capítulo IX

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-Realmente no quisiera que gastaras tanto dinero en mí.

Una vez que ambos chicos estuvieron en el Porsche negro del oji-azul comenzaron a hablar entre sí para relajar la tensión que había cuando sus miradas se cruzaban.

-Oh, Harry -Louis hablaba con una sonrisa que permanecería mientras Harry estuviera a su lado. -Gasté menos de lo que crees.

El rizado soltó un suspiro, él había oído la cantidad de dinero que Louis poseía y cómo le fascinaba gastarlo.

-Genial.

Louis había preparado algo verdaderamente especial para el ruloso y esperaba que fuera de su agrado. Le debía la mayor parte de la idea a la pequeña Scarlett y también gran parte del trabajo para que todo haya resultado como era de esperarse.

El oji-azul estacionó el auto en la entrada de su propia casa y corrió a abrirle la puerta al rizado.

-Bienvenido a la casa de los Tomlinson, Styles.

Harry miraba impresionado las afueras de ésta. Era muy bonita y estética, además daba a notar que era más grande de lo que se veía. Los muros eran blancos con algunos detalles verdes y afuera había un hermoso jardín que la señora Tomlinson pagaba para que mantuvieran. Aquél lugar era todo lo que a Anne y a él les hubiera gustado comprar tras la muerte de su padre y hermana, sin embargo se conformaba con lo que tenía.

-Tu casa es muy bonita, Louis.

Una vez dentro confirmó sus anteriores ideales. El lugar era bastante grande, se veía muy limpio y todo estaba en perfecto orden. Harry creía que era porque a las personas que vivían ahí les gustaba mantenerlo de esa forma, pero la verdad era que nadie movía los objetos de su lugar porque nadie los tocaba. Los Tomlinson jamás pasaban un día juntos ni nada por el estilo. Y eso era algo que nadie envidiaba.

-Gracias -dijo el chico manteniendo su sonrisa.

-¿Louis? ¿Ya llegaron? -por las escaleras se escuchó una tierna voz de una inocente niña que bajó a toda prisa corriendo para saludar a su hermano y al acompañante.

Una vez abajo se abalanzó sobre el oji-azul y Harry observó la escena con ternura. Louis levantó a la niña en brazos y le dio un par de vueltas alrededor del salón antes de volver a dejarla donde estaba.

-¿Él es Harry? -los tiernos ojos de Scarlett brillaban de emoción al ver la joven que tenía delante suyo. -¿Por qué no dijiste que era muy guapo?

Louis sintió sus mejillas ruborizarse, pero se tranquilizó cuando vio que con el rizado pasaba lo mismo.

-Tu cabello es muy bonito. -Harry rio. -Y es largo, ¿crees que pueda hacerte colitas más tarde? Louis no me deja porque dice que a los niños no se les hace eso.

-¡Scarlett!

La pequeña miró a verlo con una sonrisa burlesca.

-Es verdad. Lo dices todo el tiempo.

-Yo dejaría que me hicieras los peinados que quisieras. -Harry se inclinó ligeramente para susurrarle al oído. -Además él dice eso porque su cabello no es largo y bonito como el nuestro.

La niña soltó una carcajada y el mayor de todos frunció el ceño.

-¡Escuché eso! -gritó, provocando de ambos rieran con fuerza, y segundos después uniéndose a la gracia.

-A Louis no le molestaría que lo haga, le gusta romper las reglas. Mamá y papá dicen que los niños salen con niñas y viceversa. Pero ustedes están saliendo y eso es lindo.

the red shoes • larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora