Mi nombre es Paula, Paula Castañeda de la Torre, para ser más específicos. Tengo 19 años y nací un 17 de junio del 2003 en Sevilla, España. Sevilla fue lo que siempre conocí; claro, viajé a varios países dentro del continente a lo largo de los años, pero Sevilla fue siempre mi hogar. Me había enamorado de sus paisajes, su arquitectura, su clima, su gente, su comida, sus tradiciones... Todo era ideal en Sevilla.
Si hablamos de mi familia, más que ser parte de mi hogar, eran mi ancla. Mis padres, Lucía de la Torre y Antonio Castañeda, llevaban ya 25 años casados y eran mi ejemplo a seguir; se habían conocido desde pequeños y a pesar de no estar siempre juntos durante su juventud, terminaron casándose seguros de ser lo que siempre habían deseado y así también comenzaron su exitoso imperio empresarial, que tuvo y sigue teniendo muchos frutos, como por ejemplo vivir en una de las mejores colonias de Sevilla junto a mis abuelos y tener lujos a los que aún sigo sin acostumbrarme.
Dos años después de casarse, tuvieron a mi hermano Matteo, quien siempre ha sido la estrella de la familia y tres años después, llegué yo. Recuerdo a mi hermano jugar al fútbol desde siempre, destacando en cualquier campeonato del colegio y yo, en cambio, en todas las materias de este. Al ver el potencial de Matteo, mis padres lo apoyaron durante toda su carrera; empezando por los pequeños equipos locales y siempre resaltando en ellos, hasta que a los 18 fue fichado al Sevilla FC.
Actualmente, mi hermano era el centrocampista del equipo y dedicaba su vida 100% a ello.
Y en cuanto a mi; llevaba un año en la Universidad de Sevilla, estudiando terapia física, que había sido la carrera de mis sueños desde que mi hermano se había roto la pierna tiempo atrás y lo había acompañado durante toda su recuperación. Es cierto que me cansaba hasta los cojones, pero disfrutaba mucho de ella y me encantaba ayudar a los demás.
La vida comenzó a ir mejor después de todo: estudiaba, salía, conocía gente, entrenaba, me emborrachaba, estudiaba, conocía y así sucesivamente, sin nada muy novedoso.
Ahora me encontraba desayunando, tenía clase a las 9 y el tiempo estaba de sobra después de haber ido al gimnasio.
Terminé mi omelette y mi batido de proteínas, tomé el panquecillo de vainilla que había comprado camino a casa y le encendí una velita azul que encontré en el cajón, seguro era de unos tres o cuatro cumpleaños atrás. Subí las escaleras de caracol sigilosamente, cuidando de la flama y me topé con María, la señora del aseo.
— El señor Matteo sigue dormido, señorita.- comentó en un susurro. María había sido nuestra ayudante desde hacía años y era casi parte de la familia. Se la pasaba en casa todo el día, ya que mis padres estaban muy ocupados entre semana y llegaban siempre por la noche.
— Vale, ya lo despierto yo.- dije y le sonreí.- Gracias Mari.
Llegué a su habitación, abrí con cuidado y efectivamente, estaba muy dormido. Dejé el pastelito en el escritorio y recorrí las cortinas beige del gran ventanal. El sol iluminó su rostro, haciéndolo espabilar.
— Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a
ti...- canté ruidosa tirándome sobre él, molestándolo.— Aparta pesada.- dijo haciéndome a un lado y tallándose los ojos.- ¡Hostia que asco Pau! estás toda fría de sudor.
— Venga ya, basta de lloros.- tomé el panque del escritorio y lo puse cerca de él.- Sopla que esos 23 seguro te caen de maravilla.
Sopló y aplaudí sonriendo; le dio una mordida al panquecillo y lo dejó de lado. Sabía que llevaba una dieta estricta, por eso había comprado el tamaño pequeño.
— ¿Hoy no entrenas?.- pregunté.
— Sí, eeeen...- vio el reloj de la mesa de noche.- Tres horas. ¿Por?
— Tengo algo que deciros en la cena.- dije sin poder contenerme.- Chao hermanito.
Tenía que contarles a todos sobre la nueva noticia: me habían dado la plaza en la Universidad de Barcelona, al menos por un año, en donde también podría realizar mis prácticas de fisioterapia dentro de clubs deportivos u hospitales. Era una gran noticia, mucho más siendo en Barcelona, que era de mis ciudades favoritas del país. Lo tenía ya todo planeado: la renta del departamento cerca de la universidad, las rutas de transporte, algún trabajo por si mis padres dejaban de apoyarme en pleno grado (lo cual dudaba), algunas frases básicas en catalán, restaurantes cerca, mis lugares turísticos favoritos, el canto del barça incluso y una infinidad de cosas más para ser la residente ideal.
Sólo mi padre lo sabía y quedaba nada más que me diesen la enhorabuena, porque en un menos de un mes, mi vida podía ponerse aún más interesante.
Y vaya que así fue...
"Anatomía de Tú y Yo"
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Anatomía de Tú y Yo - [Pedri González]
FanfictionPaula comienza un nuevo año de universidad en Barcelona, dejando a su bella y antigua Sevilla para iniciar una nueva etapa de su vida estudiando fisioterapia. Pedri, en cambio, es uno de los jugadores más aclamados de toda España y el mundo. Parecie...