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Volteó su mirada hacía la vista de la ventana. Una extraña sensación en su estómago más no desagradable, no lo dejaba evitar sentir nervios.

Iba rumbo al concierto de Emilio de esa noche. No podía mentir que estaba nervioso por ver al cantante. No lo había visto desde que llegaron a Venecia y debido a su aventura con Sian y la agenda ocupada del oji-café, no había podido verlo ni siquiera en su habitación, la cuál Emilio había invadido con sus maletas y cosas personales.

No iba a mentir, no le desagradaba ni un poco. Le gustaba dormir sobre el pecho del rizado. Y cuándo Emilio le pedía ser cucharita pequeña, le gustaba el puchero que se le formaba en sus labios, sólo para convencerlo. Amaba dormir con él.

Habían pasado meses juntos y aún así no podía evitar sentir muchos nervios por verlo luego de todo un día sin apreciar su perfecta mandíbula y sus ojos tan cafés cómo el aura de un bosque en otoño. Hasta se sentía cómo un adolescente con su primer amor, era ridículo, pero no se quejaba.

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Llegó finalmente al estadio. Salió del auto y se encaminó a la entrada. Gracias a su pase de "Parte del Staff", logró ingresar.

Caminó por el backstage, pasando los camerinos de las bandas teloneras y esquivando el personal que corría de un lado hacía otro, logrando que estuviera todo listo para el concierto.

Sonrió al detenerse enfrente de una puerta dorada, con letras negras indicando el camerino de Emilio Osorio.

Se acercó, apuntó de tocar la puerta escuchó gritos que parecían parte de una discusión, que venían desde adentro de la habitación. Pudo reconocer la voz del oji-café, no tuvo éxito con la otra. Frunció el ceño y esperó a que se terminarán.

Sí, era el novio del dueño de ese camerino, pero no por eso tenía el derecho de invadir su privacidad.

Joaquín se consideraba alguien con buenos principios. Él siempre tocaba antes de entrar al camerino, no importaba si tenía confianza con Emilio. El consentimiento y el respeto iban primero.

De algún lado sacó el valor para tocar la puerta. Sin embargo al estar a punto de hacerlo, ésta se abrió.

Con una admirable agilidad, que no sabía de dónde había sacado, logró esquivar a un hombre que salió disparado apenas la puerta se abrió, casi llevándose al ojimiel con él.

Joaquín pudo notar el ceño fruncido del hombre y el aura furiosa que emaba de él. Hizo caso omiso y volvió su mirada hacía dentro de la habitación.

Pronto encontró al oji-café de espaldas a la puerta, con su pecho subiendo y bajando.

Emilio estaba tratando de calmarse, inhalaba y exhalaba con esfuerzo. Dió un último respiro y finalmente se volteó, pronto se encontró con unos ojos cómo el ambar en ellos, lo veían con evidente preocupación.

Una sonrisa en su rostro fué imposible de evitar. Si bien estaba de mal humor, esos ojos lograban volverlo a la realidad. El poder que tenía Joaquín sobre él, era peligroso. Después de todo Emilio había descubierto que estaba enserio jodido por ese chico lindo.

Estaba enamorado de cada parte de él. Amaba esos ojos de un profundo miel cómo un torrente de agua en medio de un bosque, ó cómo el ambar de diferentes marrones, ó cómo el mismo cielo en un atardecer.

Amaba las arruguitas en sus ojos cada vez que se reía. Amaba las curvas en su delicado cuerpo. Amaba cómo iluminaba todo un lugar ante sus ojos, con sólo su sonrisa ó su presencia. Cuándo decía que estaba enamorado de él, era porque en verdad lo estaba.

Tan sólo le faltaba confesarle todo a Joaquín y rezar porque el ojimiel se sintiera igual.

Si hay algo bonito, es saber que la persona a la que amas también te ama. Que comparten el mismo sentimiento.

Que existe un futuro para ambos, en dónde podrán existir y vivir juntos para la eternidad si se pudiera.

Era una jodida mierda que no todas las personas en el mundo, llegaban a siquiera imaginarse tener algo así.

Algunos sólo tenían un amor envidiable y Emilio esperaba con toda su alma que el suyo formara parte de esa corta lista.

Le extendió sus brazos, Joaquín se acercó y Emilio lo envolvió en un abrazo. El ojimiel no necesitaba preguntar nada, sólo quería ser capaz de calmar a su novio. Quería que supiera que podía contar con él, que supiera que estaba ahí...

Emilio le dió un suave beso en su frente, provocando un leve escalofrío en la espalda del castaño. El cuál se aferró más al cuerpo del oji-café, presionando con más fuerza sus manitas en el traje del rizado.

Y sólo se mantuvieron así, después de todo aunque sonara estúpido, se entendían sin tener la necesitada de decir una sola palabra.

Ellos de verdad parecían hechos específicamente para encajar el uno con el otro, si es que eso era posible.


TW DE EMILIO OSORIO

¿Y que tal si no pertenecemos a esa pequeña, pero a la vez tan perfecta lista en la que deseo con mi alma estar?

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Buenás aquí les dejo capítulos nuevos......


Espero les gusten....


  
El siguiente capítulo es lindo.




En fin les digo que disfruten ahora porque el drama se acerca......




Nos vemos AlbertXioW.

Free // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora