Capítulo 6 : "Me salvaste otra vez"

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Narra Cheryl

A la mañana siguiente estaba abriendo mi casillero y de pronto Toni apareció y se recargo en éste.

- Toni: Ey.

Tenía esa voz baja y contenida que provocaba en uno el deseo de escuchar mejor.

- Ey -dije con expresión neutra sin abandonar la lucha con mi cerradura.

- Toni: Te traje esto -me entregó una prenda de tela gris. Necesité un segundo para comprender que era una camiseta. -Mira, me sentía incómoda por haber arruinado tu camisa. Y ando escasa de dinero hasta que termine de arreglar mi moto.

Desplegué la camiseta.

- Toni: Es casi nueva. La usé solamente dos veces. Y la lavé. -Se encogió de hombros -de todos modos... solamente deseaba retribuir tu favor.

Sostuve la camiseta por los hombros. Una prenda simple. La camiseta de Toni. Usada previamente. Me la pondría para dormir hasta que fuese nada más que una colección de harapos e hilos.

Toni hizo una mueca.

- Toni: Tienes razón, que estúpida soy -me quito la camiseta. -Dios mío, ¿en qué estaba pensando?.

- No. -Recuperé la camiseta -Quiero que me la dejes. De verdad.

Aceptó. Enrollé la prenda y la metí a mi mochila antes de que ella pudiese cambiar de idea.

- Gracias. Ahora ya me has pagado generosamente.

Negó con una pequeña sonrisa.

- Toni: ¿Sabes algo de tu amiga?

- ¿De Heather? Anoche me llamó desde su hotel. Están haciéndole muchos análisis; el domingo ingresará a la clínica, y la operarán el lunes. Saldrá bien. -Asentí, tratando de convencerme a mi misma. -Heather es muy fuerte.

- Toni: Espero que le salga todo bien.

- Sí... -dije.

- Toni: En fin, creo que volveremos a vernos por aquí -se encogió de hombros. El gesto típico de alguien tímido, pero su sonrisa era más acogedora. Me pareció que estaba esperando algo... ¿pero que?.

Antes de que yo pudiera decidirlo, se había marchado.

Abrí mi mochila y contemplé la camiseta. Experimenté un intenso sentimiento de culpa. Yo estaba algo extasiada por una camiseta mientras Heather estaba en la camilla del consultorio y allí la escarbaban, la exploraban y la examinaban.

De pronto me eché a llorar. Corrí al baño más cercano y me encerré en uno de los cubículos. Era estúpido, estúpido que yo llorase así, pero era lo único que podía hacer por Heather en ese momento y además no hubiera podido contenerme aunque lo deseara.

Pasó un buen rato y al fin extraje la camiseta de Toni. Aspiré el aroma que ésta desprendía, su perfume, era reconfortante. Después, sintiendo que era una idiota absoluta, me sequé las lágrimas y me dirigí a la clase.

El resto de la semana llovió escandalosamente. El domingo por la tarde llevé a Isabella a la casa de una amiga. El tránsito se desplazaba dificultosamente y la situación empeoraba. Las ventanillas estaban empañadas.

Bajé la velocidad en la que conducía. Isabella limpió un vidrio con el brazo.

- Isabella: Mira a esa pobre chica haciendo señas, en realidad creo que ya perdió las esperanzas. ¿Quién la llevaría en su coche, si está toda mojada?

Creo que supe a qué atenerme incluso antes de mirar. Era Toni.

Nos detuvimos. Ella estaba a tres metros de distancia. Nuestras miradas se encontraron. Cerré los ojos y con un gesto le indiqué que se acercara.

Las dos queremos a ToniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora