Narra Cheryl
Temía por su reacción ante mi respuesta.
- Sí. No sé. Tal vez, pero no ahora, porque está muy enferma. Aunque el otro día, en la playa, Heather habló de la muerte. Y yo empecé a pensar que quizás fui egoísta, porque no era totalmente sincera con ella. Pensé que estaba protegiéndome yo misma y no preocupándome por ella.
- Toni: Quizás la verdad acerca de cómo comenzó todo esto ahora no importa -dijo-. Tal vez lo único que importa es que ahora amo a Heather y tú también la quieres.
- Sucede que... ya no sé qué esperar.
Toni me miró y quise decirle: "Te extraño tanto, por favor no te enojes conmigo y no hagamos de enemigas en este terrible viaje". Pero el silencio nos separó.
- Morgan: Salgamos al camino -repitió.
Toni puso en marcha el coche, los perros ladraron y partimos, a unos setenta kilómetros por hora.Nueve horas, treinta y ocho minutos y nueve paradas después (cinco por pedido de Morgan, tres por Isabella, Toni y yo, y una por los perros), llegamos a Miami. Había oscurecido cuando encontramos el hospital y las horas de visita casi habían concluido.
- Isabella: Yo también quiero ver a Heather -dijo, mientras Toni entraba con el Cadillac en el estacionamiento.
- Toni: Isabella, no sé si es una buena idea. Mira que ella está realmente enferma.
- No -dije-. Que venga. Puede afrontar la situación.
- Toni: ¿Y qué me dicen de Morgan? -preguntó-. Creo que podríamos dividirnos en turnos.
- Vayamos todos. No tardaremos mucho. Cerraremos las ventanillas, y los perros estarán perfectamente.
- Toni: No sé si es sensato lo que dices.
- Confía en mí -dije-. Heather se alegrará.
Encontramos a Lauren y William, conversamos con ellos unos minutos antes de que los cuatro nos dirigiésemos hacía la habitación de Heather. Una enfermera de aspecto impecable en el escritorio principal preguntó a Isabella qué edad tenía.
- Isabella: Trece años -dijo fríamente mi hermana, sin parpadear siquiera. La enfermera asintió y nos dejó pasar.
Estaba oscuro en la habitación de Heather. Una lamparita al costado de la cama suministraba un débil hilo de luz. Heather estaba dormida. Del brazo le salía un tubo intravenoso. Tenía la cabeza descubierta y llevaba puesto el pijama rojo que yo le había regalado.
Todos nos agrupamos al pie de su cama. Yo no sabía si despertarla o no y aunque la despertara, no sabía qué decirle.
Me acerqué a su lado. Tenía la mano suave y liviana, casi como la de Morgan. Abrió los ojos.
- Heather: Ey -murmuró-. Miren quién está aquí. Y mis cabellos son un desastre.
- Te dije que vendría.
- Heather: ¿Cómo llegaron? -Tenía la voz insegura y sonaba como si estuviera bajo el agua.
- El Cadillac de Morgan. Hay cuatro perros y un loro que se mueren de ganas de subir a saludar. Aquí también están Toni, Isabella y Morgan.
Se rió suavemente.
- Heather: Acérquense. Todos.
Isabella agarró a Morgan de la mano y los dos se acercaron por el otro lado de la cama.
- Isabella: Heather, ganamos el torneo de básquet -dijo tímidamente-. Los destrozamos completamente. Me dieron un trofeo. Ojalá lo hubiera traído; te lo hubiera regalado.
- Heather: Está bien. Consérvalo. Sabes que no podría arrojar una pelota ni aunque mi vida dependiera de eso.
- Isabella: ¿Duele? - murmuró.
- Heather: Te aseguro que no mucho. -Miró a Morgan. - Morgan, ¿estuviste metiéndote en problemas?
Morgan la miró dubitativo.
- Heather: Está bien, amigo -dijo-. Este lugar también a mí me asusta. Isabella, quizás debas llevar a Morgan aunque sea un momento al corredor, ¿no te parece?
Isabella asintió. Tiró del brazo de Morgan, pero él rehusó a moverse. Movió los labios, pero no habló.
- Isabella: Vamos, Morgan.
De pronto, buscó la mano de Heather. Se inclinó lentamente y la llevo a sus labios, y después encontró la mirada de Heather. Se miraron sonrientes.
- Heather: Hasta luego, Morgan - murmuró.
Morgan permitió que lo llevasen y Heather nuevamente me miró. Tenía los ojos llenos de lágrimas.
- Heather: Dios mío, este asunto de la muerte es feo -dijo-. Cher, ni siquiera podré graduarme.
- Por supuesto, te graduarás, con todos los honores.
- Heather: No, no lo haré. - Me apretó suavemente la mano. -No me mientas, ¿quieres? No más mentiras. Estoy tan drogada que podrías decirme cualquier cosa y te creería.
Miré a Toni. Estaba de pie al extremo de la cama, aferrando la baranda de metal.
- Toni: Está bien, Heath -dijo.
"Ahora -pensé-, ahora es el momento. Podemos decirle la verdad "
- Heather: Ni siquiera llegué a ser un piojoso cobayo -dijo-. Y pensar que deseaba cambiar el mundo.
- Heath -dije-. Cambiaste mi mundo. El mío personal.
Una lágrima descendió por su mejilla.
- Heather: Supongo que hice eso -dijo-. Y es algo.
- Es todo -murmuré, y de pronto vi que mis propias lágrimas caían sobre su brazo, sobre la manta, por todos lados.
Heather cerró los ojos y guardo silencio. Durante un momento pensé que se había desmayado. Después, hizo un esfuerzo y volvió a abrirlos.
- Heather: Prométeme una cosa -dijo con voz apenas audible.
- Dilo -sollocé.
- Heather: Los mellizos en París. No lo olvides.
- No lo olvidaré.
- Heather: Borra eso. No tienen que ser mellizos. Solamente necesitas ir a París. Con la mujer apropiada. -Me miró con una sonrisa leve. -Yo habría podido manejar a los mellizos.
Miró a Toni y yo retrocedí, buscando inútilmente algunas toallitas de papel. Encontré varias en la cama continúa, una cama vacía detrás de una cortina medio corrida. Cuando volví, Toni se aferraba a la mano de Heather. Las lágrimas le corrían libremente por la cara.
Me detuve junto a la cortina, sabiendo que aún tenía algo que decir. Por una vez, sólo una vez, quería decir lo justo. No lo que pensaba que ella deseaba escuchar. Sólo lo que era cierto. Pero ahora era el turno de Toni. Yo esperaría, y después se lo diría, y quizás nos marcharíamos.
Toni se inclinó sobre Heather sin decir palabra. Los labios de ambas se unieron suave y tiernamente, la mano de Heather sobre el hombro de Toni y se besaron largamente. Cuando se separaron, ella murmuró algo al oído de Heather.
No pude escuchar las palabras, pero pude ver los ojos de Heather y los labios de Toni.
Y comprendí, por la sonrisa radiante de Heather, que escuchar a Toni que decía "Te amo" significaba más que cualquier verdad que yo hubiese podido encontrar para decirle. Comprendí que en efecto ella la amaba, quizás incluso tanto como yo. Y por eso me alegré.
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Las dos queremos a Toni
Teen FictionAntoinette Topaz o Toni como todos la llaman es simpática y seductora.. su cara y físico espléndidos y sus ojos inteligentes atraen las miradas de todas las chicas. Cheryl Blossom se enamoró de ella sin remedio y cuando comprendió que ella también l...