Cap. 25 Como un sueño.

91 18 0
                                    

Capitulo 25.

XXXXX

Con las manos temblorosas abrí rápidamente el papel, moría por saber los secretos que guardaba.

—Vamos, no tengas miedo.

Respiré profundamente y terminé de abrirlo.

Piso once, al terminar el pasillo, solo entra a los baños y mira detrás del espejo.

—¿Pero qué?

¿Qué rayos estaba pasando? Mi cabeza daba vueltas. ¿Por qué tenían que pasarme cosas extrañas a mí?

Solo quería recuperarme y continuar con mi vida como la persona normal que era.

Arrugue el papel y lo lancé lejos de mi cama.

Me recosté tratando de descansar, pero mi mente solo debatía entre ignorar aquel mensaje o planear cómo escaparme y averiguar de qué se trataba.

Me sentía atrapada en un dilema.

¿Pero cómo podría saber qué era lo mejor?

Había dado más de mil vueltas sobre la cama tratando de conciliar el sueño, pero ahora Dora estaba por entrar por la puerta y eso me hizo recordar que no había podido cerrar los ojos en toda la noche.

—Buenos días. Traje el desayuno y tus pastillas.

—Gracias, Dora.

—¿Y esas ojeras?

—No pude dormir.

—¿Debo llamar a la doctora Angélica?

—Creo que sí.

Mientras le daba una mordida a mi manzana, trataba de improvisar un plan, ya que Angélica estaba por llegar, pero nada se me ocurría.

Me puse nerviosa en cuanto mira la puerta abrirse.

—Buenos días, ¿cómo está mi paciente?

—Angélica, por favor, déjame salir. —Angélica me miró sorprendida al ver que corrí hasta ella y la tomé de las manos. —Solo una vez más. Prometo portarme bien.

—No lo sé...

—Será lo único que te pida.
Algo dentro de mí me decía que tenía que ir a ese lugar.

// // //

Después de tomar mis pastillas, Dora me acompañó al lugar donde me había llevado el día anterior. Al llegar y mirar nuevamente los árboles, parecía que había vuelto a la vida. Algo me decía que el sol, la lluvia y los árboles eran parte de mí.

—Bien, solo tienes 20 minutos, aprovéchalos. Alma te cuidará.

En cuanto Dora cruzó la puerta, intenté buscar otro acceso para salir, pero estaba en una terraza que se encontraba en el tercer piso y no había otra manera de salir.

Intenté abrir la puerta, pero me alejé en cuanto vi entrar a Alma.

Ella no dijo nada, solo caminó hasta la pequeña mesa y entonces me miró.

—Iré a visitar a mis demás pacientes. —Sacó una llave de la bolsa en su uniforme y la puso sobre la mesa. —Disfruta de tu momento a solas. —Me regaló una mirada de complicidad.

// // //

Después de pensar por un momento, por fin tomé la llave y salir por la puerta. Todo lo que vi fue el enorme pasillo que recorrí minutos antes con Dora. Al llegar al fondo, miré las escaleras. Me encontraba en el tercer piso, y había bajado tres pisos para llegar aquí, entonces debía subir ocho pisos más para llegar al baño donde me esperaban.

Mi Mundo De Colores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora