Norm es bendecido con una hija que le cuesta querer al principio, pero después de que Eywa le da la seguridad que tanto necesitaba este se convierte en un padre ejemplar para Shafira.
Cambios drásticos en el cuerpo de la niña hacen pesar que ella p...
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Al día siguiente, Shafira se encarga pacientemente de recortar grandes trozos de queso para hacer un sándwich para Neteyam; se encargó de ponerle una tarea a Spider para que no ande de usmeon y no quiera ir con ella.
Buscó su Exoequipo y se llevó una reserva solo por si acaso, justo cuando abría la gran puerta de metal alguien carraspeó detrás de ella.
la morena maldijo en sus interiores y se dió media vuelta encontrándose a Max con su botellita de agua mirándola.
–Donde vas? –pregunto el grandote.
La niña sonrió de la manera mas tierna que sus células faciales se lo permitieron antes de responder.
–Es que quería hablar de unas cosas con Kiri y lo tenemos que hacer a escondidas por que son cosas muy femeninas... –Max arrugo una ceja– como las hormonas y que ella esta enamorada de Spider y de mi periodo que no va a tardar en llegar y van a tener que hacerme una gran fiesta por transformarme en mujer.
Max se mantuvo serio, rígido como una roca. Cosa que le sorprendió a la niña. – Y por qué tan temprano? El sol te puede hacer mal.
–Max no soy como Spider, ya soy negra.
el mayor soltó una risa y tras un arreglo de confidencialidad organizado por la niña, este la dejo ir.
La pequeña corrió hasta aquella puerta que separaba el lugar de donde ella dormía a lo que ella identificaba como un hogar: el bosque.
Ella se entristeció un poco al no ver a Neteyam esperándola, pero pensó que tal vez estaba en camino, así que se adentró al bosque.
Saltó algunos troncos y se hamaco en algunas lianas hasta que vio una cola azul colgar de una rama arriba de ella. Pronto descubrió que Neteyam estaba durmiendo allí arriba y la pequeña no se le ocurrió mejor idea que tirar de su cola.
Ante esto, el pobre chico salto de la rama tan cómoda en la que estaba descansando, cayendo indefenso al duro suelo en un golpe seco. La morena continuó riéndose hasta que se sentó a un lado de las costillas de Neteyam.
Este abrió un ojo para mirarla con un poco de rencor, hasta que vio la sonrisa en los labios de su amiga y a este también se le salió una risita.
–Hola grandote. –dijo la niña. –Dormiste un poco?
Este atisbo una risa mientras se sentaba apoyando sus brazos detrás de el, quedando ahora una media cabeza mas alto que su amiga.
