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Sian inhaló y exhaló una última vez para armarse de valor. No podía creer los límites a los que llegaba por Emilio, es que era increíble.

Estaba frente a la casa de la familia del ojimiel, según decía la dirección dada por el rizado.

Y es que no había manera de saber la dirección de su departamento, así que optó por presentarse ahí y aunque probablemente le tiraran una silla al saber el porqué estaba ahí, era la mejor opción.

El pelinegro suspiró pesadamente y se encaminó a la entrada para tocar el timbre. Esperó pacientemente luego de escuchar un grito diciendo que ya venían.

De verdad que Osorio le debía una y bien grande. Todo sea por el amor que veía en el cantante y el arquitecto. Y por la felicidad reflejada en sonrisas en los rostros de ambos.

La puerta se abrió. Dejándolo ver a una chica de pelo castaño y ojos mieles. Sus rasgos eran muy similares a los de Joaquín, era obvio que era su hermana. Dedujo Sian.

Era muy bonita a decir verdad. Bueno, Sian se quedaba corto, era tan hermosa que se quedó sin respirar al verla. Le costó tragar saliva, la castaña lo veía con el ceño fruncido.

Sian carraspeó para empezar a hablar. _ Hola, Soy Sian, amigo de Joaquín. ¿De casualidad él se encuentra en casa?

Ren lo vió de reojo de abajo a arriba haciendo una mueca. El ojiazul no estaba tan mal. Negó ante su pregunta sin decir palabra.

_ Ahh bueno supongo que está en su departamento. ¿Es mucha la molestia si me das su dirección? _ pregunto el ojiazul con un deje de esperanza.

_ No, no digo él no está en su departamento. Sólo está afuera con un amigo _ contestó la castaña.

Sian pensó, "Un amigo". Naaahhh Joaquín no era capaz. Lo ignoró y confió en su amigo.

_ Ohh bueno.... ¿Y no sabes cuándo irían llegando?

_ Ya no tardan en llegar _ Ren le miró con sus ojos entrecerrados y suspiró. _ ¿Quieres pasar y lo esperas dentro? La verdad ya empieza a hacer frío

Sian levantó su mirada y la conectó con la miel de la castaña. Y asintió con su cabeza. Ren lo dejó pasar, cerrando la puerta tras de si.



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Textos se arrepentía. Sabía que por más que su mejor amigo dijera que estaba bien, no era así.

Se notaba en la falta de brillo en su mirada. El cómo sus ojos lo único que transmitían era nostalgia, oscuridad, colores opacos y falta de luz.

Así que no entendía cómo había dejado venir al ojimiel con él. Si que ésta no se lo perdonaría a sí mismo.

_ ¿Seguro que estás bien con ésto? _ preguntó el ojinegro aunque ya sabía que su amigo sólo mentiría, igual quizo preguntar.

_ Ya te dije que sí Text _ suspiró _ No pueden tratarme cómo si me estuviera muriendo, ¿saben?

Free // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora