6

1.1K 124 10
                                    

S E I S
"Las mejores personas llegan sin buscarlas"

Las melodiosas notas siendo tocadas a un pausado y cadencioso compás, unidas a la apacible voz de Roseanne, concibieron un ambiente digno de maravillar en la totalidad de la palabra. Ella tocaba con inmensa pasión y delicadeza cada tecla del gran piano bajo la luz dorada del reflector. El auditorio completo enmudeció, dejándose cautivar por la espléndida función de apertura brindada por la maestra de música.

Incontables globos de color rojo en forma de corazón y letreros con dulces mensajes hechos a mano por los propios niños, yacían colgados de las estructuras del recinto; rebosante de madres esperando ansiosas por ver a sus menores hijos presentarse.

Al tocar la última nota, Roseanne dirigió un rápido vistazo hacia la parte trasera del escenario, encontrándose con la mirada de Jungkook sobre ella. Sonrió ligeramente en señal de ánimos antes de verlo entrar tan galante como siempre al escenario disfrazado de rey. A la par suya los infantes se tomaban de las manos. Bellas hadas y tiernos animales silvestres danzaban desplazándose alrededor de la escena decorada por árboles y nubes hechas de algodón. En un grande castillo de cartón residía nuestra protagonista Sun Hee quien encantaba a los presentes con el cántico a dúo con su padre.

Lo que se hereda no se hurta, reflexionó Roseanne. Dicha voz era una de las tantas cualidades evidentemente heredadas por Sun Hee de su padre.

El acto final se acercaba, Jungkook tomó en brazos a su pequeña princesa siendo rodeados por los demás menores. La música se detuvo cuando todos posicionados en una línea alzaron sus pancartas formando la oración: «Feliz día de la Madre», cautivando los corazones de sus progenitoras.

—¡Estuviste increíble Sunnie! —Somi felicitó con emoción y besó las mejillas de su sobrina. Había disfrutado de todo el musical en primera fila, grabando de cerca a la niña y soltando varias risas al ver a su hermano menor actuar.

Sun Hee daba pequeños saltos y giraba creando ondas en la falda de su vestido—. Se ve preciosa Jungkook, definitivamente no la peinaste tú —se burló. Jungkook era el tipo de hombre habilidoso en todo lo que pudieras imaginar, pero cepillar hebras de cabello y colocar moños y diademas no estaban específicamente en su lista de destrezas.

Jungkook prefirió no responder aquello, o más bien el comentario lo llevó a distraerse en sus recuerdos de esa mañana. Una sonrisa se le formó en el rostro cuando recordó a Roseanne trenzando delicadamente el oscuro cabello de su pequeña Sun Hee. El precioso broche de mariposa que la maestra le regaló su primer día de escuela se había convertido en el favorito de Sun Hee. Aquel simple pero dulce acto enterneció a Jungkook. ¿Es así como deben ser las madres con sus hijos? ¿Por qué Yuju no lo fue?, no podía evitar pensar en un escenario donde las cosas se dieran de diferente forma, sobretodo en aquella fecha.

Somi solo lo observaba extrañada. Su hermano parecía perdido en su propio mundo y con una expresión embobada en el rostro. Siempre fue así de raro, reavivó su niñez y decidió no darle mayor importancia.

Roseanne se unió a sus alumnos al bajar del escenario y frente a ella un gran ramo de rosas blancas la recibió—. ¡Son para ti Rosie! —Sun Hee estiraba sus bracitos para alcanzarle el ramo a su maestra.

—Muchas gracias Sunnie —recibió conmovida y la miró con dulzura acariciando tiernamente su regordeta mejilla.

—Espero que te gusten —una voz masculina se unió sorprendiendo por un segundo a Rosé. Su sonrisa no tardó en aparecer.

Sure Thing - RosekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora