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D O S
"Las mentiras no siempre son para hacer el mal"

Cinco años después

—¡Jeon Sun Hee será mejor que estés lista! —advirtió Jungkook. Su voz resonó por todo el apartamento llegando hasta la habitación de la menor, quién aún no salía de ella. Jungkook siguió empacando la merienda de su pequeña hija y volvió a llamar mientras con su pie daba golpes en el piso—. ¡Llegarás tarde a tu primer día de escuela! —siguió llamando cuando no recibió respuesta alguna.

Al cabo de unos segundos pequeños pasos apresurados se escucharon salir por el pasillo y acercarse.
—¡Estoy lista papá! —dijo con emoción la pequeña niña recibiendo un beso en la frente del mayor como saludo. Vestía un lindo uniforme que consistía en una blusa blanca, una falda azul marino con un corbatín del mismo color y por sobretodo su abrigo rosa favorito. Corrió hacia el mayor, quién la cargó sobre la encimera de la cocina y peinó rápidamente con una coleta improvisada y algo desaliñada.

—Listo, vámonos ya o no llegaremos a tiempo —apresuró Jungkook mientras tomaba su maletín y dejaba a su hija en el suelo nuevamente.

—¿Y mi desayuno? —preguntó la pequeña tirando de la mano de su padre cuando ya se encontraban en la puerta principal a punto de irse.

—Puedes comer en el camino cariño —le tendió un sándwich junto con un jugo en caja. Y con esto último cerró la puerta tras de sí—. ¿Esta cosa no puede ir más rápido? —murmuró impaciente en el ascensor. Apenas las puertas se abrieron en el primer piso, salió a pasos veloces y ayudó a la niña a subirse al auto para acelerar.

Unas cuantas calles después finalmente habían llegado. Apenas logró estacionarse cuando el sonido de la campana retumbó en la cuadra indicando que las clases estaban por comenzar. Con rapidez se deshizo de los cinturones de seguridad y corrió hacia la entrada que estaba a punto de ser cerrada.
—¡Espere! —llamó Jungkook evitando así que el portón celeste se cerrara en sus narices.

—Ohh.. —se sorprendió la mujer cuando una mano detuvo el portón. Su mirada bajó para encontrarse con una linda niña en su uniforme—. ¡Buenos días pequeña!, por poco y no llegas —Saludó la maestra de cabellera dorada con una radiante sonrisa y seguido soltó una risilla.

—Buenos días, mi nombre es Jeon Sun Hee —se presentó dando una reverencia la menor.

—Es un placer Sun Hee —sonrió enternecida para indicarle que entrara. Luego su mirada se dirigió hacia el hombre vestido de traje a su lado, quien no dejaba de ver preocupado su reloj por cada segundo que pasaba—. Usted debe ser su padre, mucho gusto, soy Roseanne Park, l-

—Eh así es, lamento la tardanza, no volverá a suceder. Ahora debo llegar al trabajo —habló rápido con su completa atención en el celular y cortando las palabras de la maestra frente a él. Depositó un beso en la frente de su hija y sin siquiera dirigir una mirada hacia la rubia, corrió de vuelta a su auto—. Pórtate bien Sunnie, tu tía Somi vendrá por ti, te amo, adiós.

Ambas féminas siguieron con la mirada el camino del pelinegro. Sun Hee agitaba sus manitas en el aire en señal de despedida, hasta que finalmente el auto de Jungkook desapareció de sus líneas de visión.

Qué descortés, ni siquiera me dejó hablar, pensó algo disgustada Roseanne por la actitud del hombre que acababa de irse. Sólo esperaba que no se volviera a repetir.

(...)

Dirigiéndose al salón de clases, la mirada inquisitiva de Roseanne se dirigió hacia la pequeña Sun Hee y a la coleta descolocada que adornaba su cabeza junto con algunos despeinados cabellos cayendo sobre su rostro.

—Siéntate aquí cariño —acomodó a la menor junto con un grupo de niños cerca de su escritorio y tomó asiento a su lado—. ¿me dejas arreglar tu cabello linda? —preguntó suavemente la rubia.

