15. DECLARO LA GUERRA EN CONTRA DE MI PEOR ENEMIGO QUE ES: EL ABUELO.

1.9K 181 77
                                    

No tengo palabras.

Para mi gran sorpresa, las cosas salieron bien. Inesperadamente, Felix se comportó territorial, sin embargo, después de que Seung le aclarara nuestra amistad, pudo bajar la guardia tranquilamente.

Agradecí al niño bonito por haberme hecho caso y no hacer sentir mal a Felix con comportamientos extraños hacia él. Básicamente, Seungmin se encargó de no tocar el tema del problema de Felix con los sentimientos y por primera vez, vi a mi pecoso estar en calma con alguien que apenas acababa de conocer.

Bajo la promesa de compartir el almuerzo en la universidad, Seungmin se despidió de nosotros y se fue primero, sin esperar a que yo lo llevara de vuelta, quedando así, sólo Felix y yo.

Ambos decidimos dar un paseo por los alrededores del parque cercano, tratando de pasar un poco más de tiempo juntos antes de volver a nuestros hogares.

«¿Esto cuenta como primera cita?».

—Lo lamento.

Levanté la mirada, colocándola en el rostro de Felix. Él se mantenía observando mi anillo, mientras presionaba sus labios, pensativo.

—¿De qué te disculpas? No has hecho nada —me detuve.

Felix detuvo sus pasos a la par. Tomó mi mano, abrazándola con la suya. Su mirada se veía brillante, pero la luz en sus ojos no era por mera felicidad.

—Lamento que tuvieras que traer a Seungmin sólo por mis inseguridades... También lamento que tengas problemas por mi culpa... ¡Bah! Incluso lamento que no puedas sonreír conmigo como lo haces con la demás gente, no sé siquiera por qué sigues dispuesta a casarte conmigo si no puedo hacerte feliz.

Las palabras llegaban una por una a mi cerebro. Estaban volviéndose complicadas de codificar en algunos momentos. Mis mejillas comenzaban a calentarse y el toque de sus manos en las mías perdió fuerza cuando mi silencio se alargó. Antes de que pudiera alejarse por completo, tomé la mano que vestía el anillo y repasé con mis yemas la textura de su suave piel, sintiendo una corriente en mi columna por los nervios que me generaba.

—No estés tan seguro de que no me haces sonreír —dije, mostrando una curva en mis labios, sin atreverme a verlo—. Además, nadie hace latir mi corazón como lo haces tú, nadie me motiva a salir de mi zona segura como lo haces tú... ¡Diablos Felix! ¡No amo a nadie como te amo a ti!

Mi cerebro reaccionó a las palabras dichas. Sentí un nudo instalándose en mi vientre como consecuencia de mi explosiva confesión. Mis ojos pelones veían a los contrarios con miedo. La búsqueda de una respuesta se volvió completamente imposible una vez que Felix se quedó callado. Luego, para gracia o desgracia mía, el teléfono de mi prometido sonó, interrumpiendo nuestro momento. Fui testigo de como su frente se frunció en cierta molestia cuando observó el nombre en la pantalla. Era la misma reacción que había tenido en varias ocasiones anteriores, las mismas que tuvo cuando estuvimos distanciados.

«Tiene que ver con Jeon».

La llamada se volvió insistente a pesar de que Felix la colgó. Le toqué el codo y le di un asentido a modo que le permití contestarla por sobre mi presencia. Lix suspiró derrotado y finalmente respondió cuando nuevamente la llamada volvió a realizarse.

—Diga... Estoy ocupado, abuelo... No, no tengo tiempo para esos juegos... Por supuesto que es más importante que lo que me pides...

La voz de Felix era oscura, sonaba molesta en cada respuesta dada. Me sorprendió en demasía la manera tan fresca en la que respondía secamente al hombre poderoso como lo es su abuelo. Me puso la piel de gallina cuando la mandíbula del pecoso se tensó y ambas líneas dentales se vieron presionadas entre sí.

MANNEQUIN || LEE FELIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora