Cap. 14 Aceptación

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Capítulo 14

XXXXX

Nunca solía romper las reglas, aunque odiaba seguirlas. No me gustaba la gente común que seguía al resto, por eso, disfruté desviarme de mi rutina tan aburrida y, cuando vi a Meg la seguí.

Al principio pensé que después de estacionar su auto iría a entrenar, pero me sorprendió cuando la vi saliendo del colegio. No pude evitar seguirla. Pero me sorprendió aún más cuando subió al autobús. Corrí antes de que este avanzara. Me quedé en la parte donde estaba el conductor cuando la busqué y la encontré en los últimos asientos. El autobús estaba lleno para mi suerte. Ella no podría descubrirme entre tanta gente.

Durante el camino no despegué mis ojos de ella. Estaba sentada junto a una señora de edad avanzada. Parecían tener una charla. La señora reía alegremente, pero todo acabó cuando un anciano subió en la siguiente cuadra y Meg le dio su lugar.

Después de varias cuadras ella se bajó. Caminé a una distancia prudente tratando de seguirla. ¿A dónde iría? ¿Tendría algún novio secreto? Estaba tan nerviosa por descubrir la verdad.

Mientras la seguía, tomaba fotos en el camino. En algunas salía ella. Siempre tan perfecta.

Llegamos a una pastelería. Eso me hizo sospechar que tal vez era una cita con algún chico, pero había comprado varias cajas de bocadillos. Acaso era una fiesta a donde iba. Mientras pagaba, noté cómo el chico de la caja la miraba sin disimulo.

¡Idiota!

Cuando salió de la pastelería tomó un taxi, de inmediato tomé uno y la seguí. Sabía que estaba gastando dinero que no tenía en seguir a la Diosa de la escuela, pero no podía detenerme.

Vi al taxi estacionarse frente a una escuela. Me bajé desconcertada. Meg ya había entrado. ¿Qué hacía ella en ese lugar?

Solo podía mirar desde afuera y noté que él pateó, estaba lleno de niños. Eran niños de preescolar, parecía que su grupo estaba en clases de educación física. No era exactamente una escuela de niños ricos; la escuela y su uniforme lo decía todo.

Me puse nerviosa en cuanto la vi en el pateo, de inmediato me escondí detrás de los arbustos que rodeaban la escuela.

Los niños tenían rodeada a Meg. Unos la abrazaban por la espalda, otros se aferraban a sus piernas. La tenían inmóvil.

-Niños, dejen a la señorita tranquila.
Una maestra había aparecido para salvarla.

-Les traje una sorpresa.
Saco las cajas con los bocadillos.

-Siempre eres tan linda con ellos.
La maestra la miraba con ternura mientras los niños brincaban de emoción.

Meg se sentó en medio de ellos para repartir los bocadillos. Aún la tenían rodeada, pero había una niña que se aferraban con fuerza a ella. Incluso cuando formaron un círculo, ella se quedó a su lado.

-Cuando sea grande me casaré contigo.
Meg la miró algo sorprendida y después rio ligeramente, ya que la niña aún seguía abrazándola.

-No seas tonta, yo me casaré con ella.
Un niño de cabellos chinos la miraba molesto.

-Matias y Wendy, dejen a la señorita tranquila o llano, vendrá a visitarlos.
Los niños hicieron pucheros, entonces Meg los miró a ambos.

-Cuando sean grandes, se casarán con alguien de su edad.

El niño solo río, pero la niña parecía triste. Entonces Meg tomó un bocadillo y se lo ofreció. La niña lo aceptó, pero sonrió con malicia. Meg parecía confundida hasta que la niña se acercó a ella y le estrelló el bocadillo batiendo su cara con crema de fresa.

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