PIDE LO QUE QUIERAS. 1/5 🏳‍🌈

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Me llamo Amanda y trabajo en una empresa que se dedica a desarrollar cámaras web que identifican las caras de las personas. Aquí tengo ya tres años y con el pasar del tiempo he progresado, pero siento que no lo suficiente y al parecer a los de arriba concretamente a mi jefa le da igual o no le parezco eficiente como para hacerme ascender. Tengo veinticinco años y me considero una mujer capaz e ideal para cualquier cargo ya que soy dispuesta, profesional, soltera y sin hijos; es decir, que tiempo suficiente tengo para invertirlo en un trabajo y es que el tema de estar casada, hijos, casita y perritos... No va conmigo.

Hoy, por ejemplo, me han pedido cubrir a una compañera que no ha podido quedarse porque es el cumpleaños de unos de sus niños. Un viernes, ¿Entonces a quién llaman para que se quedé hasta tarde? A mí, y ojo, no me quejó, solo que me gustaría que me tomen en cuenta para trabajos más pesados.

Entonces veo mi reloj de pulsera es la seis de la tarde y todo el personal se va a casa menos yo, hasta los de la limpieza acaban de irse. Asco de vida. Decido darle un alto al trabajo y pararme para hacerme un café y al pasar por el pasillo veo que la luz de uno de los despachos está encendida. Me acerco para apagarla. Ahí estaba ella, mi jefa.

—¡Oh! Disculpa, pensaba que no había nadie en esta oficina— dije con una voz de asombró cuando iba a apagar las luces.

—No eres la única que está hasta el cuello de trabajo—contestó con su tono de superioridad.

—Voy a hacerme un café— esperé unos segundos para ofrecerle uno. —¿Quiere uno?

Ella despegó su vista de unas carpetas que traía en manos y se sentó en el escritorio.

—Bueno, me vendría bien, sí, un momento que tengo aquí alguna cápsula — Se vuelve a levantar y se acerca a su armario. Veo que lleva una falda negra alta ajustada en la cintura que le resalta las curvas y una camisa blanca ligeramente ajustada...Por cierto, bastante formal y aburrida pero la mujer tiene un buen porte de ejecutiva que me cautiva. Además, es imposible no quedarme mirando cuando se agacha por la cápsula ya veo que tiene un hermoso trasero. Se gira y me dice que, si quiero una, "Uff me agarró viéndola, descaradamente" Le digo que sí, por no ser grosera.

Fue entonces cuando llegamos al Office y se pone un poco conversadora.

—Últimamente estoy muy cansada, no paró de trabajar y encima en mi casa mi marido no ayuda... — mientras la escuchaba la veía agotada. —Las niñas están en una edad muy demandante.

Yo intentaba ser cordial con ella, es mi jefa, quiero un maldito ascenso y no hay manera de que se fije en mí. Mientras hablamos yo estaba en la isla de la cocina preparando un sandwich.

—¿Y no tienes a nadie que te ayude con las niñas o en casa? — Le pregunté.

—No. Hace unos días se fue mi asistente y estoy buscando a otra —Se calla. Notó el silencio y cuando levantó la cabeza veo que me está mirando.

—¡Waow! Ese sándwich se ve divino. ¿Me haces uno? —Me dice con timidez y sonriendo a la vez y pues obviamente no puedo negarme. Le doy el que ya está hecho y empiezo a hacerme otro.

—Gracias, es que no he comido hoy, no me ha dado tiempo.

—¿Y por qué, de repente, tienes tanto trabajo aquí? —Le dije fijándome que tenía un poco de mayonesa en el labio.

—Lo que pasa es que va a haber cambios en la organización y de paso estamos a punto de ir a la Expoventa este año y nos están pidiendo muchos informes.

¡Dios! Me pone los pelos de punta verla hablar con la mayonesa colgando del labio así que sin pensarlo me acerco y le paso mi pulgar por la comisura del labio, le quitó la mancha y me limpio con una servilleta, observo que tiene unos labios gruesos y carnosos. Se queda callada mirándome. No lograba quitarle la vista, su mirada me tenía hipnotizada.

Censurado Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora