JUEGOS PERVERSOS EN LA RED

7.1K 37 0
                                    

El reloj de pared de mi habitación marcaba las 12 de la noche, había terminado por fin mi artículo para la revista de Ciencia y Tecnología de la Universidad dónde trabajo como Profesora y Coordinadora en el Departamento de Comunicaciones. Soy una mujer divorciada con hijos, con un cuerpo fitness ya que me gusta hacer ejercicio. Morena, mido aproximadamente 1,70 cm y con un sentido de la feminidad muy elevada. La noche estaba muy calurosa, así que apenas terminé de redactar, dejé la laptop a un lado y fui a darme un baño, cuando salí me senté desnuda sobre la cama y recordé que tenía un email de mi editor y no se lo había contestado. Así que con la laptop y en posición de la flor loto, como le dicen en yoga, levanté la tapa y fijé la vista en la pantalla en negro esperando que se iniciara el sistema operativo.

El encabezado del artículo decía, "Es posible que ahora mismo, le están observando por su webcam". En mi artículo explicaba cómo la RAT (Remote Administration Tools) puede tomar control de una computadora, dejarla a merced del hacker toda la información y gestión de tu portátil con cámara web incluida. Mientas que leía sucedió algo extraño en la laptop y pensé, " Él podría estar observándome". Pero todavía pasó algo más curioso; en aquel momento la inquietud que me produjo la redacción de este artículo se transformó en morbo y me pregunté, -¿Y si alguien me está observando del otro lado? - Mi imaginación pronto se hizo notar para llevarme a la posibilidad de que él se está bajado la cremallera de su pantalón y comenzado a estimular su miembro, que, sin duda, habría alcanzado la erección. Y todo ello apenas a centímetros de mi intimidad. ¿Y si además de ver, estaba tomando fotos? Fue como en un momento me entró pudor y sentí la necesidad de taparme, pero hice exactamente lo contrario, mi subconsciente jugó con la vulnerabilidad, la prohibición de ser vista por un desconocido hizo que de forma automática las piernas se abrieran aún más. Apoyé dos almohadones sobre el cabezal de la cama, recosté mi espalda en ellas y pasé mis piernas por ambos lados del ordenador de manera que la pantalla quedaba ya a escasos centímetros de mi sexo.

Mis ojos estaban fijos en la pantalla mientras deslizaba el pulgar de mi mano izquierda por mis senos redondos.

-Tienes unos senos un tanto pequeños como para chuparlos tú misma, ¿No?

La voz me dejó petrificada, no lo podía creer, pero sin duda encendió hasta la última parte de mi tonificado cuerpo y sin saber sí me podía escuchar respondí intentando que no se notará mi sorpresa.

-Lo que el tamaño limita lo da la elasticidad. ¿Cuál prefieres que me chupe?

-Por ahora, el derecho- respondió aquélla voz pausada con un toque sensual.

Como una perfecta sumisa, le obedecí y coloqué mi mano sobre el pecho derecho y, mientras inclinaba la cabeza, la subí hasta mis labios. El pezón se había puesto duro y no me resultó difícil alcanzarlo con la punta de la lengua. Sentí un estremecimiento al notar la humedad de mi boca sobre él.

-Hazlo despacio y en círculos- ordenó.

Y así lo hice y mientras por otro lado mi mano libre iba hacía mi entrepierna. Poco a poco me iba encendiendo de placer, pero esa voz desconcertante detuvo el recorrido.

-No, todavía no- dijo. -Deja de lamerte como una perra y separa las piernas un poco más.

Lo hice sin dudar y noté como un hilo de humedad se asomaba en mis labios vaginales. Quise empezar a jugar con mi clítoris, pero temía la desaprobación de esa voz. Y como si me había leído el pensamiento procedió a indicarme la siguiente acción.

-Ahora puedes empezar a tocarte... pero solo como yo te lo indique.

Estaba realmente caliente, parecía un volcán en erupción. Mi corazón latía tan fuerte y rápido que era capaz de percibirlo, esa penetrante voz masculina se había apoderado, con su sola presencia, de mi voluntad y de mi cuerpo. Era incapaz de poder decidir, solo obedecía.

-Baja despacio, sepárate los labios y acaríciate el clítoris- escuché y ejecuté la acción. - No pares hasta que te lo diga. Quiero ver cómo te corres..

Pronto comencé a jadear y quise detener el movimiento de mi dedo para prolongar el éxtasis que se agolpaba contra mi vagina.

-¡¿He dicho que pares, zorra?!

El insulto de esa voz que procedía de no sé dónde pero que me penetraba y poseía, que rozaba cada milímetro de mi piel y me despedazaba hizo que no me pudiera contener más el orgasmo que llegó de forma avasallante, desasiéndome en el más lujurioso y deseado placer, mi respiración estaba agitada, sentía una corriente en todo mi cuerpo. Hasta que llegó un rayo de lucidez y asombrada por lo que había pasado de su solo movimiento cerré la tapa de la laptop.

Al siguiente día, hice revisar mi laptop por un grupo técnicos de la propia Universidad y el resultado me dejó helada, pues nada la había infectado; es decir, estaba limpia. Les hablé de los RAT, del artículo del cual había escrito y de la voz que me había hablado y ellos me miraron entre incrédulos y chistosos.

Por varios días fui incapaz de volver a encender el portátil, es más, lo doné a la biblioteca del centro estudiantil. Ya que no tenía ningún defecto técnico.

Hoy estreno un nuevo portátil, y ahora, al escribir un nuevo artículo, no puedo dejar de pensar que su voz. ¿Me estarás mirando?

MRJ

Mucho cuidados con lo que hacen en frente de sus cámaras web 🕵🔥😎

Si les gusta hagánmelo saber con un like 👍

Censurado Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora