EXTRA 1/4: ¿Y SI? (Edades invertidas) universo paralelo.

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Katsuki Bakugo es un estudiante de 16 años bastante problemático, suele ser gruñón y con una expresión fría.

Dicha expresión solía cambiar drásticamente al ver a su hermana pequeña, Mirai, una dulce nena de cinco años que mantenía en el hospital por una enfermedad cardíaca que ninguno de sus padres quería aceptar aún.

El, como un joven estudiante que está apunto de ingresar a una preparatoria de gran renombre, también mantiene aparte un trabajo en una cafetería cerca a la institución, lo hace para darle una buena vida a su pequeña hermana, el sabía que ella soportaba muchas cosas y que otras directamente ella las callaba, pero eso cambiaría el día que el fuera un héroe.

Cuando lo fuera, su hermana pequeña nunca sufriría de nada, tendría cuánta cosa quisiese, cuánta ropa, zapatos o muñecas le gustasen, no le compraría maquillaje por qué ya de por sí es muy linda y no necesita a un maldito idiota detrás de ella cuando creciera en flor como el lirio del valle que ella es, hermoso y fuerte pues crece al costado de esa carretera empedrada que es la vida.

Ese día en específico iba a ver a su adorable hermana, Mirai iba y venía del hospital constantemente, y aún así, su dichosa enfermedad no menguaba nisiquiera un poco, no le daba trevia a la infante.

El fue el primero al entrar al cuarto compartido con otras pacientes, luego su madre lo segundo.

- Mitsuki ¿Podemos hablar? - Le dijo una dulce doctora regordeta a su madre, ella asíntio y ambas salieron del cuarto, el se sentó junto a su hermana.

Podrían llamarlo raro o como sea, pero el adoraba con toda el alma a su hermanita, era su viva imagen, de cabello corto rubio y ojos rojos brillantes.

- ¿Cómo vas? - Pregunto relajando un poco el seño sentandose junto a su hermana en esa incomoda silla de plástico.

- Estoy cansada - Dijo su hermana forzandose una sonrisa - Pero almenos estás aquí - Su infantil voz detonaba una dulce alegría, una buena alegría que ella sentía por ver a su héroe.

El sonrió triste, no le gustaba verla, no en ese estado, le gustaba cuando la enfermedad le daba un tiempo y ella podía caminar, poco, despacio y tambaleante, pero caminaba, no le gustaba verla con el suero inyectado a su vena con medicinas que no le surgían efecto, no le gustaba verla con esa mascarilla en la cara, que no siempre llevaba puesto que ella podía respirar muy bien por si sola, pero la noche anterior había sido pesada.

- ¿Eres un héroe? - Pregunto feliz, el no contesto y solo le acaricio la cabeza, contándole de las cosas que veía en la escuela, su hermana por mientras dormitaba un poco por las caricias de su hermano en su cabello, le gustaban, le gustaba ver a Katsuki feliz y era por eso que ella forzaba a su corazón a seguir viviendo, ella quería ver a su hermano ser feliz.

Ignorantes ambos hermanos, no sentían los ojos inquisitores de color grisaseo que estaban detrás de ellos.

(. . . )

Al volver a la escuela al día siguiente escucho murmuros por los pasillos y miradas fugaces que se le cruzaban.

No comprendió hasta que vio, en su casillero un volante.

En este se observaba a su hermana haciendo la señal de paz mientras que en la parte de abajo decia una inscripción que decía algo como "Por favor donar dinero para esta niña enferma, para que así podamos conseguirle un hermano mejor que Bakugo Katsuki"

Katsuki vio iracundo hacia los adolescentes en el pasillo, nadie dijo nada, nadie hizo nada, el solo arrugó el papel y lo guardo en su maleta, al seguir caminando en un tablero de corcho vio mas volantes, obviamente las arranco y camino por toda la escuela, buscando dichos volantes y arrancando los y guardando los.

¿Cómo habían dado a parar con ella? El nunca mencionó su existencia y nunca lo haría, lo último que su hermana necesita es que sus enemigos se metan con ella.

Cuando entro a su aula Kirishima se le acerco cauteloso, Katsuki casi gruñía pero el pelirrojo levantó las manos en señal de paz.

- No se quién hizo eso bro...pero lo voy a descubrir - Katsuki suspiro - Aunque me dolió que no me contarás que tenías una hermanita...ah, ese debía haber sido el cuarto al que no me dejaste entrar, ella que tie... - Pero antes de preguntar Katsuki le había estallado la cara, siendo Kirishima lo suficientemente rápido para usar su quirk y no sufrir daño alguno.

Las investigaciones de los dos duraron varios días pero no encontraron algo que le s diera una pista más haya de que no era de su aula.

Una vez acabado su día el decidió relajarse visitando a su hermana, aprovechando que era viernes podría quedarse esa noche con ella.

Al llegar al hospital fue recibido con normalidad y al entrar al cuarto donde su hermana estaba la vio hasta el fondo del cuarto hablando con alguien, ella estaba parada con un suero a su lado y viendo por la ventana.

- ¿Eres amigo de mi hermanito? - Pregunto la niña - No sabía que tenía amigos...yo también quiero.

Katsuki se apresuró y vio allí sonriente a un Monoma quien le explicaba a su hermana entre burlas que el no tenía amigos.

- Tu...tu publicaste sus fotos - Dijo Katsuki en un gruñido, la infante se sorprendió al verlo y sonrió.

- ¿Fotos? ¿Que fotos? - Dijo aguantando su risa, ver al gran Bakugo caer en desesperación y enojo le fascinaba y le daba un placer indescriptible - Solo le compartí al mundo lo linda y dulce que es tu hermanita ¿Por qué la escondias?

Katsuki no aguanto y le soltó un izquierdazo tan fuerte que un grito sonó, en el piso Monoma algo atudrido trato de levantarse pero Katsuki se sentó encima de él y lo cogió del cuello de la camisa.

Los demás parientes habían comenzado a llamar a sus enfermeras y Mirai entre zollosos le pedía a su hermano que parará.

- ¡¡Onii-chan suéltalo, suéltalo!! - Pedía asustada - Déjalo - pidió ya llegando sosteniendo la barra que mantenía alto su suero.

- Maldito imbécil ¿Me espiabas?

- ¿Que? No - Dijo con el labio partido y la nariz sangrante - Aquí está mi tío - El hombre desde el principio de la sala no hacía ni decía nada, solo veía, quizás alegre, de como el mundo le daba una paliza a su sobreprotejido sobrino.

Katsuki sintió unas pequeñas manitas jalarle del uniforme y allí fue cuando la vio, se levantó de Monoma y la abrazo, ella lloraba pulmón herido por el miedo y de su pequeña mano salís un poco de sangre al ella haberse arrancado la aguja.

- Perdóname Mirai, te asusté.

- ¡He...herma...hermanito tonto! - Grito, siendo que ahora unas tres enfermeras e Inko habían llegado, la mujer suspiro.

Sabía que su ahijado Katsuki tenía algunos problemas de irá, nunca fueron suficientes para llamar la atención de nadie, nisiquiera suya puesto que no pasaban de gritos y algunos improerios, pero está vez, en medio de un hospital, rodeado de pacientes y frente a su hermana pequeña Katsuki había golpeado sin compasión a un tipo.

El verde de los ojos de Inko, inquisitivos, molestos y fisgones se encontró con el rojo del hermano mayor, asustados, molestos y muy en el fondo, cansados.

- Quizás...debas visitar a mi hijo Katsuki - Dijo Inko en un suspiro.

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