27. MIEDO

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Los ojos de la mujer brillaron con fuerza apenas nombré a Felix. Su sonrisa se abrió de gran manera y curiosamente, el ambiente dejó de sentirse tenso.

—Mi niño —murmuró—. ¿Cuáles son sus nombres? —nos preguntó.

—Hwang Hyunjin.

—Hwang _____.

El jadeo exasperante de la mujer, nos sorprendió. Parpadeó mostrándose aún más sorprendida, preparándose para hablar:

—Un gusto conocerlos finalmente —suspiró—. Mi niño, siempre los tenía presente —dijo, mirándonos ahora con seriedad—. Supongo que la razón de su visita es porque han encontrado su diario.

Asentí automáticamente.

La mujer respiró profundo colocando sus manos sobre el escritorio, entrelazando sus propias manos, mientras nos encerraba en un silencio desesperante; vacío de respuestas, pero lleno de preguntas.

—Antes de cualquier otra cosa, me veo en la obligación de decirles que el doctor que estuvo analizando el caso de Felix, murió hace unos años, en un accidente.

Hyunjin y yo nos miramos. Me sentí enmudecida, sin saber qué decir. La realidad es que no sentí un gran desconcierto por la noticia debido a que era Suzy quien nos decía de aquello y no una persona que no tenía nada que ver con ellos, sin embargo, tampoco pude pasar de largo la idea del como tomaría la noticia Felix, pues al final de cuentas, estas dos personas se habían vuelto muy cercanas a él.

—¿Qué es exactamente lo que los trae aquí? Lo último que supe de Lix, es que continuó estudiando.

La pregunta de la mujer me sacó de mis pensamientos. Realmente se veía demasiado entusiasmada por saber sobre Lix. Sus ojos lucían mucho más brillantes, con destellos azules más prominentes que cuando recién la vimos por primera vez.

—Le contaré lo ocurrido en un resumen muy corto —informé, tomando aire—. Felix y yo íbamos a casarnos, ambos entramos en crisis. Rompimos nuestro compromiso y Felix se terminó sometiendo a un extraño tratamiento de meses para combatir su alexitimia, él ahora sonríe, pero me siento completamente extraña cuando lo hace porque sé que está sufriendo, no me lo quiere confesar y me gustaría saber, ¿Qué fue lo que ocurrió con él durante su tratamiento en este lugar? Tal vez eso pueda ayudarme a ayudarlo.

La muda ahora fue Suzy. Sus labios se separaron sutilmente, dejando en claro, la sorpresa que generaron mis palabras.

—¿Iban a casarse?

Asentí. Recibiendo una sonrisa brillante de su parte, que luego disminuyó su intensidad a una mueca.

—¿Qué los llevó a terminar el compromiso? —indagó.

—Como le mencioné antes, yo entré en una desesperación porque mi relación con él era escasa de muestras de cariño, en sí, fui yo la que le provocó una crisis de identidad que terminó relativamente mal.

—¿Sabes que el problema de Lix es difícil de tratar porque el trauma es completamente desconocido? Básicamente, es un problema sin raíz para extraer.

—Ahora lo sé —asentí—. Ahora entiendo perfectamente que me equivoqué y por eso quiero remediarlo.

—Bien —suspiró, levantándose de su lugar.

Suzy caminó hasta la gaveta cercana, sacando de esta una carpeta blanca. Caminó de vuelta, sentándose con la mirada en las hojas, mirándolas con detenimiento.

—Cuando Nayeon trajo a Lix, él tenía trece años —mencionó, sacando una hoja, dejándola en la mesa en nuestra dirección—. Cuando llegaron, ambos concordaron que la alexitimia comenzó a los cuatro años y ambos también coincidieron en el hecho de que aquello literalmente ocurrió de la noche a la mañana.

MANNEQUIN || LEE FELIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora