Cap. 7 San Valentín

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Capítulo 7

Desperté más temprano de lo normal, aunque prácticamente dormí unas pocas horas. Lo sabía, porque Angélica aún no llegaba con mi pastilla de la primera hora.

Aún tenía el papel en mis manos.

Lo miraba a cada segundo, pero la tinta con esa palabra seguía intacta.

Estaba más que frustrada. Lo arrugué y lo guardé bajo mi almohada.

Saqué mi libro y trate de distraerme entre las páginas.

XXXXX

Los días nublados realmente me deprimían. Me levanté con la poca fuerza que me quedaba. Solo quería quedarme lo que restaba de la semana en mi cama viendo películas de amor.

Después de bañarme me puse el uniforme. Acomodé mis cosas y guardé un pequeño aperitivo para el almuerzo, ya que no deseaba ir a la cafetería.

Durante las clases me esforcé en poner atención, porque todos hablaban del día de San Valentín, yo, en cambio, odiaba ese día.
No tenía con quién salir y no era para menos, aún no tenía un solo amigo. Era lo malo de haber entrado a mitad de año.

Solté un enorme suspiro cuando llegó la hora del recreo. Me sentía mal al ver cómo todos a mi alrededor tenían pareja o un grupo de amigos... Solo trate de contener mis lágrimas y camine por toda la escuela buscando un lugar solitario como yo.

Por fin, después de tanto caminar, llegué a la parte trasera del colegio. Estaba sorprendida al ver lo hermoso del paisaje.
Había unas bancas con sombra. Un campo enorme. Y el cielo estaba en su máximo esplendor.

Caminé tranquila hasta que llegué a un árbol y abrí los ojos con sorpresa. Apreté fuertemente los ojos. Definitivamente era ella. ¿Pero qué hacía una persona como ella en un lugar tan solitario?

Se veía tan sola que sentí la necesidad de acercarme más. ¿Pero por qué no podía? ¿Tenía miedo?

Entonces recordé que las personas siempre solían rechazarme.

La contemplé una vez más. Estaba sentada sobre el pasto. Se veía tan seria, tenía los brazos cruzados mientras recargaba su cabeza en el árbol que cubría su cuerpo con la enorme sombra.

Suspire profundo mientras apretaba mi emparedado y mi agua. Di un paso a atrás. Hice una enorme mueca al escuchar unas hojas secas quebrarse.

¿Qué haces?

¡Ah! —No pude evitar dar un pequeño brinco.—Lo siento de verdad. —Dije al ver que había tirado mi comida y mi agua la había mojado.

¿Por qué me observas?
Habló una vez que se puso de pie. Mis nervios rápidamente se apoderaron de mí.

Yo solo... buscaba un lugar para comer. —Su mirada se suavizó al decir eso. —Pero puedo buscar otro lugar.

Me giré, pero al instante me detuvo el agarre de una mano fría. Sin decir nada, me hizo sentarme a lado suyo.

Estaba nerviosa. No sabía qué hacer. No sabía si debía hablar o simplemente comer, pero recordé que había tirado mi comida.

En ese instante, una mano frente a mí me extendió un sándwich.

Come.—Hablo sin dejar de mirar al frente. Estaba por negarme, pero mi estómago soltó un gruñido. —Tu estómago tiene hambre.

Gracias. — Sonreí por dentro. Di un bocado y quedé fascinada con el sabor. En unos minutos ya estaba por terminar la mitad del sándwich. Me detuve al ver que ella no estaba comiendo. La miré tan seria y concentrada en la vista. Hasta que me miró. —Perdón. —Siempre me sorprendía mirándola. Debía pensar que estaba loca. De inmediato miré a otro lado, pero ella me jaló para mirarla y me dio una botella de agua. —¿Tú no comerás? —Realmente me sentía mal por quitarle su comida.

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