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PAULA

Desperté gracias a la luz del sol que atravesaba la ventana de la habitación de Pedri, quién dormía plácidamente debajo de mí y dejaba que escuchase el ritmo tan tranquilo de su corazón. Me recargué sobre su pecho para apreciarlo mejor y darle besitos por todo el rostro para que despertase.

Recordar todo lo que había pasado ayer no dolía tanto ahora, Pedri me había ayudado bastante a lidiar con ello y, bien o mal, con él me sentía protegida de todo peligro.

— Mhm.- exhaló abriendo los ojos poco a poco para despuer sonreírme.

— ¿Cómo has dormido?.- pregunté peinando los mechones de cabello que le caían ligeramente sobre la frente.

— De maravilla.- respondió cogiéndome por la cintura para quedar sobre él.

Pedri me hablaba un poco sobre el partido de antier mientras yo le contaba cómo lo había pasado desde las gradas.

— ¿Has visto ese pase? Parece que un tipo de magia se había metido al puto pie de ese chaval porque...- Pedri hablaba frustrado mientras yo escuchaba con atención, inspirando el aroma de su cuello y besando cada centímetro de este.-...¿Qué haces?.

— Nada.- murmuré contra su piel sin detener mis atenciones.- Anda, sígueme contando.

— Bueno.- dijo desconfiado.- Entonces Lewy tiró desde el fondo y...- verlo hablar de lo que le apasionaba hacía que lo admirase aún más y amaba la euforia con la que siempre lo hacía. Seguí recorriendo su cuello y su mandíbula mientras él no paraba de hablar cabreado por el partido que casi perdían; bajé por su clavícula y su pecho cuando me detuvo cogiendo mi cabello entre su mano, obligándome a mirarlo.- No puedo hablarte así, Paula.

— Has estado muy tenso, amor.- subí a sus labios y lo besé.- Déjame ayudarte.

— Pero necesitamos más comunicación en el equipo porque no sé qué cojones les pasa a esos cabro...

— ¡Pedri!.- insistí riendo sobre sus labios.

— Vale, ya.- rió y sus manos acariciaron mis caderas subiendo por todo mi cuerpo hasta mi nuca, atrayéndome a él para besarme.

Mordí su labio y sentí su creciente erección rozarse conmigo haciéndome sonreír mientras que Pedri me observaba como si estuviese ansioso por devorarme.

Comencé besando sus labios y bajé cada vez más, sintiendo su cuerpo contraerse cada que mi lengua recorría el relieve de su abdomen y más aún cuando acaricié su punsante entrepierna con mi mano, con más detenimiento del necesario para hacerlo todavía más desesperado. Esta vez, no puso pegas cuando me detuve entre sus piernas y besé su miembro a través de la tela de sus calzoncillos.

PEDRI

Verla debajo de las sábanas mientras me tocaba con tanto deseo fue suficiente para detener mi respiración y disparar mis latidos a su máxima intensidad. Me miró rozando sus dedos sobre el elástico de mi ropa interior buscando algún tipo de aprobación en mis facciones.

— Sigue.- suspiré.

— ¿Te gusta?.- murmuró contra mi piel y un escalofrío me recorrió toda la espalda.

— Sí.- madre mía, de pronto parecía que tenía mínimo pcho palabras en el cerebro.

— ¿Cuánto?.- dijo bajando por completo mis calzoncillos y tomando mi miembro suavemente. Iba a morir ahí mismo.

Anatomía de Tú y Yo - [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora