16. Inicio de clases

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Esme

A la mañana siguiente me levanté gracias a que siento una mirada penetrante sobre mí. Al abrir los ojos pude ver a Draco acostado en la misma cama que yo con sus hermosos ojos azules fijos en mi

-Buenos días- dijo sonriendo- ¿cómo dormiste?-
-Como un bebé- dije de la misma forma- debo de admitir que tu cuerpo es realmente muy cómodo-

Antes de que pudiéramos decirnos más cosas Molly entró a la habitación alterada exclamando «apúrense que llegaremos tarde» para después dejar que nos cambiáramos y bajáramos las escaleras.

Para cuando llegamos a la mesa todos nos sentamos algo apretados, pero tampoco había mucho que hacer ya que apenas teníamos el tiempo suficiente para desayunar.

Antes de salir Draco miró todo con detenimiento y fuera de lo que todos pensábamos que haría decidió elogiar lugar diciendo que se ve "lindo y acogedor" (palabras literales por si alguno no lo cree) haciendo que mi corazón se derrita. El Draco de hace unos meses no hubiera dicho eso. Realmente está cambiando.

Besé a Draco con ternura ante las miradas asqueadas de Ron, los gemelos Weasley, Ginny y Harry, pero poco me importó. Él se había merecido ese beso en recompensa por su cambio

-No coman frente a los pobres- dijo Fred amargado
-El que nadie se fije en ti no es mi culpa- dije sonriendo socarrona- es tuya que no haces nasa con tu vida-

Todos gritaron un gran «Uhh» ganándose un chisteo de parte de Molly quien pocos minutos después se volvió a girar hacia atrás para avisarnos que ya llegamos a la estación de King Cross y que si no apresuramos el paso llegaríamos tarde.

Al ya estar dentro del andén ¾ vimos a la mayoría de alumnos en fuera del tren, la otra mayoría dentro disfrutando de las charlas entre sus amigos.

Después de que todos nos hayamos despedido de los Weasley nos dirigimos en busca de Hermione y cuando la encontramos subimos al tren para después ir directo a Hogwarts donde nos espera una nueva aventura.

De repente las palabras de Lucius hace unos meses llegaron a mi cabeza como una especie de recordatorio horrible que hizo que mi corazón se achicara. Por suerte había tomado la sabia decisión de hablar con Snape y este había hablado con Dumbledore quien asignó protección a Draco y por ende a mí, por lo menos hasta que nos tuviéramos que separar e ir a nuestras salas en común.

Mediante el expreso se va acercando mi corazón se acelera y para cuando llegamos a las afueras de Hogwarts late tan rápido que creí que en cualquier momento caería desmayada y que mi corazón se rendiría.

Por suerte eso no pasó y logré llegar hasta la balsa que nos llevaría sana y salva, pero hay un pequeño problema con el espacio. Estos últimos meses gané algo de peso (como es obvio) así que no hay lugar para mi yo de ahora quien no es precisamente delgada.

Draco pareció darse cuenta de eso y amablemente me ofreció sentarme sobre sus rodillas. No me quedó de otra más que aceptar ya que si no llegaría muy tarde por tener que caminar.

Al ver que estoy completamente avergonzada e insegura de mí misma el antes mencionado no paró de darme ánimos diciéndome cosas bonitas que subieron un poco mi autoestima.

Al llegar al colegio Harry me ofreció su mano para que pudiera levantarme al igual que Malfoy quien ni bien sus pies tocaron el suelo volvió hacia mí para abrazar mi cintura protectora y celosamente. Varios chicos de primero, segundo y hasta tercero me echan un ojo.

Caminamos unos pocos kilómetros (que para mí fueron eternos) hasta que por fin llegamos a las mazmorras donde Hogwarts se alza con poder sobre la gran montaña y la luz del sol se refleja en este.

𝓔𝓶𝓫𝓪𝓻𝓪𝔃𝓪𝓭𝓪 𝓭𝓮 𝓾𝓷 𝓲𝓭𝓲𝓸𝓽𝓪 |𝓓𝓻𝓪𝓬𝓸 𝓜𝓪𝓵𝓯𝓸𝔂|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora