Necesito volar pero no tengo alas

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Sentía una molestia constante en sus ojos, sentia lágrimas pero no estaba llorando. Los abrió y se vió un manto oscuro, sus ojos estaban empañados de sangre. Se levantó con cuidado dejando caer por la gravedad toda la sangre hasta que dejo de caer. ¿A caso tenía una hemorragia?

Tambaleando caminó al baño, cerrando el ojo que le pertenecía a su amigo, que era visiblemente más afectado. Se lavó con cuidado la cara, tapó el lavamanos para hundir la cara en el agua aguantando la respiración y que sóla la sangre se limpie. Cuando terminó, se dedicó a secarse con delicadeza la cara.

No podía abrirlo, lo tenía algo hinchado, tenía pequeñas venas resaltando en su cara. Predominando en el ojo santo.

Temblaba de rabia, todo lo que pasó no sería en vano. Descubría la solución a todos sus problemas, y de paso sería una carga para su violador, lo haría pagar.

Estaba vestido solo con ropa interior. No le incomodaba, le sorprendía estar vestido en primer lugar.

Salió del baño para encaminarse al pasillo, quería destruirlo todo, tenía la necesidad de ser destructivo.

Pequeñas llamas de fuego nacían de su espalda y se expandían por sus hombros. Eran llamas suaves y calidas, pero se movian violentas como Kenny.

Se apoyaba contra la pared para caminar, no sentía sus piernas, tiritaban, con paso torpe avanzaba con pasos irregulares. Sus ojos volvían a sangrar, y con la magia típica de un fenix, salen pequeñas llamas de la herida.

Con un suave impulso, llegó al living, estaba solo. Vió sus alas colgadas al lado de otro tipo de trofeos, y las llamas se hicieron más grandes. Cambiaron de color naranja claro a un intenso rojo y verde.

La temperatura subió gradualmente a una insostenible. Cayó de rodillas al suelo, se tapó el ojo necesitaba un parche o algo, a demás de sangrar constante, no quería que Chris viera tanto, no lo merecía.

Empieza a toser instintivamente por el humo que generaba el fuego. Había empezado a quemar cosas a su al rededor, las llamas se movían como si fuera un animal vivo y salvaje, estaba destrozado, quería tomar sus alas pero no llegaba.

Pocket apareció frente a él con esa estupida sonrisa de puta. Apretó los dientes y se levantó con dificultad, miró al otro con su único ojo relativamente sano.

Pocket empezó a hablar, pero no importaba, no lo escuchaba. Se lanzó contra el gran hombre cayendo ambos al suelo.

Comento a golpearlo recibiendo algunos manotazos e intentos para ser inmovilizado.

-Eres un imbécil, como carajo se te ocurre arrastrarnos hasta aquí. -

Las llamas crecían, y solo seguía atacando al otro. Y este realmente no contra atacaba. Pero sintió que algo no andaba realmente bien, si destruía la casa otra vez, podía hacerle algo a él o a sus compañeros como represalia.

Se quedó sentado en el estómago de Pocket y las llamas decrecieron exponencialmente hasta volver a la nada.

El conejo sonreía y él solo podía maldecir en sus adentros, no quería admitirlo, pero estaba aterrado.

Pero pensándolo bien...ya no tenía alas para arrancar, solo quedaban torturas banales.

¿Verdad?

Pero por qué no podía moverse. Sus piernas no accionaban como él queria, gruñó de impotencia.

–Alguien se levantó antes de la cama, tendrías que descansar más. -

–Callate tú, esperpento. No quiero que me hables. -

Las miradas entre ellos eran intensas, Pocket fácilmente podía contra el otro, claramente no tenía la fuerza para hacerlo. Ken estaba tan indefenso como un pichón.

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