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Bajaron del auto, aún con las manos entrelazadas. Joaquín le había asegurado al oji-café que si había aceptado estar con él, había aceptado todo lo que implicara, eso incluia que los vieran en público, que el mundo conociera al novio del cantante y que su privacidad cambiará a partir de eso. Aunque no podía negar que eso lo ponía nervioso.

Cualquiera podría verlos en el museo de Louvre, cualquiera podría tomar fotos. Y el ojimiel creía estar preparado para eso. Tenía un leve presentimiento de que habrían fotos suyas en toda las redes sociales al final del día. Sin embargo, no quería fama, sólo quería estar con su chico libremente, a pesar de que eso le quitara bastante de su libertad a su privacidad. Corría el riesgo y de lo más profundo de su alma, rezaba por no arrepentirse algún día.

Detuvieron su andar enfrente de la gran pirámide de cristal, aún con las manos entrelazadas. El cantante volteó a ver a Joaquín y sonrió al admirar la vista que tenía, el ojimiel miraba con un brillo de emoción en sus ojos el gran museo, con una gran sonrisa en su rostro.

_ ¡¡Entremos!! _ dijo el castaño y con un movimiento algo brusco, jaló al cantante hacía la entrada, provocando que casi cayera de bruces. A Emilio lo tomó un poco de sorpresa ésto último, pero aún así rió por la actitud del ojimiel. Y le siguió el paso.

Al entrar, un chico los esperaba, con sus pases VIP, él sería su Guía en el museo

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Al entrar, un chico los esperaba, con sus pases VIP, él sería su Guía en el museo. El chico era alto, sus ojos eran cafés claros, su pelo era café oscuro y era entre ondulado y lacio, y tenía un flequillo que caía en su frente. Era muy lindo a decir verdad.

La entrada del lugar era hermosa. No habían empezado a recorrer el museo y ya el ojimiel estaba enamorado de la delicada arquitectura que formaba parte del lugar. Si bien él creía que sólo el museo por sí sólo era una obra de arte. Soltó la mano del cantante inconscientemente al ver el lugar con asombro y se volteó para ver todo el lugar.

Sacó su celular y tomó algunas fotos, hasta que Emilio detrás de él, esperándolo, lo llamó. Caminaron hacía el chico que sería su guía para poder empezar.

_ Bonjour Messieurs (Buenos días caballeros), ¿cómo se encuentran hoy? _ dijo el chico al verlos con un fuerte acento francés cada vez que pronunciaba la r.

_ Bonjour, ¿estamos bien, usted cómo está? _ respondió el oji-café con una sonrisa mirándolo fijamente a los ojos.

El chico le sonrió de vuelta y le devolvió la fija mirada. Joaquín, a la par del cantante, frunció su ceño y miró del cantante al chico y entrecerró los ojos. El contacto visual terminó unos momentos después cuándo el castaño carraspeó un poco.

Emilio pestañeó confundido y miró a Joaquín, quién se encontraba mirando fijamente al chico. Frunció el ceño con confusión y volteó su mirada al chico.

_ Estoy bien, mercy messieur _ dijo aún con una sonrisa en su rostro y con cierto encanto en su voz que a Joaquín no le gustaba ni un poco. _ Mi nombre es Adrien y me asignaron a ser su guía en el museo

Free // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora