Cap. 26 Parte 2 Sentimientos a flote

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Capitulo 26.

Parte 2

Este momento lo podía describir como una de las pocas ocasiones en las que me sentía verdaderamente en paz. En mi mente solo podía escuchar el sonido de la música, mi respiración y la de Meg.

De un momento a otro el sueño empezó a apoderarse de mí. Parecía que por fin podía descansar sobre el hombro de Meg porque todo lo que hacíamos era balancear nuestro cuerpo de un lado a otro tratando de bailar al ritmo de la música.

Abrí los ojos cuando sentía a Meg separarse de mí sin soltarme de las manos. Su forma de mirarme siempre era tan intensa, por eso me tomó por sorpresa cuando por fin la miré. Los nervios me invadieron, pues ella me miraba de pies a cabeza mientras me hacía temblar.

Me sentía tan expuesta ante ella y, aunque no era algo que me incomodara, me sentía extraña. Eran pocas las veces en las que Meg me recorría con sus ojos.

Mi respiración se aceleró cuando me hizo darme la vuelta, pues aún sentía su mirada sobre mi cuerpo.

Al terminar, me tomó por la cintura y me pegó por completo a su cuerpo

El color dorado va muy bien con tu piel rosada. —Dijo mientras veía su mano acercarse a mi pecho. Mi respiración era pesada. —Este collar te queda perfecto.—-Me quedé estática al sentir las yemas de sus dedos, acariciar el collar junto con mi piel.

Abrí los ojos por completo cuando caí en cuenta de lo que estaba pasando; ella me tenía sumamente sorprendida. Meg no parecía ser ella. No era normal su comportamiento.

Tal vez era culpa del alcohol, Meg había tomado demás. Su aliento me lo decía.

Ella no solía acercarse a mí de esa manera. Todo me parecía tan irreal. Las últimas semanas habíamos estado tan distanciadas que solo nos evitábamos, desde que Meg sabía de mis sentimientos. Esos días fueron un infierno total porque solo la miraba desde la distancia. Realmente la había extrañado tanto. Ella, en cambio, no parecía notar mi presencia, a excepción de una ocasión en la que Richard me dio un corto el último día de clases antes de despedirse de mí y disculparse por no poderme llevar a mi casa. Recuerdo que Meg parecía molesta, tal vez porque él no era de su agrado.

Fuera de eso, Meg no parecía notar mi existencia, por eso estaba tan sorprendida y emocionada por verla después de tanto tiempo.

Ahora solo podía mirarla con asombro al verla sonreír ligeramente después de todo lo que había pasado, después de que ella sabía mis verdaderos sentimientos. Me tenía tan confundida que no sabía qué decir o cómo actuar.

Definitivamente, esta no era una salida de amigas.

Quería hacer tantas preguntas, pero cada vez que abría la boca, las palabras no me salían.

Entonces me armé de valor al ver que ella no dejaba de acariciarme mientras me sonreían.

¿Qué haces?
Mi voz parecía un susurro. Ella solo clavó su mirada en mí y comenzó a acercarse hasta pegar su frente con la mía.

Solo quiero estar cerca de ti.
El alimento de Meg golpeaba a mis labios. Llegando hasta mis fosas nasales que aspiraban el olor a alcohol mezclado con menta. Para este punto sentía que mis piernas se vencerían en cualquier momento. Mis nervios estaban al tope y Meg lo sabía, ya que ella aún sostenía a mi mano temblorosa, pero no podía controlarme porque ella tenía ese efecto en mí.

Suspiré profundo al notar un brillo especial en sus ojos. Su forma de mirarme había cambiado. No dejaba de sonreírme y eso provocaba un revoloteo de mariposas en mí. Entonces una ligera esperanza comenzó a creer.

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