—Mmm..¡Sí! —asintió con un rápido movimiento de cabeza ante el pedido—. ¿Le digo un secreto? —preguntó en un susurro cubriendo un lado de su boca con su mano y se acercó al perfil de Roseanne cuando ésta asintió con la cabeza—. Papá me peina horrible —hizo una divertida mueca.

Los ojos de la maestra se abrieron un poco para luego dejar salir una suave risa que compartió con la menor. Comenzó a cepillar suavemente los cabellos de Sun Hee con sus delicados dedos, desenredándolo.

—Me gusta más cuando lo hace la tía Somi —prosiguió a contar, sus piernas se mecían en su lugar—. pero ella no vive con nosotros.

—¿Qué hay de tu mami? Apuesto a que te debe peinar igual de lindo —preguntó con una sonrisa cuando terminó de trenzar la cabellera y ató el cabello restante en una coleta alta. Su mirada se encontró con la de Sun Hee cuando ésta se giró—. No lo sé, jamás la he visto.

De inmediato la rubia frenó su accionar y se golpeó internamente.
Nunca sabes cuando cerrar la boca Roseanne. Calló por unos segundos y antes de poder decir algo, la pequeña continuó hablando despreocupada.
—Papá dijo que tuvo que irse a algún lugar lejos, pero que volverá pronto —sonrió dicho esto último.

Supongo que las mentiras no siempre son para hacer el mal. La expresión de Roseanne se ablandó y devolvió la sonrisa a Sun Hee cerrando así el tema. Después de todo no le correspondía inmiscuirse en asuntos fuera de su puesto como maestra, aún así le dejó una incógnita sobre aquella familia.

Sacudió esos pensamientos y rebuscó en sus bolsillos con esmero llamando la atención de la pequeña quién la observaba con curiosidad.
—¡Lo encontré! —dijo levantando en su mano un hermoso broche de mariposa que después colocó en la cabeza de Sun Hee con cuidado.

—Te ves muy linda —sonrió al ver a la menor—. ¿Crees poder cuidarlo por mí? —dijo en voz baja y con cierta complicidad.

—¡Sí sí! —respondió de igual manera juntando sus pequeñas manos con emoción.

(...)

La noche había caído, la luz de la luna se colaba por la gran ventana de la sala de estar, donde una emocionada Sun Hee esperaba ansiosa la llegada de su padre. Su mirada pegada a la puerta se iluminó cuando ésta se abrió y de inmediato sus pies corrieron hacia el pelinegro apenas entrando al apartamento.

—¡Papi papi! —dió pequeños saltitos a su alrededor esperando a ser cargada por el mayor. Jungkook la tomó en brazos dejando por un rato su maletín de lado y llenó de besos el rostro de la menor—. ¿Aún sigues despierta mi vida? —preguntó revisando su reloj.- Creí que Somi te había arropado ya —sus pasos se dirigieron hacia la gran habitación rosa de su pequeña hija.

—Te estaba esperando —dijo con una tierna sonrisa mientras comenzaba a hablar de lo maravilloso que fue su día en la escuela. Sus palabras salían tan rápido que apenas se podía entender lo que intentaba decir.

—Hey hey tranquila princesa del rap —frenó con una risa a la pequeña—. Pareces encantada con esa maestra tuya, ¿no es así? —dijo mientras acostaba a Sun Hee y la cubría con una cálida sábana rosa con estampado de princesas.

—¡Es la mejor! Es muy linda y canta hermoso —recordó su clase de música con entusiasmo—. Dijo que la veamos como a una amiga más que como una maestra.

—Tss los maestros siguen usando eso para ganar la confianza de los niños —soltó con ironía para sí mismo rodando levemente los ojos—. Puedes seguir hablándome de tu día mañana cariño, tengo trabajo que hacer ahora, que sueñes con los angelitos —depósito un dulce beso en la frente de Sun Hee antes de dirigirse nuevamente a la sala principal.

Masajeó sus cienes soltando un largo suspiro y se dispuso a revisar la gran pila de papeles que su arrogante y abusivo jefe le había encargado de trabajo. Será una larga noche.

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Espero que les haya gustado, nos leemos pronto ♡

Allen

Sure Thing - RosekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora