Capítulo veinte.

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No le quedaban muchas fuerzas para continuar.

Había caminado por varios minutos, perdido entre la vegetación del bosque, mirando de un lado a otro buscando cualquier rastro de las personas que ansiaba ver. ¿Dónde estarían? Steve se encontraba más desesperado de lo que podía imaginar.

«¿De verdad, están vivos?» se volvió a preguntar, arrastrando sus pies.

La adrenalina había desaparecido por completo de su cuerpo, siendo reemplazado por el cansancio y la aflicción de haber llegado a los límites de todas sus capacidades.

—Mierda. —dijo Steve golpeándose contra la corteza dura de un árbol y tambaleando hacia atrás.

Estaba exhausto.

Sin embargo, no iba a rendirse hasta encontrarlos. Su impasible corazón había sido transformado en una caja llena de emociones, incapaces de controlar. ¿Dónde estaban? Se volvió a preguntar con más desespero.

El miedo se iba instalando en su garganta.

¿Se habían ido por la carretera como quedaron? ¿Fueron interceptados por otros soldados? ¿Estaban realmente vivos? Steve nuevamente se tambaleó con las dudas golpeando contra su pecho.

—Ugh... —musitó cayendo estrepitosamente al suelo.

Finalmente, había colapsado.

Cada parte de su cuerpo dolía como el infierno, sintiendo sus músculos agarrotados y exhaustos al haber llegado al límite de lo soportable. Hasta notando como sus latidos se desaceleraban debido a la cantidad de sangre que había estado perdiendo todo este tiempo.

«Maldición» fue lo único que pudo pensar con frustración.

Si hubiera aguantado un poco más, podría seguir buscándolos. Si hubiera sabido que estaban con vida, no habría peleado tan descuidadamente.

Entonces, no estaría agonizando.

Otra vez.

Steve cerró los ojos, apretando la mandíbula con vigor y juntando las fuerzas que le quedaban para levantarse. Aún si tuviera que romperse los huesos intactos que le quedaban, lo haría.

Por ellos, era capaz de cualquier cosa.

—¡Harley, no corras! —exclamó una voz no tan lejana—. ¡Todavía, sigue siendo peligroso!

Steve abrió los ojos al reconocer la voz en medio de la oscuridad y sintiendo su corazón latir errático cómo si volviera a la vida.

—¡Vi algo por aquí, papá! —respondió la voz de un niño acercándose—. Deben haber matado un animal...

El soldado sonrió, sintiendo un ligero de javu.

«Ellos me volvieron a encontrar» pensó, recordando aquella noche tan parecida a la de hoy dónde justamente había escuchado la conversación de un padre junto a su hijo, mientras estaba al borde de la inconsciencia.

Había sido salvado ese día.

—Oh... —ahogó una exclamación Harley al llegar a la figura de un hombre caído en la nieve—... ¿papi?

Steve alzó el rostro, sintiendo la vista nublada. Viendo la hermosa imagen de un niño con las mejillas rojas por el frío.

—Mi niño. —respondió con la voz ronca.

Al instante, escuchó los llantos inconsolables de Harley mientras corría hacia sus brazos y se aferraba a su pecho con fuerza, balbuceando lo asustado que había estado sin él. Las manos de Steve tocaron levemente el cuerpo del niño, experimentando una calma infinita al saber que estaba bien.

A su lado y sin ningún rasguño.

—¿Steve? —dijo una voz ahogada.

Unos ojos chocolates se alzaron frente a él, viéndolo como la primera vez que se conocieron. La mirada más hermosa que había visto y que nunca pudo resistirse a ella.

—Tony. —llamó con un nudo en la garganta—. Cumplí mi promesa.

El castaño sonrió, envuelto en lágrimas y corriendo para abrazarlo de igual manera que su niño. Ambos, padre e hijo se acurrucaron a cada lado de Steve. Escuchando los latidos de su corazón y agradeciendo que haya vuelto con ellos.

Con su familia.

Había conocido el amor, el afecto y ese sentimiento de pertenecer a un lugar por primera vez en su vida. Había cambiado de tantas maneras y siempre estaría agradecido de las dos únicas personas que convirtieron su caótica existencia en una que merecía vivir sin ataduras.

—Volvieron a salvarme. —murmuró Steve mirando al cielo y viendo la nieve volver a caer—. Son y serán lo mejor que me ha pasado en mi vida.

Jamás iba a olvidar aquel invierno.

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Nota de autor: 

FIN💕 Un corto final, recordando donde comenzó todo y también terminó. Nuestro temible Capitán Hydra ha encontrado los amores de su vida y no volverá a separarse de ellos. ¡Gracias por todo!

InvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora