Cap. 10 Promesas

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Capitulo 10


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Había notado que tenía el sueño muy ligero, por eso escuché claramente cuando la enfermera Dora abría la puerta.

—¿Dónde estoy?
Me incorporé poco a poco hasta sentarme.

—En el consultorio. —La miré sin comprender —Te desmayaste, pero no te preocupes.

—Dora…

—Tranquila, es solo tu periodo de menstruación. —Dijo como si me leyera la mente.

Me puse de pie y me avergoncé al ver la cama manchada, al igual que mi bata.

—Necesitas un baño.

// // //

No imaginaba que dentro del hospital había una tina de baño. Esto realmente era relajante.

—Estaré a fuera si me necesitas.
 
El baño me permitió relajarme un poco y aspirar el jabón en mi piel al mismo tiempo que pasaba la esponja por todo mi cuerpo.

No pude evitar pensar en la Diosa Meg y preguntarme cómo sería si en realidad existiera. Entonces traté de imaginar a una mujer con ese tono de piel tan pálido, con ojos grises, con una cabellera negra.

Y de un momento a otro ella se encontraba justo frente a mí, en la tina de baño. Acompañándome.

Cerré fuertemente los ojos.

Comencé a frotar mi piel, entonces sentí una corriente de aire por mi espalda al imaginar que mis manos eran las de la Diosa Meg.

Que sus manos me tocaban.

Por alguna razón me agradaba esa sensación.

Mi corazón comenzó a latir tan rápido.

¿Por qué me imaginaba con una mujer?

—¿Está todo bien?

Me sobresalté y entonces volví a la realidad donde me encontraba sola.

De camino a mi habitación me mantuve alerta y traté de grabarme el camino.

Al llegar a mi destino, sonreí por dentro al ver más habitaciones, pero solo me concentré en la que se encontraba frente a la mía.

Cuando la enfermera cerró la puerta, corrí hasta mi cama y saqué mi libro para volver a imaginar a la Diosa Meg.

No me importaba que solo fueran alucinaciones mías.

XXXXX

El fin de semana estaba por terminar y no conseguía aclarar mis dudas. Por más que lo intentaba, no conseguía entender a Meg.

Busque su perfil en Instagram.

Tenía miles de seguidores a pesar de no tener fotos de ellas, pero con la foto de perfil era más que suficiente.

Seguí buscando hasta que encontré fotos de ella. Al parecer era modelo de varias marcas en las que la habían etiquetado.

Sin darme cuenta, tenía la pared de mi cuarto llena de fotografías de Meg. En todas se veía espectacular. Siempre tan sería, siempre tan bella e indescifrable.

El timbre de mi casa sonaba.

Salí de mis pensamientos.

Bajé las escaleras lo más rápido que pude.

Al abrir la puerta, me llevé una enorme sorpresa.

—Hola.

No lo podía creer.

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