Choque entre perras

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Miro a Tolkien y le sonrió con sus dientes de conejo y este le devolvió la sonrisa de una manera menos exagerada. Amaba a Damián con su alma, y amaba ver cómo los integrantes de la maldición también se relacionaban con él, ver sus interacciones tan únicas y personales. Estaba ansioso por ver como serian los próximos por venir.

Era morboso y exitante para ambos, y realmente le gustaba complacerlo siendo meloso con sus compañeros, él si les tenía estima y aunque no tanto como para tener una relación seria con ellos, les agradaba.

– Cómo pasaron la noche, ¿Hay algo nuevo? ¿Qué hizo Estella? Ella siempre hace un trabajo espectacular, tiene está visión femenina que ninguno tiene. -

Después de despedir a Damian el negro volvió a su anterior posición acabando con su Habano, desechando el resto en la basura pues Estella probablemente lo mataría si ensuciaba su creación, ya dedicándole atención al pelirrojo empezó a conversar con él.

– Todo bien, lo único nuevo de los prometidos fugitivos es que parecen estar reuniendo "amigos". -

Chasqueo la lengua con una leve sonrisa, le parecía un intento patético de evitar que el hijo del diablo arrastre sus almas.

–No puedes culpar a la presa por querer vivir Black. Ellos se aferran a lo que la religión imparte, la fé, Siempre es lo último que se pierde. -

Ríe y se pasea por la sala de estar. No iba a fumar, le parecía un olor desagradable y un sabor amargo, él era más de lo dulce.

– Qué estupidez. -

Se cruzó de brazos, ¿de qué les servía la fe ahora?, eran simplemente unos idiotas, ya habían caído en la trampa por mucho que trataran de escapar, solo terminarían lastimando a sus seres queridos. Aunque entendía que quizás desearan la salvación por haber sido "almas buenas y puras", pura mierda, él había vigilado a Gregory desde siempre y solo se había salvado porque el ángel se había enamorado, los otros dos murieron de niños, era justificable, pero Gregory reencarno para "enmendar sus errores", era injusto.

Se sienta en un sillón esponjoso y aterciopelado, mirando al fuego de la hoguera.

–En todo caso, Estella prácticamente convirtió el bosque en una trampa para todos nuestros invitados, sabes como es ella, siempre es la mejor en lo que hace. -

–Efectivamente, Estella Havisham es una maravilla. Diría que fue hasta mejor bruja que yo en vida, yo no tengo tanto material...pero logré empezar el fin del mundo al menos.

–¿Qué piensas? De ser parte del fin del mundo, que piensas que diría tu familia, por lo que se tu fuiste de los únicos que tuvo una buena relación con ellos.

De la nada Pocket hace aparecer una taza de té, lo toma sin hacer ruido y sigue contemplando el violento fuego chispeando en la chimenea.

–Mi madre siempre dijo que la vida tenía grandes planes para mí, supongo que la mayoría era verdad, excepto la vida. No creo que mis padres estén orgullosos de lo que hago, pero eso ya no importa en este punto, al menos pude cuidar a mi mamá desde la tumba. -

De pequeño su padre le fue arrebatado por una pelea en un bar ya que alguien llevó un arma a una pelea de puños, su madre y él al quedar solos hicieron dinero como pudieron, vendiendo caramelos y, por debajo de la mesa, haciendo encantos, hechizos y leyendo el tarot, camino que él siguió de a poco. Por su vida pasó por discriminación por su piel, padrastros golpeadores, blancos abusivos y muchas zorras, estaba harto de los humanos, empezó a jugar con el tipo de magia equivocada, siempre soldando sus deudas, no debía ni un alma por sus hechizos, sus trabajos eran totalmente efectivos, ganó montones de dinero a costa del rencor y odio de la gente, estaba más feliz que nunca, dandole una buena vida a su madre, hasta que una de las zorras que pasó por su cama llegó embarazada, su reacción habría sido mejor si tan solo no supiera que él era estéril. Esta mujer llena de ira empezó a armar revuelo, diciendo mentiras con sus amigas, denunciandolo por violacion, su único error fue pasar por ese pasillo, donde los policías lo esperaban, siendo dirigidos por el hermano de la chica embarazada ¿Qué mala suerte, no es así?, en un parpadeo ya estaba siendo recibido por Damian, y así empezó su travesía hasta ahora.

– ¿Qué hay de ti? ¿Cómo fue que te enamoraste de Damian?. -

–Mmh...es comprensible, ningún padre querría que su hijo causará tales desgracias. Pero para ti no es más que una venganza justa, yo también tengo un gran rencor contra la humanidad, o por lo menos la medieval, ya es tarde para vengarme. -

–Al ser pelirrojo en una época recóndita todo lo diferente era signo de que era culpa del diablo...no estaban tan equivocados conmigo, pero si mataron a muchas personas inocentes por ello. -

Siguió tomando su té, esperando a que algo pase, que Estella despierte o que Damian regrese. Le gustaba el movimiento.

–Enamorarme de Damián, fue algo espontáneo. Al principio no era la idea de volvernos amantes, pero ya sabes cómo son los demonios y siempre existe el deseo carnal en el fondo. Con Damián no fue diferente, solo tuve la dicha de compartir las mismas fantasías. -

Se rascó la mejilla algo avergonzado, algo ridículo cuando no tenía ningún pudor la mayo parte del tiempo. Era tan raro.

–Con el tiempo uno ama o desprecia, del amor al odio y del odio al amor solo hay un paso. -

Decía en ironía, hablaba con metáforas y dichos humanos.

–De cualquier forma espero que no te esté molestando mucho, sé que no es tu actividad favorita complacerlo. De cierta forma lo agradezco...no quiero que malinterpretes, no siento celos ni nada contra ustedes. Solo que, me apena un poco decirlo, me gusta que Damian me use. -

Reía de manera ridícula.

–Les tengo un gran estima señor Black, no se le olvide, no fueron elegidos al azar. -

Su sonrisa se transforma en una mueca algo retorcida, no daba miedo, entre ellos siempre eran maniaticos y desquiciados. Era algo normal, pero a cualquier mortal ese rostro le causaría terror.

– Nunca es tarde para la venganza, mucho menos cuando muchos de esos malditos reencarnan. -

Escuchó la anécdota de Pocket, aveces se preguntaba porque los humanos le temían tanto a los demonios cuando ellos mismos eran lo suficientemente abominables.

Luego vino la "historia de amor", le pareció extraña la forma en que acabaron juntos del todo, pero no era quien para juzgar, hay personas que lo hacen tan bien que no puedes dejar de pensar en ellas. Aunque lo que podía ver raro es su fetiche por ser tratado como inferior en la cama, es decir, si él tenía placer siendo tratado así pues era su asunto, pero era raro pues él no solo había visto estas prácticas entre Damian y Pocket, sino que también ha participado junto a Estella, son sensaciones raras que te recorren el cuerpo, es como consumir drogas, te hace sentir raro y luego acabas echo mierda.

–Te lo respeto Pocket, todos tienen sus gustos. -

Al ver el rostro del pelirrojo mientras este le expresaba estima su sonrisa labial se quedó así mientras sus ojos brillaban en rojo levemente.

–Yo también lo estimo, Pocket. -

Mientras tenían su conversación, su pareja en común llegó luciendo una galante sonrisa, empezó a contarles cosas y él simplemente se les quedó viendo.

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