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PEDRI

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Barcelona

Esta niñata estaba acabando con mi tolerancia. Iba a perder los estribos, pero tampoco podía permitir que algún loco aficionado la acechara por la calle, más por llevar el jersey equivocado.

Que sí sube. Y ponte esto que seguro te estás congelando hasta los huesos.- Dije y le lancé una sudadera del equipo que de suerte llevaba en el maletero. Le cayó en la cara y maldijo por lo bajo, subiéndose a regañadientes al asiento del copiloto.

Subí al carro. Ella tenía puesta ya la sudadera y estaba cruzada de brazos, mirando por la ventanilla.

— No me has dicho tu nombre.- comenté arrancando el coche.

— No es necesario.- dijo sin mirarme.

— Creo que es lo menos que podrías hacer.- dije saliendo del estacionamiento.

Joder. Ya podía escuchar los gritos de los aficionados afuera que aún no se iban. Casi siempre era el último en salir y la gente parecía ya saberlo.

— Ponte la capucha.- le dije.

— ¿Qué?.- dijo mirándome.

— Joder, que te la pongas.— con mi mano libre se la puse y ella se quejó.- Agáchate.

— Madre mía.- se quejó nuevamente, parece que era lo único que sabía hacer.

Salimos del estacionamiento y sinceramente no me apetecía detenerme, al menos no hoy. Después de la humillante derrota y la polémica que llevaba persiguiéndome todo el fin de semana, tenía los ánimos por los suelos. Ayudar a una castaña sevillana y desconocida parecía ser lo más interesante de mi día, a decir verdad.

¿Por qué no había corrido como loca al verme? ¿Por qué no mencionó nada sobre la misteriosa rubia con la que me relacionaban? ¿Por qué no hacía nada?

Escuchaba cientos de voces fuera mientras intentaba salir hacia la avenida. Decían cosas como: ¿Pedri, es cierto que estáis saliendo? ¿Es ella? ¿La has traído al partido? ¿Cuánto lleváis? ¿Cuándo lo confirmáis?

Odiaba eso de los medios y de la gente en general, siempre se fijaban más en fotos sin sentido que en mi carrera profesional. Claro había gente que lo aclamaba, pero parecía desaparecer en cuanto algo como esto surgía.

Salimos y mi acompañante levantó la cabeza volteando hacia los lados, sin quitarse la capucha.

— Paula.- dijo de repente.- Me llamo Paula.

Paula. Era un lindo nombre. En realidad, toda ella era muy linda, así como eran lindas muchas más mujeres, pero algo en ella parecía excepcional. Jamás iba a decírselo, jamás la iba a volver a ver, así que me daba igual.

— Un gustazo, Pau.- dije extendiendo mi mano y ella aceptándola mientras estábamos parados en el tráfico post partido.- Soy Pedro. Pedri, más bien.

Me regaló una sonrisa de boca cerrada que se esfumó en cuanto miró hacia el frente. Observé su perfil iluminado por las luces rojas de los coches. Era preciosa y verla usar mi ropa, no ayudaba con mis pensamientos.

Anatomía de Tú y Yo - [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora