43. AMAMÉMONOS HOY, LO ABORRECEMOS MAÑANA.

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—Entonces, ¿De qué se trata la denuncia?

Finalmente, Los Lee y yo habíamos terminado de completar la carpeta de pruebas en contra de Yoon. El señor Lee y la Señora Lee se armaron de valor y le hicieron una visita a los abuelos para contarles todo: tanto del trauma de Lix, como el maltrato en contra de Ha-neul. En un principio, el abuelo se puso reacio a aceptar lo escuchado, no obstante, gracias a la abuela pudo aceptar que su vida no era completamente perfecta. Fue en esa misma tarde que los abuelos dieron luz verde la matrimonio Lee para que pudieran proceder con la demanda, bajo la promesa de que el abuelo no moverá sus influencias para ayudar a los Bae. Tal como lo pidió Nayeon, mantuve la emoción y la felicidad encerrados en mi cabeza para no decírselo a su hijo menor, pues fue clara al pedírmelo, bajo la justificación de que no quería que su hijo se obsesionara con las actualizaciones del caso y honestamente, opino lo mismo.

Por otro lado, las cartas estaban siendo más rutinarias de lo que creíamos iban a ser. Felix lo mantuvo en secreto porque no quería preocuparnos con eso, pero para su mala suerte, lo terminé descubriendo. A través de algunas de éstas; descubrí que Yoon se enteró del internación de Lix en la clínica por la recuperación de sus recuerdos, sin embargo, él no tenía ni la más remota idea de que estábamos planeando su encierro en la cárcel. Me aproveché de la situación y persuadí a Lix para que me diera las cartas, evitando a toda costa que las leyera. No podía permitirlo, me era enervante saber que las palabras redactadas eran todas crueles e insensibles.

Adicional a ello, pedí el consejo profesional de Suzy, le planteé el problema de Yoon y me dio la esperanzadora respuesta de que su situación ya no era fácil de controlar, significando así; un peligro para la sociedad. Por lo tanto y con la pruebas suficientes, Bae ni siquiera se libraría de quedarse encerrado en un psiquiátrico. Por supuesto, tuve la palabra de la doctora Im y me prometió que rechazaría por completo, la posible introducción de Yoon a su clínica.

Me encantan los finales felices y el de Yoon, seguramente será mi favorito.

Nayeon junto a su esposo, entregaron las copias de las pruebas y plantearon los hechos a la oficial de policía. La mujer nos miraba entre ratos y luego bajaba la mirada a las pruebas, frunciendo el ceño, mostrándose desconcertada. Probablemente, a ese punto, estaba viendo las fotografías de Ha-neul.

—Bien, procederé a realizar los trámites de la demanda —anunció, levantándose de su silla.

Los cuatro suspiramos al mismo tiempo, sintiendo como se desvanecía el peso enorme similar al de una roca sobre nuestra espalda. Habíamos corrido con la buena suerte de ser atendidos por la agradable mujer, en lugar de alguno de los obstinados oficiales.

—Siento que voy a desmayarme en cualquier momento —murmuró Minho, tomando la mano de su mamá.

—Vayan afuera los dos, nosotros nos quedaremos, si los necesito, les llamaré.

Minho me vio y ambos asentimos. El ambiente tenso fue reemplazado por el aire helado del exterior. Las temperaturas comenzaban a bajar y amenazaban con la llegada de la nevada en cualquier momento.

Vimos cercana, una banca a la que le daban los rayos del sol. Ambos coincidimos y nos acercamos a esta, sentándonos uno al lado del otro, con el calor de la gran estrella golpeando a nuestros congelados cuerpos.

—¿Has recibido noticias de Ha-neul? —pregunté, terminando con el silencio.

—Ella ha comenzado a llamarme todas las mañanas, me dijo que quería mantenerse al tanto de lo que ocurría por aquí, también me dijo que su novio está viviendo con ella, así que no está sola.

—Me alegra saberlo.

—Lo mismo digo —respondió—. Oye, _____.

—Dime.

MANNEQUIN || LEE FELIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora