Las dos queremos a Toni

Capítulo 10 : "El anciano del Cadillac"

Narra Cheryl

Un rato después fuimos hasta la motocicleta, pero en ese momento sonó el celular de Toni.
Me senté en la moto mientras ella contestaba la llamada. Me dió la espalda, en una actitud furtiva. Traté de escuchar.

- Toni: Morgan... -dijo en un suspiro- ...policía... -se oían sonidos sofocados -¿Dónde estaban?... Voy enseguida. Gracias.

La policía. La palabra fue para mí un llamado a la realidad. Recordé los rumores. ¿Qué sabía realmente de ésta chica, cuya mano ya había sostenido, por así decirlo, la última media hora... la chica de quien estaba enamorándome?.

Cuando Toni se acercó a mí tenía en el rostro una expresión neutra.

- Toni: Sucedió algo. Debo llevarte a tu casa.

- ¿Qué pasó?

Extendió la mano hacia su casco.

- Toni: Nada.

- De modo que tienes que llevarme a mi casa por nada.

- Toni: No es tu problema.

- Tal vez si me explicas pueda ayudarte.

- Toni: No es tu problema.

Era como tratar de ver a través de la neblina. Ella no me permitía ver las cosas.

- Muy bien -dije poniendome el casco. -Olvidemos el asunto. Llévame a mi casa.

Se puso el casco, se acomodó en el asiento y encendió el motor. Me pareció irritada; pero por otra parte, era difícil decirlo con una Harley.

Le toqué el hombro.

- Dime una sola cosa -grité-¿Alguna vez asaltaste una oficina del estado?

De pronto detuvo su marcha. Miró por encima del hombro.

- Toni: ¿Qué quieres decir exactamente?

- Y además, ¿tu padre es una especie de proveedor de narcóticos y tu declaraste contra él?

Pude notar a través del espejo su sonrisa.

- Toni: ¿De dónde sacaste todos esos datos?

- En Riverdale High. Rumores. La gente habla. Yo escucho.

- Toni: ¿Y por qué estás aquí si piensas eso? ¿Por qué aceptaste salir conmigo? ¿No temiste que te llevase al restaurante más próximo para intervenir en un asalto, robar la caja y salir disparada en todas direcciones?

- No temí nada -dije, de pronto intimidada- En realidad, sabía que tu no eras nada de todo eso.

Cruzó los brazos sobre el pecho.

- Toni: ¿Por qué confiaste en mí?-preguntó.

Desvíe los ojos.

- No lo sé, sólo lo hice.

Me miró fijamente y meneó la cabeza.

- Toni: Cheryl, eres una chica muy interesante -dijo- Un poco extraña, pero muy interesante.

De nuevo encendió la motocicleta. Permaneció inmóvil largo rato.

- Toni: Vamos. -Dijo al fin, de mala gana- Quiero que veas algo.

*******

Cuando llegamos a la casa de Toni, el anciano continuaba sentado frente al volante del Cadillac rojo. Habían bajado el techo. Un loro se posaba en su hombro. Dos mujercitas de cabellos blancos compartían el asiento delantero.
Sólo cuando nos detuvimos comprendí que no eran mujercitas. Eran unos perros muy grandes.

X: Aquí estas muchacha.

Una mujer mayor vestida con una gruesa bata de lienzo pardo apareció en la puerta de la casa.

Toni estacionó la motocicleta y se bajó.

- Toni: Volveré enseguida -me dijo.

Ella y la mujer hablaron en voz baja. Oí de nuevo la palabra "policia". El anciano aferró con fuerza el volante del Cadillac e hizo un movimiento de giro como habría hecho un capitán con el timón de un barco grande. Los perros y el loro miraron atentamente a través del vidrio sucio de la ventana. Seguí la dirección de sus miradas, pero lo único que pude ver fue el prado verde.

Descendí de la moto y me quité el casco.

x: Hermoso trasero -dijo alguien, y agregó un silbido para completar el efecto. Una voz aguda, que no era de hombre. Pero tampoco de mujer.

Me voltee bruscamente. No vi al propietario de la voz.

X: ¿Quiere que la lleve?

Esta vez era sin duda el anciano. Volví los ojos hacia Toni, esperando que me sugiriese algo; pero estaba concentrada en la conversación.

Me acerqué lentamente por el lado del conductor. El hombre parecía más pequeño visto de cerca, con ojos profundos y rojizos que exhibían el gastado azul de los vaqueros viejos. Tenía una corbata de lazo roja y una camisa verde de franela que colgaba de los brazos frágiles. Se cubría la cabeza con un gorro de cuero. Pareció muy complacido de verme.

x: Lindo trasero -comprendí que era el loro y me sentí un tanto aliviada.

X: ¿A dónde va? -preguntó el hombre.

- Bueno, vivo en Thornhill... -comencé a decir.

X: Puedo llevarla hasta Las Vegas. Adelante. Detrás, dejen el sitio a la dama.

Chasqueó los dedos y los dos perros dejaron el sitio en una maniobra perfectamente coordinada.

Miré a Toni. Estaba estrechando la mano de la mujer. Encontró mi mirada y me dirigió un gesto que indicaba que enseguida estaría conmigo.

X: Adelante, adelante, salgamos al camino.