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PAULA

El dolor de cabeza me estaba martillando pero ni siquiera podía abrir los ojos negándome a salir de la cama. Me enrollé más en las sabanas pero al hacerlo un aroma a perfume muy gentil me sacó de mis pensamientos.

Abrí los ojos y me posé sobre mis codos observando la habitación en la que estaba, que obviamente no era la mía. Peor aún fue cuando bajé la mirada y tenía un jersey lila del barça, de repente recuerdos vagos de anoche llegaron a mi cabeza analizando todo o al menos la parte del todo.

Recordaba que había bebido demasiado, que no sabía nada más de mis amigos, Sebastián había querido sobrepasarse y que Pedri terminó siendo el héroe de la noche, pero no recordaba nada a detalle.

Salí de la cama dispuesta a irme, así que cogí mis cosas que estaban acomodadas sobre la silla del escritorio y dejé la habitación.

— Buenos días, doc.- su voz hizo que me detuviera, miré hacia la derecha en dónde estaba el baño y lo vi sin camiseta, con el cabello húmedo, un chándal adidas y el rastrillo en mano. Espera, ¿habíamos...?.

— ¿Nosotros...?.- nos señalé a ambos tratando de que entendiera.

— ¿Nosotros qué?.- preguntó borde mientras se quitaba lo último de crema para afeitar y se colocaba el aftershave.

— Ya sabes.

— ¿Follamos?.- preguntó sin vergüenza alguna.

— Pero no lo digas así, joder...- me pasé la mano por la sien.

— Esta noche no se te ha cumplido, tranquila.- dijo y salió del baño hacia su habitación poniéndose una camiseta.- ¿Vas a contarme lo de ayer?

Lo dudé mucho pero terminé sentada en la cama y hablé; al principio me sentí muy extraña pero conforme veía que él escuchaba con atención decidí decirlo todo, sin saltarme detalle.

— Qué hijo de puta.- dijo tallándose los ojos.- Necesitas hacer algo Paula, no porque sea tu amigo significa que no volverá a intentarlo.

— No puedo.- sentí mis ojos humedecerse.- Es amigo de Ana y Martha también.

— Anda, pues con más razón.- tomó mi mano y señaló las marcas rojas de mis muñecas.- Esto no es tolerable Paula, no tienes que esperar a que se repita ni contigo ni con nadie más para actuar.

— Gracias Pedri. Lo voy a considerar.- me miró de una manera que jamás había visto.- Mierda, la sesión.- recordé y volví a coger mis cosas.

— He dicho a Martín que quedamos más tarde, así te da tiempo de espabilar.- dijo lanzándome a la cara el sujetador que no encontraba por ningún lado. Que hijo de puta.

Cogí mis cosas y se ofreció a llevarme hasta mi piso, lo cual agradecí. Pedri comentó que había quedado con sus padres que al parecer estaban de visita.

Al llegar cargué el móvil y tenía miles de llamadas de mis amigas pero no me apetecía hablar con ellas por ahora, ya lo haría después y les explicaría lo que había pasado.

Desayuné y después tomé una pequeña siesta, me puse a terminar algunas tareas y a planificar la sesión de hoy, que empezaba en 1 hora.

Anatomía de Tú y Yo - [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora