capítulo XV

5.7K 610 277
                                    


¿Qué diferencia hay entre meses, semanas, días u horas pasando cuando no tienes nada que esperar? ¿Qué pasa cuando lo mejor que tienes se va un día y simplemente no regresa de nuevo? ¿Cómo recuperas la confianza rota que la única persona a la que querías te tenía?

Al principio, cuando Louis recuperó un par de amigos -que eran los únicos que tenía- creyó que todo estaría bien y su vida casi sería igual a como lo era al inicio del año. Pero entonces los días siguieron pasando, y lo cierto era que Liam le apoyaba en lo mejor que podía y en la mayoría de las ocasiones daba resultado, pero hasta un punto se quedó estancado.

Aquello era como sentarse a observar el atardecer en la playa, observar la marea alejarse, percatarse de cómo los peces nadaban cerca de la superficie porque ya nadie quería capturarlos y hacerles daño, ver las gaviotas volando de regreso a casa. Ver como la naturaleza continuaba su camino mientras que lo único que uno hace es eso, mirar y nada más, hasta que la noche cae.

Así que así se le fue más tiempo, hasta que se dio cuenta que los exámenes finales eran la semana siguiente y no solo eso, sino que por igual el baile de navidad.

El cual, sería presentado en el teatro de la escuela, el mismo día del festival. Sería un evento asombroso, todos tenían un papel no menos importante que el de nadie, todos estaban emocionados. Todos menos Louis. Porque a diferencia de los demás, Louis no estaba seguro de ir al festival, no tenía ningún papel en la coreografía y tampoco tenía sus zapatillas rojas.

"-Te lo advertí, Tomlinson. Podrás tenerlas cuando demuestres que estás dispuesto a aceptar a Styles como tu complemento." -fue lo único que Juilliard había dicho el mismo día que se las quitó, dejándole unas simples zapatillas negras.

Como bien Louis no tenía nada que hacer en las últimas semanas en ese lugar, se la pasaba practicando junto Juilliard para la obra de fin de curso. Lo cual tampoco era la gran cosa porque para aquello necesitaba a Harry, y el rizado sí tenía que practicar para el festival. A diferencia del oji-azul, Harry tenía un papel importantísimo para aquél día.

-Louis, ayúdame con la música mientras yo vigilo a estos. -le dijo el profesor mientras con su semblante plantado se dirigía a los estudiantes. -¡Uno, dos, tres!

Y el castaño dio inicio a la melodiosa música que correspondía.

Y otro día inoportuno para él había comenzado.

Para Louis, lo único bueno de aquello, era que podía quedarse de pie toda la hora con la vista fija en una misma persona. Observándolo danzar, siendo feliz desarrollándose de la única manera que era posible.

Porque eso era lo único que le quedaba de Harry.

-XX-

"Estaba vivo y me dolía estarlo. Me condenaban los recuerdos. No desaparecían, no querían hacerlo. No iban a desaparecer. Hacía silencio para que me escuchasen. Estaba vivo y no lloraba de felicidad."

La práctica de aquél día había finalizado. La rutina se repetía una vez más.

A un lado del salón un chico observaba un lienzo en blanco. No había nada qué pintar porque lo había hecho todo. Al otro lado, un rizado cambiaba sus medias por unos pantalones y guardaba sus zapatillas rojas para sustituirlas por dos Converse. Un par de corazones rotos.

Harry salía del vestidor con la mochila colgada de un solo hombro, con la vista fija en los suelos, derecho y dispuesto a salir de ahí, ignorándolo completamente.

-Te he extrañado.

Al principio, detuvo su caminar con el corazón congelado, guardando aquellas preciosas palabras para sí mismo, como si fuesen a escaparse de su mente, atrapándolas en un cofre de valiosas palabras que alguna vez le hubiesen dicho. Cosa que no sucedía a menudo en los meses transcurridos.

the red shoes • larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora