Norm es bendecido con una hija que le cuesta querer al principio, pero después de que Eywa le da la seguridad que tanto necesitaba este se convierte en un padre ejemplar para Shafira.
Cambios drásticos en el cuerpo de la niña hacen pesar que ella p...
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Shafira Spellman.
-Puedes hablar conmigo. No te cierres.
Las caricias de Neteyam sobre mi rodillan me ayudaban a respirar con más tranquilidad. Ambos estábamos encerrados dentro de la tienda de la Tsahik, tomándonos nuestro tiempo para conversar.
Levanté mi mirada, para verlo mejor. Sus ojos seguían un poco hinchados de llorar, con sus mejillas más azuladas de lo común.
-Ven conmigo -Insistió. Mentiría si dijera que la idea era de lo mas tentadora, pero algo dentro de mi me impedía ceder- yo se que es difícil pero es solo un tiempo...
-Exacto. Es solo un tiempo; no puedo dejar a mis padres aquí, a mi familia.
Neteyam sostenía su mirada lastimosa, mientras jugaba con sus dedos. Ninguno de los dos quería separarse, pero la culpa me carcomería toda la vida si dejó a mis padres allí.
Escuché a mi compañero sollozar, no era sorpresa que estuviera llorando. Neteyam era muy sensible respecto a varias cosas, de nosotros dos era el que más lloraba y mas afligido se veía. Acaricié sus hombros, inclinándome para que el acercara su cabeza a mi pecho, descansándola ahí.
-No quiero dejarte sola.
-No estaré sola, mis padres, Mo'at y Epewin me acompañaran. No es lo mismo que tu compañía pero hará que me distraiga.
Claramente no era lo mismo. Pero yo tenía que ser la fuerte en esta situación; el se veía muy sensible por esto, dejar su hogar no era nada fácil. Podía entender la decisión de Jake, un poco, se que no era un cobarde como Lo'ak decía, el solo quiere proteger a lo que más ama.
Pero yo no formo parte, y no puedo seguirlos.
-Ya no llores -Acaricie las trenzas bien forjadas de Neteyam, sintiendo su respiración acelerada- vas a estar bien, yo voy a estar bien.
El pego su cara a mi pecho, resignándose al hecho de tener que irse. Se sentía abrumado y un poco desacompañado, y claro que lo entendía.
-Cuando vuelvas, vamos a volar con Ivol y Tìlí -Sonreí ante aquel bello recuerdo- y vamos ir a la reserva a hablar en el césped, y vamos a hacer nuestras trenzas mutuamente.
-Como una cita?
Sonreí cuando el se despegó de mi, mirándome con sus hermosos ojos brillantes. -Como una cita...
