Había supuesto algunas cosas.
Sin embargo, fue tan desprevenido saber que Tony no había experimentado con otra persona de su género. Tenía muchas dudas al respecto, pero no quería indagar en algo que podría no gustarle escuchar.
—La madre de Harley fue mi última relación. —susurró Tony todavía entre sus brazos—. Criar a un niño siendo solamente yo y mis irresponsabilidades... parecía imposible al principio. —contó recordando los primeros años y todos los líos que había hecho—. Luego, creo que me acostumbré a estar solo.
Oh, mierda.
Sentía un poco de remordimiento al haber sido tan brusco.
—Hasta que apareciste en nuestras vidas y pusiste mi corazón en problemas. —rió Tony mirándolo con cariño—. Desde el comienzo sabía que contigo sería diferente, Steve.
«Demasiado inocente»
Recordaba aquel rostro que vio por primera vez en el bosque y los iris chocolates que jamás lo vieron con indiferencia.
Quería atesorarlo.
—Déjame cuidarte. —pidió Steve sin poder evitarlo, juntando sus frentes.
Tony asintió sonriente, volviendo a besarlo.
«Soy tan egoísta» pensó el soldado, sabiendo que las manos que tocaban la inmaculada piel del castaño estaban manchadas con sangre de múltiples personas inocentes. Quizás, tan buenas como Tony o Harley.
Sin embargo, jamás le había importando las vidas de sus objetivos. Hasta ahora.
—Te voy a proteger. —declaró más para sí mismo.
Jamás permitiría que las vidas de las dos únicas personas que lo habían tratado con cariño por primera vez en su vida, sean lastimadas. Aún cuando seguía siendo tan codicioso, Steve haría hasta lo imposible para que sean intocables.
Sería su promesa.
Se habían cambiado y arreglado.
Steve veía desde una esquina de la cocina como Tony intentaba cocinar bajo su vigilancia, todavía eran tempranas horas de la mañana.
—Me estás poniendo nervioso. —dijo el castaño mientras se movía por la alacena.
El soldado sonrió de lado.
—Ya te dije que tengo una pequeña obsesión contigo. —declaró con los brazos cruzados y sin moverse de su lugar.
—¿Pequeña? —bufó Tony volteando a verlo y acercándose hacia el rubio—. Yo diría que es una enorme obsesión. —bromeó.
Steve se encogió los hombros y lo sostuvo de la barbilla, acercando sus rostros para besarlo.
Sus labios se movieron al compás como si se conocieran perfectamente. Steve bajó sus manos hasta la cintura del castaño para rodearlo con habilidad.
Jamás se cansaría de besarlo.
—¿Papá..? —preguntó la voz infantil de Harley ladeando la cabeza al verlos—. ¿Por qué estás besando a Steve?
Tony se separó de los labios del soldado y quiso apartarse, sin embargo Steve no sé movió en lo absoluto. Hace unos segundos había escuchado como Harley se había levantado del sofá e iba hacia su dirección.
—Eh... yo...
—Me gusta tu papá. —declaró Steve apretando el agarre y guiñando el ojo a Harley—. ¿Podrías compartirlo conmigo? Te daré dulces a cambio.
Al niño se le iluminó la mirada y asintió varias veces con la cabeza.
—¡Está bien! Pero, tienes que quererlo tanto como yo. —dijo Harley jalando su cobija y yendo hacia la pareja para abrazarlos—. Hmm... ¿Podrías darme los dulces ahora, Steve? Es que tengo hambre.
Tony escondió el rostro en el cuello del soldado y se rió de forma encantadora.
—A-Ahora haré el desayuno, chicos.
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Inverno
FanfictionEn una fría noche de los días de invierno, Steve está lastimado, traicionado y sin motivos para seguir luchando. No obstante, es encontrado por un pueblerino junto a su hijo que le ofrecen refugio para su impasible corazón. Historia corta, publicad...