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D I E C I N U E V E

"Soy tan afortunado"

—No te vayas —pidió un adormilado Jungkook aferrándose al cuerpo desnudo de Roseanne. Sus brazos envolvían con firmeza la cintura de la rubia mientras se acurrucaba, aún con los ojos cerrados, en el pecho de la misma—. Quedémonos así un rato más.

—Deseo eso más que nada —admitió Roseanne enredando sus dedos en los negros cabellos de su novio—. Pero debo ponerme al día con el trabajo —dijo apenada. Después de despejar su mente durante el viaje a Busan, era hora de volver a la realidad y cumplir con sus responsabilidades.

—Pero ya son vacaciones en las escuelas —se quejó Jungkook con un puchero que Roseanne deseó poder besar, pero se contuvo, no debía iniciar algo que no podría terminar después—. No se supone que trabajes, te están explotando —continuó protestando tiernamente originando las risas de la maestra.

—Recuerda que yo estoy a cargo del coro de la escuela y nos preparamos para las nacionales —explicó acariciando la parte trasera de la oreja del pelinegro—. Además, hoy tengo que dar tutoría —Jungkook levantó su mirada hacia la rubia y la observó durante unos segundos. Estaba tan orgulloso de ella.

—Trabajas demasiado —declaró sonriente y besó uno de los hombros descubiertos de Roseanne. El pelinegro sostuvo el peso de su cuerpo con sus brazos apoyados a los lados de la rubia, dejando el cuerpo de la fémina bajo el suyo—. Te mereces un pequeño descanso, al menos por ahora —Jungkook acortaba cada vez más la distancia que aún los separaba.

—Ya pasa de mediodía, descansé lo suficiente —se burló Roseanne, pero la expresión de Jungkook la hizo saber que no se rendiría tan fácilmente—. Somi traerá en cualquier momento a Sunnie —recordó cuando el pelinegro ya se encontraba a escasos centímetros de su rostro.

—Seré rápido —el tono de su voz se volvió más grave y la sonrisa tierna que mostró hace tan solo unos segundos atrás, se convirtió en una tentadora. El blanquecino rostro de Roseanne se tornó a un color carmín que denotaba su repentina timidez.

—Kook... —su reproche terminó en un suspiro cuando Jungkook recorrió su cuello con húmedos besos. El pelinegro acariciaba las largas piernas de la maestra por debajo de las sábanas a la vez que atrapaba los esponjosos labios de Roseanne en un beso—. Se me hará tarde... Kook..

—Di que quieres que me detenga —una pícara sonrisa se formó en el rostro de Jungkook. La respiración agitada de Roseanne le confirmo que no era así —. Vamos dilo —la retó. La rubia sintió el tibio aliento del pelinegro contra su cuello soltando una risilla por las cosquillas que le causaba.

—Sabes que no —tomó el rostro de Jungkook y plantó un beso en sus labios. Le era imposible resistirse a él—. Tú ganas.

(...)

Más tarde

—¡72! —exclamó el pequeño niño cuando finalmente obtuvo la respuesta del ejercicio de matemáticas.

—¡Muy bien Seohyun! —felicitó Roseanne con una gran sonrisa—. Lo resolviste como todo un experto.

—Fue muy fácil —presumió juguetonamente el menor. La maestra rió ligeramente y cerró el cuaderno sobre la mesa.

—Ese fue el último ejercicio ¡terminamos! —indicó recibiendo una expresión de alivio por parte de Seohyun, el pequeño lucía cansado de tanto estudiar—. ¿Quieren algo de tomar? —Roseanne ofreció a los presentes poniéndose de pie y fingió pensar durante unos segundos para luego mirar con complicidad al infante— Creo que también tengo galletas en la cocina.

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⏰ Última actualización: May 04, 2023 ⏰

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