EL RETRATO DE MI MADRE (5/5)

2.4K 29 8
                                    

¡Por Dios! Mi madre no dejaba de sorprenderme me he creído todo, pero, enterarme de que tuvo sexo con su amiga, Sonia, ¡Uff! Qué fuerte, jamás lo hubiera pensado de ella. Lo más extraño es que leyendo, yo misma me había imaginado en las escenas y me resultaban excitante.

Al pasar la página, el diario estaba en blanco, fue una pequeña desilusión pues me lo estaba pasando bien, aunque realmente no tuve mucho tiempo para lamentarme ya que sonó el timbre del apartamento; coloqué rápidamente el diario en su sitio y me apresuré a abrir la puerta. Chequee para saber quién era no fuese a ser alguien inesperado, por suerte era mi novio, lo que me alegró. Abrí rápidamente dejándolo pasar y cerré la puerta, me miró con una sonrisa y le correspondí sin darme cuenta de que sonreía porque estaba con la camisa entreabierta y en ropa interior. Sin duda aquello le debió confirmar mi mensaje, antes de darle tiempo a asumirlo me abracé a él dándole un apasionado beso, que se transformó al instante en una tórrida escena, él por su parte comenzó a pasar sus manos por mi espalda hasta llegar a mi trasero, al que apretó fuertemente. Yo correspondí llevando las mías a su paquete, estaba vigorosa, menos mal porque lo deseaba más que nunca.

Cuando me cansé de tanto beso, lo agarré por un brazo y me lo llevé al salón, lógicamente no se resistió y me siguió como un perro llevado en su correa; al llegar a la altura del sofá, me giré y me dejé caer sobre él sin dejar de sonreír. Abrí mis piernas ansiosas, al instante captó el mensaje, se arrodilló delante y sin pensarlo separó mis braguitas dejando mi sexo al descubierto, con unos labios vaginales pequeños y deseables, nunca se cansaba de decirme lo mucho que le gustaban. Un placer intenso me recorrió de arriba abajo nada más sentir su lengua entre mis labios, era imposible no excitarse porque siempre sabía cómo comerme mi intimidad, la movía con mucho ritmo haciéndome gemir cada vez que pasaba por mi clítoris, mis trabajos manuales previos me pasaron factura y por desgracia no pude disfrutar mucho tiempo de su lengua porque en seguida llegué a un magnífico orgasmo, lo llevaba retrasando tanto tiempo que fue increíblemente intenso. Me incorporé tratando de estabilizar mi respiración todavía y pude ver sus labios húmedos por mis abundantes flujos, me miró inmóvil esperando, lo besé apasionadamente mostrando mi gratitud por hacerlo de nuevo tan maravillosamente.

Ahora le tocada disfrutar a él, me levanté y lo empujé sobre el sofá, le desabroché los pantalones bajándoselos torpemente hasta los tobillos como si fuera primeriza. Por fin lo podía ver estaba tremendamente erecto, a decir verdad, mi novio era un chico muy bien dotado, pero no lo presumía con mis amigas, no vaya a ser que a una de ellas se le antoje. Me lancé a hacerle un sexo oral como nunca, por su gran tamaño me encantaba presionarlo con mis labios y sentir como se deslizaba presionando mi lengua, -Por Dios. Pero que caliente estoy hoy- Moví la cabeza de forma salvaje, escuchaba el sonido de sus gemidos y aparte de ser muy excitantes, eran más fuertes de lo habitual, eso me llevó a tal estado de locura obsesiva que aumente el ritmo cada vez más. Casi sin darme cuenta me lo había metido casi todo, estaba disfrutando, pero era el momento de sentirlo en otra parte del cuerpo.

Éramos jóvenes por lo que era obligatorio para nosotros usar protección para evitar sorpresas posteriores, ya habría tiempo de hacerlo de otra forma. Se mantuvo sentado y después de ponérselo me coloqué sobre sus piernas para montarlo; aprovechó para llevar sus manos a mi camisa terminando de desabrochar los botones, mientras yo situaba su glande en la entrada de mi vagina. Justo en el momento en que agarraba con fuerza mis pechos dejé lentamente caer la cintura un poco. Solté un pequeño gemido, me era imposible no soltarlo. Me apoyé en el respaldo inclinándome hacia delante dejando mis pechos a la altura de su boca, de inmediato comenzó a mordisquear los pezones con fuerza. El juego con mis pezones unido al leve balanceo hacía que estuviera cada vez más húmeda por dentro. Él por su parte, también se excitó más lamiendo mis senos y escuchando mis suaves gemidos, lo sabía porque su miembro palpitaba dentro de mi. Poco a poco comenzó a mover su cintura haciendo sus penetraciones algo más profundas.

Mordía mis labios saboreando el placer cuando el ritmo se volvió frenético, me agarró por las caderas con fuerza e hizo un movimiento brusco hacía abajo, abrí mi boca soltando un grito por lo inesperado, mi vagina se dilató abriendo paso a su miembro hasta el fondo de mí. Ahora era él, el que con sus brazos marcaba el ritmo, no tardé en jadear, deseaba seguir presa del goce del momento, pero en su mente había otra idea, se detuvo y me sentó en el sofá. Volvió a penetrarme profundamente después de quitarme las bragas, en ese momento le rodeé la cintura con mis piernas aprisionándolo como un pulpo a su presa, entonces acompañé con mis movimientos bruscos los suyos. Nunca me había excitado tanto, mis flujos salían con cada embestida, no pude aguantar pese a intentarlo hasta que me vine en un fuerte orgasmo que me elevó hasta el mayor éxtasis que había experimentado.

Por su parte seguía golpeándome como un martillo sin piedad llevado por la locura, nunca lo había visto como ahora. Finalmente quería correrse, aliviando mi sensible vagina, pude ver como se quitaba el preservativo con furia en mis pechos.

Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando a la fuerza me metió el glande en la boca, nunca había hecho nada sin mi permiso, traté de retirar la cabeza, pero fue imposible porque la sujetaba firmemente, empecé a notar sus fuertes gemidos, me sentí forzada y humillada, me vino a la mente la misma sensación que mi madre había escrito en el diario cuando estuvo con el juez. Cuando acabó, me levanté y fui al baño corriendo, al regresar estaba en el sofá exhausto, le reclamé por lo que acababa de hacer sin mi consentimiento, aunque por dentro deseaba que lo repitiera en más ocasiones, después recogimos y nos fuimos.

Desde aquel día dejé de tener relación con mi padre y con mi madre, por supuesto cambió, volvimos a ser como antes. Siempre aproveché sus viajes para ir a su casa a seguir leyendo su diario, a veces sola y en otras ocasiones llamaba a mi novio, no sé qué tenía el diario, pero aquellos siempre eran los mejores orgasmos. Las historias de mi madre nunca dejaron de darme envidia.

FIN DEL RELATO

Nota: ¡Hola! ¿Qué tal? Ya estamos en los 1eros 10 relatos. ¿Les estan gustando? Si es así háganmelo saber. Nos seguimos leyendo 💋🔥

Censurado Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora