levantado siendo asfixiada por este.
Bucky apreciaba su confianza, aún así no podía evitar odiarse por dejarla estar cerca de su brazo biónico, temiendo constantemente a perder el control. Pero había algo en los ojos de Louise que no le permitía alejarla. Cada vez que la miraba, apunto de pedirle que se aleje del peligro, se le formaba un nudo en la garganta, callando todo lo que iba a decir.
—Sí —dijo Louise. Lo que fue un intento de sonreír, terminó siendo una mueca incomoda. Bucky la miro, sin creerle—. Es solo... la película —le costó formular lo que estaba pensando, entrecortando las palabras, no le salió la oración como esperaba.
Salían del cine, lugar que se volvió frecuente desde la primera vez que Bucky la invitó a entrar. Pasaban gran parte de sus días ahí. Aparte de entretenido, también era bueno para ocultarse, ya que por la oscuridad y la gente concentrándose en la enorme pantalla frente a ellos, lograban pasar desapercibidos. Se sentaban por horas a ver distintas películas, pagando solo para una, cuando esta terminaba, se colaban a otras funciones. Louise parecía no aburrirse nunca, anonada se sentaba junto a Bucky y no pronunciaba palabra alguna ni desviaba la vista de la pantalla hasta que el filme hubiera terminado. A Bucky, en cambio, no le molestaba pasar tanto tiempo en el cine, pero estaba claro que tampoco se interesaba mucho en las películas, o al menos no en todas. Solía prestarle más atención a las que estaba adaptadas en los años 40 o menos, le ayudaba a recordar de su vida pasada, pero le costaba seguirle el paso a las películas de la época en la que se encontraban, estaban llenas de aparatos tecnológicos y géneros que todavía no se habían presentado para el tiempo que vivió antes de HYDRA.
Le era inevitable girar la cabeza constantemente para observar a Louise, muchas veces permanecía mirándola durante el resto de la película. Ella estaba tan concentrada que Bucky estaba seguro que no se daba cuenta que él la miraba. Le gustaba prestar atención a todos los detalles de su expresión mediante los sucesos de la película transcurrían. Detalles que eran casi imperceptibles, ya que Louise se mantenía casi estática y neutra, pero que si la veías con atención un par de veces, parecían obvios.
