capítulo II

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Capítulo dos. "Primera posición"

Treinta días antes

A las siete de la mañana en punto suena por primera vez en todo el curso escolar la alarma de Louis, y éste de mala gana se levanta, hasta que recuerda las cosas que le esperan, entonces su humor cambia inesperadamente a uno más soportable.

Al terminar de ducharse, siente que por instinto debería tomar sus pinceles y pinturas para el taller, pero recuerda que tiene una apuesta por delante y por un instante se arrepiente, sobre todo al ver a su alrededor cuadros de sus artistas favoritos decorando las paredes de su habitación. Se suponía que en este último año le ofrecerían una beca para poderse ir a una buena universidad y ahí hacer una carrera que le gustara, relacionada con el arte. El oji-azul siente pasión por ella, y siente que cambiar eso por un juego que a Liam se le ocurrió de un momento a otro es una tontería, pero sin embargo, está dispuesto a jugar.

Baja las escaleras con las llaves de su auto-que le obsequiaron el año pasado- en manos. Se da cuenta que su familia ya ha dejado la casa. Sus padres ya deberían estar desde hace más de una hora en el trabajo, y su hermana tristemente debe entrar al colegio a las siete de la mañana. Por lo tanto, nadie puede molestarlo en su primer día, ni tampoco desearle buena suerte. Pero no es como si le diera tanta importancia, debido a que se había acostumbrado a una familia distanciada desde pequeño. Lleva el tiempo suficiente -cuarenta minutos- de adelanto, lo justo para llegar a la academia e instalarse.

El aire de septiembre está fresco y los vientos están notablemente soplando con la fuerza suficiente para poder mover las hojas de los árboles que decoran la carretera. Los neumáticos recorren el camino que Louis se ha aprendido de memoria gracias a recorrerlo los pasados tres años, hasta llegar al gran y famoso The Royals Academy.

El lugar es más grande de lo que aparenta exteriormente, y conserva su aspecto clásico como es de esperarse. El chico aparca el auto bajo un gran roble -siempre lo ha aparcado ahí- y toma el teléfono celular para llamar a su mejor amigo, Liam Payne; que no tarda ni dos timbres en responder.

—Demasiado temprano para escuchar tu chillona voz, Tomlinson. -le dice juguetonamente, Louis sabe que bromea.

—Buenos días para ti también, Li —por alguna razón tiene una sonrisa en el rostro; quizá sea porque su canción favorita está en la radio, o porque tiene el presentimiento de que ese será un buen año. —Estoy en la academia, ¿has llegado?

—Voy conduciendo, llegaré en diez minutos.

Y para no molestarlo al volante, Louis decide cortar la llamada, informando que se encontrarían en la entrada de la biblioteca.

Así es como el castaño baja del auto, encaminándose al pasillo principal para consultar su horario.

El edificio principal tiene la pinta que cualquier academia de arte tendría; con las paredes de mármol color perla y los pisos de duela laminada, que hacen que tus pasos resuenen de no ser porque todo mundo se conoce entre sí, y por lo mismo, no cierran la boca. En realidad, el lugar tiene un aspecto similar al de Hogwarts, exceptuando el hecho de que se mantiene como si fuese recién inaugurado y ahí las escaleras no acostumbran cambiar de lugar. De cualquier forma, Hogwarts o no, para Louis, The Royals Academy es uno de los lugares más asombrosos del mundo.

Cuando revisa las listas se da cuenta que la única clase en la que coincidirá con su mejor amigo será cálculo, por lo que le será más difícil conseguir que le haga las tareas. Además, para su mala suerte, la primera clase que tendría los lunes sería ciencias. Pero a pesar de todo ello, The Royals Academy tiene sus ventajas, ya que al enfocarse en el arte, proporciona más horas para impartir sus talleres, dejando entonces tres clases por día, sin incluir el taller lógicamente.

the red shoes • larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora