Capítulo quince.

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Podía observarlos desde lejos.

En un bar, viejo y desgastado. Thor Odinson junto a dos oficiales bebían en una de las mesas alejadas del lugar. Su conversación era torpe y penosa.

«Tuve que darle una excusa creíble a Tony para venir al pueblo» pensó Steve sin dejar de mirarlos desde una distancia prudente. Pronto iba a anochecer, debía actuar rápido.

—...no lo entiendo. ¿Qué le ve Tony a ese hombre? —preguntó Thor con la lengua enredada y bebiendo de un trago un vaso de cerveza—. Es un imbécil.

—Hermano, para gustos hay colores. —respondió uno de los oficiales dándole una palmada de apoyo—. Había imaginado que Stark no volvería a estar con alguien más, luego de la señorita Potts.

—Cierto, todo el pueblo se enteró cuando fue dejado. —dijo el otro.

Steve apretó los puños, impaciente.

El lugar era muy concurrido para hacer una escena. Debía esperar que aquellos hombres salieran del bar para poder interceptarlos. Sin embargo, el sol estaba escondiéndose y no tenía el tiempo suficiente para esperarlos.

Aunque, con un solo día podría hacer un trabajo perfecto.

—Se llamaba Steve, ¿no? —murmuró Thor cabizbajo—. Sentí por un momento que iba en serio.

—Vamos, no seas paranoico. ¿En serio, piensas que va a venir a asesinarte?

«Por supuesto» pensó Steve haciendo una mueca.

Nunca antes había dejado una advertencia a una persona, mayormente solo desaparecía las cosas que le molestaban. Nunca, había dado una segunda oportunidad.

—Mira, si están tan preocupado. —propusó uno de los oficiales—. Puedo abrir un caso, solamente porque eres amigo nuestro. Aunque, no procese puede mantenerte tranquilo por si sucede algo. ¿Eh?

—Gracias, hermano.

Steve rodó los ojos.

No le importaba lo que sea que hicieran, tenía la suficiente experiencia para desaparecer a alguien sin sospecha alguna. Había vivido por años, cumpliendo las órdenes de asesinar personas que sean una molestia para la Organización.

No era nada fuera lo común para él.

No obstante, observó el cielo y como estaba oscureciendo. Si seguía con su plan, iba a llegar tarde a la casa. Un pequeño flashback de la ocasión que llegó en la madrugada apareció en su mente.

—Mierda. —gruñó, recordando los rostros tristes de Tony junto a Harley cuando lo esperaron despiertos durante toda la noche.

Volvía a mirar a los tres hombres.

¿Cuál era más importante?


[...]

—¿Por qué te demoraste tanto? —preguntó Harley sentado en la mesa con una mejora notable—. Mi papá estaba mirando el reloj como un loco.

Steve acarició la cabellera castaña como saludo.

—Perdona, me perdí un poco.

«Los elegí a ustedes» pensó, levantando la vista y notando como Tony estaba terminando de cocinar la cena. Al parecer había llegado a tiempo, luego de abandonar su plan sobre desaparecer a aquel molestoso Thor Odinson.

Quizás, estaba volviéndose un poco blando.

—Ya casi termino. —avisó Tony con una sonrisa y una espátula en la mano—. Siéntate, hice hamburguesas.

El soldado alzó una ceja.

—¿Qué celebramos? —preguntó, acomodándose al lado de Harley.

—¡Yo pregunté lo mismo! —exclamó el niño con diversión—. Ojalá, está vez no salgan quemadas.

—¡Harley! —regañó Tony con las mejillas rojas.

Steve sonrió de lado y pellizco una de las mejillas del infante.

—La comida de tu papá es deliciosa y lo mejor que he probado en mi vida. —dijo mirando al castaño de reojo—. Casi tanto como él. —molestó escuchando Tony ahogaba una exclamación.

Había tomado la mejor elección.

Estar junto a Harley y Tony se habían vuelto su prioridad, cada día era más evidente. Ser consciente de lo mucho que estaban cambiando e interfiriendo en su vida, le hacía darse cuenta que quizás, siempre había necesitado de ellos.

De una pequeña familia.



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