"Si pudiera volar, estaría yendo directo a mi hogar contigo."
San Francisco sonaba increíble de hecho.
Louis le había comentado primero a su hermana menor que se iría para recuperar a Harry y que probablemente no volvería en mucho tiempo, y que incluso en el peor de los casos, no volvería jamás. Y su hermana le había empujado de la cama mientras le gritaba que diciéndole todo eso sólo estaba perdiendo tiempo.
Tomó eso como una aceptación y corrió a empacar lo que más útil le pareció.
Llamó a la escuela y dijo que su vuelo se había adelantado y que llegaría el lunes por la tarde. La Universidad dijo que se adelantara o no el vuelo, una habitación con su nombre le estaba esperando. Edificio AA01, piso 5. Un compañero de cuarto ya le esperaba ahí, pero no le dijeron quién era porque así lo había solicitado el alumno, lo cual a Louis le pareció demasiado raro.
Ese compañero era Harry. Claro, Louis no tenía idea. El rizado había vuelto a su vieja habitación porque quería olvidar todo lo relacionado con Zayn y esto indicaba que tenía que dejar el lugar en el que se relacionaban. De todas formas, ninguno de los dos sabía qué vendría en unas cuantas horas.
El avión ya llevaba varias horas de vuelo y el oji-azul ya casi había escuchado todas las canciones de su lista de reproducción. Ya había avanzado más de la mitad de un libro, y eso que jamás acostumbraba leer. Y de hecho, ya había completado nuevos niveles de los juegos que tenía en su celular.
Un par de días antes de irse, Liam le preguntó por qué estaban yendo de nuevo a la tatuadora, pero Louis, con un cigarrillo y una sonrisa en la boca simplemente respondió que era una sorpresa.
Al llegar al lugar, Louis pidió que en el brazo derecho le hicieran un faro, y más abajo pidió que en letra cursiva le escribieran Royals. El castaño no entendió a qué se debía todo eso y estuvo a punto de decir que, una vez más, Louis había grabado con tinta permanente una estupidez en su cuerpo. Pero el chico se le adelantó.
-El faro señala que en la oscuridad, algo o alguien podrá guiarme a casa, que no me perderé incluso cuando esté navegando solo, que siempre encontraré el camino de vuelta a mi hogar, sea el que sea. Y Royals es el lugar en donde nuestras vidas comenzaron, la academia. Así que me lo he tatuado para que cada vez que piense que te odio por todo lo que hemos pasado, recuerde que formaste no solamente parte de esto, sino de mi vida.
Liam no había podido hacer nada más que darle un abrazo caluroso, además de pedirle que se cuidara estando donde debía. -Y recuerda que cada vez que necesites a alguien, podrás contar conmigo.
Y esa fue la última vez que Louis vio a Liam por un muy, muy largo tiempo.
El avión había aterrizado y Louis ya tenía su equipaje, y de hecho una vez que estuvo afuera del aeropuerto, esperando el taxi que lo recogería para llevarlo directo a la Universidad, fue que se dio cuenta que ya no estaba en Londres. Principalmente porque el calor ahí parecía algo que le llevaría tiempo acostumbrarse. Se sacó inmediatamente el abrigo y lo metió a la mochila que llevaba en los hombros. Además las personas hablaban con un acento diferente, y a pesar de ello todos tenían el mismo, por lo que Louis al hablar se sintió muy extraño al ser el único que hablase distinto.
-Cuando llegues a la Universidad y escuches cientos de acentos distintos te sentirás mejor. -dijo el señor que le conducía hasta el lugar.
Una vez ahí, todo lucía diferente a como lo esperaba. Era notablemente más grande de lo que sus expectativas habían creado. El césped era más verde, el ambiente más animado, las personas mayores y más llenas de vida. Además, en cada rincón del lugar se respiraba arte en su máximo esplendor, puesto que por grupos se veían personas bailando, exhibiendo pinturas, tocando instrumentos, haciendo performances y todo ese tipo de cosas que Louis únicamente veía en películas.
En la directiva lo recibieron de una manera sorprendentemente amable y le entregaron un pequeño croquis -que no podía ser tan pequeño porque el lugar era gigantesco - y también le dieron su horario de clases. Le dijeron que empezaría el miércoles para que tuviese un día completo para instalarse y le desearon la mejor de las suertes.
Louis caminaba con tranquilidad hacia su edificio, que era el segundo de la larga fila de construcciones prolongadas. Revisaba su horario sin preocupación alguna y al mismo tiempo lo analizaba.
Por alguna razón desconocida le habían puesto en danza avanzada, dicha materia estaba marcada con un par de asteriscos que más abajo se aclaraban. Había acabado ahí por recomendación de la escuela de la que procedía, y asistir a dicha clase era un extra, o sea, opcional. Juilliard fue la única persona en la que pudo pensar.
El oji-azul no quería ir. No solo.
Pero no lo haría solo, de hecho.
Continuó con la mirada fija en lo demás, había una que otra materia que lamentablemente no dejaría de llevar nunca, como literatura, ciencias sociales y artes. Pero al menos matemáticas, y química ya no estaban en la lista, por lo que una sonrisa le iluminó el rostro.
Estaba feliz ahí, y no podía esperar el momento en que se cruzara con Harry para que todo nuevamente diera un inicio.
Esta vez, uno correcto.
Torpemente, tropezó contra un alto chico de formadas piernas y largos rizos sujetos en una coleta enrollada. Las cosas que ambos cargaban habían caído al suelo y entre ellas un par de zapatillas rojas yacían tiradas en el césped del lugar. Al reconocerlo, Louis tragó saliva con dificultad y apenas tuvo la oportunidad de pronunciar una sola palabra.
Porque ambos estaban conscientes de que lo que habían vivido era simplemente el comienzo de una historia formada gracias a aquellas zapatillas rojas.
-Harry...
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the red shoes • larry stylinson
Fanfiction"Si me pidieran que pintara la cosa más hermosa que alguna vez vi, no podría dejar de dibujarte a tí." Louis Tomlinson de diecinueve años solía formar parte del taller de pintura en The Royals Academy, pero repentinamente hace un pequeño cambio. Har...