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C U A T R O
"De tal palo, tal astilla"

La aparición de un vehículo color plata siendo estacionado enfrente de la escuela, llamó la atención de un conjunto de madres esperando por sus hijos a la hora de la salida. Una ola de murmullos, en su mayoría halagos, se hicieron presentes cuando vieron bajarse del automóvil al mismísimo Jeon Jungkook. Solo unas pocas de ellas habían logrado verlo cortos segundos durante las mañanas y se regocijaban de ello con las demás madres como un grupo de adolescentes suspirando por los muchachos de la secundaria.
Sus comentarios iban desde lo joven y atractivo que lucía, hasta preguntarse si acaso estaba soltero o inclusive quién habría sido la mujer que logró conquistarlo y embarazarse de él.

Su mero nombre se había convertido en un tema recurrente entre las madres de la escuela.

Jungkook caminaba con paso decidido ajustando sus ropas. Mostraba un semblante en blanco y misterioso que lo hacía lucir aún más apuesto a la vista de todas y él no era ajeno a eso. Una sonrisa de suficiencia se extendía internamente en todo su rostro.

Esa sí que es una gran entrada, dijo en su mente Roseanne al percatarse de la causa de aquel alboroto.

—Maestra Park —saludó de inmediato con una sonrisa de lado al notar la presencia de la rubia—. Espero no haberla hecho esperar, me esmeré en ser puntual.

—Esta vez lo fue señor Jeon, espero que se mantenga así —una pequeña risa salió de Jungkook ante su comentario y divisó como sus delgados brazos se cruzaban sobre su pecho.

—Haré mi mejor esfuerzo —los ojos de Roseanne rodaron levemente a razón de la sonrisita burlona del contrario.

Se hizo a un lado indicándole a Jungkook que entrara, dejando a su paso más de un suspiro.

Roseanne dio un vistazo rápido al elegante traje azul que vestía Jungkook, debía admitir que destacaba aún más en ese tipo de atuendos. Siempre se lo veía con un porte refinado y varonil que sumado a ese aura reservado, provocaba gran interés en su persona.

—¿Tengo algo en el rostro o...? —una muy sutil pero visible sonrisa se asomó hacia un lado.

—¿Eh? —Roseanne fue de vuelta de sus pensamientos al haber sido descubierta observándolo de más—. N-no no —agitó levemente la cabeza—. S-será mejor que empecemos.

¿Fui tan obvia?, la rubia se giró discretamente solo para encontrarse con la mirada divertida de Jungkook aún sobre ella. Fingió no entender y de inmediato caminó hacia el otro extremo del salón.

El número marcado conllevaba tanto actuación como canto y baile, sería todo un espectáculo y aquello emocionaba de sobremanera a la clase de Roseanne, estaban poniendo todo su esfuerzo en ello.

Practicaron unos cuantos pasos de la coreografía que marcó Roseanne y los pequeños ejecutaban cada uno con desbordante energía. Por el contrario de Jungkook quién apenas les llevaba el ritmo. Roseanne soltó una risita al ver como hacía divertidas muecas por la frustración. Se acercó a él e intentó guiarlo en el baile pero al cabo de unos segundos recibió un fuerte pisotón accidental que la hizo perder el equilibrio y caer al suelo.

—¡Ay no!, enserio lo siento lo siento, ¿está bien? —se acercó con evidente preocupación tomándola suavemente de los brazos mientras la examinaba.

—E-estoy bien, n-no se preocupe, no fue nada —intentó tranquilizar de inmediato con una mueca tratando de disimular el dolor. Jungkook se dió cuenta de aquello y sin dudar la ayudó a sentarse en el banco frente al piano. Situó su mano en el tobillo de Roseanne, asegurándose de que no estuviera torcido y nuevamente enfocó la mirada en su rostro.

Sure Thing - RosekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora