Norm es bendecido con una hija que le cuesta querer al principio, pero después de que Eywa le da la seguridad que tanto necesitaba este se convierte en un padre ejemplar para Shafira.
Cambios drásticos en el cuerpo de la niña hacen pesar que ella p...
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34 días después. Bosque de pandora. 1974.
El bosque estaba apagado, la gente se veía desanimada. Todos trataban de prepararse para el próximo ataque de la gente del cielo. El nuevo Olo'eyktan era mas simpatico y se relacionaba con todo el pueblo, cosa que animaba a la gente. Excepto a una.
La primera semana fue dura, pero los 27 días restantes lo fueron el doble. Parecía que conforme el tiempo que pasaba, mas pesado era para Shafira.
Epewin y sus padres se preocupaban por ella, verla tan desanimada no era común. Y si, a todos les había dolido que los Sully se hayan ido, pero lo superaban poco a poco. Sin embargo, Fira había dejado su alma irse con el último contacto que tuvo con Neteyam, como si el se la hubiera arrebatado por completo.
Mo'at era aquella única persona que la entendía. Ademas de saber lo que realmente pasaba, sabía como se sentía tener que dejar ir al amor de tu vida, y aún que Shafira no lo había hecho para siempre, uno nunca sabe cómo podrían salir las cosas.
-Vamos fira, es tu actividad favorita!
Shafira hizo caso omiso al optimismo de Epewin, que le insistía salir a dar una guardia por el cielo.
-No voy a ir, epewin.
-Pero tienes que salir un poco, actividad colectiva dijo Tarsem. Recuerdas?
El cerebro de Shafira se quemaba con cada palabra chirriante de Epewin. Cada persona que le hablaba parecía gritarle con voz aguda, haciéndolo insoportable. Ya había peleado con Epewin por ser tan insistente, y no quería volver a hacerlo, así que solo se giro en su hamaca dandole la espalda.
Su amiga suspiro antes de dejarla sola. Ya había hecho suficiente para animarla y su actitud resentida empezaba a cansar un poco a todos.
La menor se habría quedado en su hamaca un tiempo más, de no ser por la voz de los insoportables guerreros que llegaban de una caza exitosa, o eso suponía Shafira, ya que no parecían parar de festejar y victoriar.
