EL RETRATO DE MI MADRE (3/5)

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A medida que iba leyendo me fui metiendo cada vez en sus aventuras sexuales y que heavy leer estas cosas tan íntimas de mi madre, pero la estaba conociendo más, empecé a imaginarme siendo manoseada por aquel desconocido o masturbándome en la ducha con el agua cayéndome por el cuerpo. Me puse tremendamente caliente y en aquel momento me entraron unas enormes ganas de tocarme. Dejé el diario a un lado, desabroché el pantalón con rapidez y metí la mano por debajo de mis bragas directo a mi clítoris; estaba tan húmeda que mis dedos se mojaron al instante resbalando con facilidad entre mis labios vaginales, era una locura, pero también era real lo que pasaba...el simple roce me produjo un placer que me hizo gemir y alteró mi respiración. Pero lo mejor era tomarme todo con calma así que abrí de nuevamente el diario en la página que le seguía.

 Querido diario:

Hoy era un día muy importante para mí, ayer hablé con Sonia sobre el juicio del divorcio que esta tarde tenía, le conté sobre mi deseo de vengarme de mi marido y le conté cómo disfrutaría arrebatándole la casa de la playa que tanto amaba y lo único que sé, él no renunciaría. Para mi sorpresa y fortuna, ella conocía muy bien al juez que era unos de los más importantes de la ciudad y se había especializado en derecho familiar. Me había conseguido una cita para hoy en su despacho, sabía que mi amiga conocía a mucha gente importante pero nunca imaginé las influencias y poder que ella tenía dentro de la ciudad, algo que me asustaba realmente. Me imaginé que no sería gratis salir ilesa con todo a mi favor.

Me vestí de una forma elegante, tal y cómo Sonia me había sugerido, me puse una de las bragas transparentes nuevas con unas medias de seda color negro, saqué del armario un traje de chaqueta y falda de color crema que se ajustaba a mi figura y guardaba de cuando trabajaba como asistente en una empresa, antes de salir me coloqué perfume en mi cuerpo con un suave aroma de frutas y mientras lo hacía recordé las palabras de Sonia, "Haz lo que te pida sin protestar y todo saldrá muy bien, querida".

Llegué a la hora acordada, la puntualidad era imposible con este tipo de personas. En la entrada me esperaba una mujer, asumo que era su asistente, me extraño que no era tan joven sino una amable señora de 3era edad, que me recibió con una sonrisa. Me acompañó por un largo pasillo lleno de puertas que parecía interminables, nos detuvimos en la última, llamó y una voz seria nos permitió entrar.

El despacho me pareció muy pequeño para un juez de su altura, en la pared tenía un gran cuadro de una amazona sobre su caballo con su voluminoso torso desnudo, giré la vista, a un lado había otra figura de un hombre azotando a su caballo y en una esquina una mesa con un pequeño minibar junto a una vela que le daba al despacho un rico olor.

En el medio se encontraba la mesa extrañamente vacía de papeles y con una copa recién puesta de coñac, delante dos sillones modernos y detrás una imponente figura de un hombre mayor, como de unos 60 años, nos miraba fijamente sentado. La señora me ayudó a sacar mi abrigo y se marchó cerrando la puerta.

—Por favor, tome asiento y cuénteme cuál es su problema— me dijo. 

Le hice caso y me senté en unos de los sillones y empecé a explicarle la infidelidad de mi marido con nuestra empleada delante de mis ojos y que lo único que quería que me quedará de este divorcio era una casa que teníamos en la playa. Mientras hablaba notaba su mirada clavada en mí y eso me ponía nerviosa. Cuando acabé se mantuvo un buen rato en silencio antes de empezar a hablar.

—Bueno, antes de tomar una decisión, me gustaría saber de qué ha renunciado su marido.

El plan se estaba poniendo en marcha, debía complacerlo al máximo para lograr mis objetivos así que me puse de pie, lo miré de la forma más lasciva que pude mordiéndome los labios y con mucha calma comencé a desabrocharme los botones de la chaqueta uno a uno, al terminar me la quité lentamente dejando mis pechos al descubierto, —¿Le gusta lo que ve? — le pregunté con voz sensual.

Censurado Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora