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O N C E
"Solo deseaba que las cosas no cambiaran"

La puerta del salón de música se abrió silenciosamente, la cabeza de Jungkook se asomó por ésta y esbozó una gran sonrisa al ver a la rubia que se adueñaba de todos sus pensamientos, a la que, desde hace algunos meses podía llamar con orgullo «su novia».

—¿Jungkook? —Roseanne habló sorprendida al verlo parado en la puerta, mirándola. Dejó los papeles que traía en la mesa y se giró para verlo— ¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Acaso no es obvio? ...vine por Sunnie —Jungkook no pudo evitar reír ante la expresión decepcionada de su novia— Por supuesto que vine a verte a ti tontita —se acercó a Roseanne tomándola de la cintura, haciendo que la rubia entrara en pánico.

—¡Estamos en la escuela Kook! Alguien podría entrar —le reprochó en un susurro intentando zafarse de los fuertes brazos de Jungkook, no pudo evitar reír por las cosquillas que le causaba el más alto— Jungkook hablo en serio.

—Está bien, te dejaré ir por esta vez —se separó lo suficiente de ella para evitar sospechas— Hoy es viernes, ¿vendrás a casa no? Sunnie está muy emocionada por el nuevo videojuego que compré y Somi traerá tus dulces favoritos, tss ni siquiera conmigo es tan amable —se quejó de su hermana.

Roseanne jamás imaginó pasar sus viernes por la noche así, ella solía aprovechar su tiempo libre en preparar sus próximas clases, descansar, o matar el tiempo con Jennie cuando ella aún no salía con Jimin. Sin embargo, ese se había convertido en el día más esperado de su semana. Los Jeon la hacían sentir como una más de su familia y se dio cuenta de lo importantes que se habían vuelto en su vida. No quería perder eso, no ahora.

—Claro que sí, te veo a las siete

Después de robarle un beso a Roseanne y ser regañado por esta misma, Jungkook finalmente se fue con SunHee. La felicidad no cabía en su pecho, una enorme sonrisa adornaba su rostro mientras manejaba de regreso a casa. Por alguna extraña razón, se sintió observado durante el transcurso del camino, incluso podría haber jurado que un auto gris lo venía siguiendo, pero luego de unos minutos este tomó un carril diferente al suyo. «Estoy siendo paranoico», se dijo a sí mismo, hacía mucho que no sentía tanta plenitud como ahora y no sabía cuándo acabaría aquello, en serio esperaba que eso no sucediera. Jungkook sacudió la cabeza alejando esos pensamientos, nada podría arruinar su felicidad.

(...)

—¡Rosie llegó! —la rubia soltó una carcajada desde el otro lado de la puerta al escuchar a la pequeña SunHee gritar.

—También escuché el timbre Sunnie —se burló Jungkook mientras abría la puerta. Cuando tuvo a Roseanne frente a él deseó tanto poder besarla. Se veía hermosa, aunque para él siempre lo estaba. Lucía unos jeans claros y un suéter rosa que dejaba a la vista sus profundas clavículas, su cabello iba semirrecogido dejando dos largos mechones colgando sobre su rostro y sus labios rosas brillaban ligeramente, aquello solo aumentaba las ganas de Jungkook por poder tenerla entre sus brazos. «Te ves hermosa», le susurró a Roseanne antes de que su hija la arrastrara hacia la cocina para preparar los bocadillos.

—Las palomitas están listas —avisó SunHee y se acomodó en el sofá al lado de Roseanne y Somi, mientras Jungkook conectaba las consolas para jugar el nuevo videojuego de autos que compró. Formaron equipos, SunHee se apresuró a escoger a Roseanne como su compañera e iniciaron con la competencia, pero no sin antes hacer una divertida apuesta. Los perdedores debían disfrazarse y hacer una pasarela improvisada en la sala.

La competitividad de los hermanos Jeon no era ninguna broma, claramente no querían perder. Llevaban cinco partidas ganadas, ya podían saborear la victoria, pero SunHee no se quedaría de brazos cruzados— ¡Esta partida vale por diez! —declaró con total seriedad con ambos brazos en las caderas provocando las risas de los adultos.

Sure Thing - RosekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora