Capítulo 26: " El baile de Kebiara"

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El constante movimiento del carruaje era obstinante y su andar ciertamente lento. Emily, aunque ya era costumbre, estaba sumida en sus indescifrables ideas:

"¡Este mundo una novela! ¡Qué absurdos me ha dicho! ... pero por alguna razón me parece cierto"- pensaba mientras un suspiro se escapaba de sus labios- "Puede que en su mundo fuese una novela, pero yo aquí nací y vivo. Indiscutiblemente esto es real, aunque hay algo que debo comprobar. Pero si resulta ser que en su mundo de cierto era esta realidad una historia, ¿ significa que el pensamiento humano puede crear mundos y realizarlos?... ¡Qué absurdo! De cualquier modo esto se distancia de mis objetivos. Si soy un personaje que solo es manipulado por un escritor,  me enfrentaré incluso a él. Mi destino no está en las manos de nadie" - decía en sus adentros mientras cerraba el puño y estrujaba su vestido.-

Karina, a petición suya no le contaría su futuro, pero conocer el de los demás le daría gran ventaja. Pero, no había veracidad en ello; después de todo, lo que Karina le había contado de la novela le hacía dudar de los conocimientos que ella pudiese tener. Emily estaba dudando de el carácter original de Selya, Xavier no estaba enamorado de ella y en estos momentos, Selya estaba aliada con la abadía después de atacarla en el bosque. Tendría que después enviarle cartas preguntando.

Pero había algo que la llenaba de emoción: pronto bebería del Lago Celestial y obtendría poder, el suficiente para derrotar a sus enemigos si lo usaba correctamente.

Habiendo llegado a su ducado,el duque, le recibió y estuvieron paseando un rato por el jardín.

– Emily, has recibido una carta de...

– No sabía que padre tenía la costumbre de revisar la correspondencia ajena- le interrumpió con una mirada divertida-.

– Bueno... esto- dudaba el duque mientras evitaba los ojos insistentes de su hija-.

– Jajaja- se oyó su carcajada, como la de quien no ríe en mucho tiempo- No te preocupes, padre. No me importa, ni me molesta.

– Oh, ya veo.

"Extrañaba tu risa"-pensó mirando ensimismado -."Si tan solo aquí estuviesen Esthet y Esteban."

– Bueno, siendo objetivo: la carta es originaria de Kebiara.

–¿Kebiara? ¿Qué decía?

– Ella dará un baile en su residencia, la carta es una invitación.

– Desde que me alejé de la sociedad he recibido cuantiosas cartas e invitaciones de su parte. No obstante, a pesar de mis rechazos, insistió.

– ¿Qué piensas  hacer entonces?

– Asistiré, por supuesto. De hecho, me intrigan sus objetivos e insistencias. Además, padre, ¿no crees que es el momento perfecto para que todos sepan que regresé?

– Tienes razón.  Bueno, tendré que acompañarte, aún no eres mayor de edad.

– Ya veo, ¿cuándo será?

– Esta noche.

– ¿Tan pronto? ¿Cómo es que no supe antes de esto?

– La carta llegó hace unas pocas horas.

– En ese caso, me veo obligada a despedirme, las preparaciones de una dama son muy lentas. Excúsame. - sentenció, adentrándose en la mansión-

Iba subiendo las escaleras cuando, Dianne, que iba unos pasos de retraso junto a Claudia, se posicionó a su lado y dijo:

– Señorita, pienso que no debería ir. Probablemente...

– Lo sé, la carta se retrasó a propósito. Quieren que sea un hazmerreír debido a la escasez de tiempo de preparación. Pero, recuerda esto, Dianne. - continuó mientras la mencionada le prestaba atención- Solo porque conozcas los hostiles planes de los enemigos, no debes evitarlos o retroceder. Utilízalo en su contra. No huyas solo porque tengas miedo. Tú deberías saberlo más que nadie.

El rostro de Dianne fue cubierto por una lúgubre sombra. Mientras Claudia no entendía la especial gravedad de las palabras.

Caminaban por los pasillos, hasta haber llegado a la habitación. Entonces, Emily llamó a las sirvientas encargadas del armario y el joyero. Al divisarlas ordenó:

– En este momento, ¿qué está disponible para un baile?

Las sirvientas se observaron entre sí,  buscando respuestas en los ojos de las otras. Como su señorita no se presentaba en reuniones sociales, no había necesidad de comprar o preparar ropa adecuada. Emily, dándose cuenta, pensó en cambiar sus órdenes y preparar un vestido de interior de manera que, aunque no tan lujoso u ostentoso como se proponía, quedara presentable. Mas una sirvienta habló primero:

– De hecho, señorita. Se me ocurre uno.

– Dime cuál.

– Me refiero al vestido que la señorita diseñó con sus 7 años, aquel que el joven amo Esteban prepa...- cortó su oración-.

– ¡Oh! Aunque lleva un largo tiempo guardado, así que estará desaliñado. ¡Pero no es nada difícil!- dijo otra sirvienta-.

– Sí, podemos arreglarlo inmediatamente.-afirmó otra-

–¿Ese vestido? ¿No estaría fuera de moda?- indagó la joven Lady-

–¡Ah! ¿Qué dice? Ese vestido tiene un modelo que nadie posee.

– ¡Usted implantaría esta nueva moda!

– Además, es muy ostentoso. Lo creo perfecto para la ocasión, Señorita.

– Así que eso piensan.- la comisura de los labios de Emily se levantaron ligeramente- Se ven bastante animadas.

– ¡Claro que sí! Nuestra señorita regresará a la sociedad.

– Está bien, preparen el vestido de inmediato. Julia -se dirigió a la encargada del joyero- busca accesorios que se adapten al vestido; Claudia prepara el baño y Dianne necesito que hagas un encargo.

Recibió una afirmación de todas, casi al unísono.

El vestido había sido diseñado por Emily a sus 7 años, y Esteban lo envió a confeccionar a la medida de una joven dama como regalo para su mayoría de edad. El vestido era extravagante, colores tranquilos lo predominaban pero los detalles dorados hacían un bello contraste. Era estilo Evyāle Vensouth (Semejante a Robe a la Polonaise) con pannier (mereñique) bastante pomposo y varias cintas y lazos. Los distintos tonos de rosado y los detalles y accesorios dorados le daba una vista de riqueza y buen gusto. Para una fiesta donde se planeaba ridiculizarla, era la mejor opción.

El difunto joven maestro había sido muy oportuno al encargar el vestido de una talla más grande, como resultado encajó perfecto en el agraciado cuerpo de Emily.

Había sido peinada con un "bun" (cebolla). Esto la hacía lucir más elegante y su flequillo que casi siempre iba colocado cubriendo la parte derecha de la cara de Emily -parcialmente- había sido peinado de manera que cubriese toda su frente, dejando solo un pequeño estrecho trazado justamente en el medio.

Las joyas que Julia había escogido consistían en una tiara dorada y 3 grandes y vistosas gemas de Kunzaíta rosa, y , además, un par de pendientes de los mismos materiales. Julia se acomodó los lentes con orgullo tras recibir elogios de Emily.

Habiéndose terminado de preparar, Dianne entra a la habitación y le entrega a Emily el encargo que ella precisó. Emily revisó el interior del pequeño cofre y asintió con la cabeza.

– Bien, gracias a todas. - y salió de la estancia-

Emily había llegado al vestíbulo, donde su padre le esperaba:

– De haber sabido que estarías tan hermosa me habría preparado un poco más.

– No te preocupes, padre. Preparé esto para ti -dijo ella y le entregó el pequeño cofre-.

El dichoso encargo consistía en un par de gemelos que combinaban con el vestido de Emily.

– Has pensado en todo. Igual a ella.

– Ese es un gran elogio. -le sonrió- Apresurémonos.

Tras colocarse los gemelos con ayuda de un sirviente, le ofreció su brazo a Emily y se dirigieron al exterior, donde el carruaje les esperaba.

...

EmilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora