capítulo XVI

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antes que lean esto deben saber que no es largo, y tampoco indispensable, lo escribí, no quedaba con el capítulo que sigue, pero forma parte de la historia y listo. (miren el contenido multimedia) espero que les guste.


Dos horas después de aquella discusión un par de golpes secos se escucharon en la puerta del oji-azul.

-¿Louis? ¿Puedo pasar? -era su madre, llamándole con una dulce voz de arrepentimiento por lo ocurrido momentos antes.

-Adelante. -gritó, aún recostado en la comodidad de su cama. Miraba a un punto sin específico en realidad, sin ganas de nada. -¿Sucede algo? -el tono de su voz era cansado. Soltó un suspiro, incorporándose para tomar una postura correcta y averiguar por qué quería estar ahí con él luego que les había gritado a todos.

-¿Tú pintaste todos? -preguntó con un toque de orgullo en sus ojos. Desde los cuatro años Louis sentía pasión por los dibujos, y claro que había comenzado con simples garabatos, que con el tiempo fueron mejorando. Louis asintió mirando lo que ella. -¿Qué pasó con los demás?

-Me gustan más éstos.

-Son lindos. Felicitaciones.

-Sí. -Era la verdad y él lo sabía. Todos aquellos cuadros eran realmente buenos. Especialmente por el significado que tenían.

-¿Quién es él? -preguntó su madre, poniéndose de pie para examinar los detalles de aquel par de pinturas que destacaban en la habitación.

-Harry.

-Es guapo -rio. -Le dedicaste demasiado tiempo a éste, ¿ah que sí? -señaló aquella pintura del perfil del rizado.

En realidad, sí. La había trabajado durante una semana completa. El primer boceto no le convencía lo suficiente así que no se detuvo hasta dar con ese resultado. -Sí. Mamá, ¿para qué viniste?

No se sentía del todo cómodo con ella ahí. Sabía que no tardaría ni diez minutos en comenzar a preguntar acerca de Harry. Y Harry era suyo. Y siempre lo sería.

-Oh, quería hablar contigo. Nunca hablamos, cariño.

Frunció el ceño al escuchar cómo lo llamaba. -¿Ah sí? ¿Es necesario? Quiero decir, estoy bien.

La mujer sonrió cálidamente. -Louis, sé que no pasamos mucho tiempo juntos pero-

-No pasamos nada de tiempo juntos. -le corrigió.

-Bueno, pero quisiera al menos estar al tanto de qué ha pasado contigo.

-Nada. Scarlett debe tener historias más interesantes, deberías ir con ella.

-Louis...

El castaño se encogió de hombros. -¿Qué? Es lo cierto.

-Debe haber algo de lo que quieras hablar.

Louis hizo una cara como si estuviera pensando qué decir. -No.

-¿Por qué tienes tantos tatuajes?

-Porque los dibujos me gustan.

-Bien -la mujer suspiró cansada de aquella actitud que estaba tomando. -¿Qué haces con el dinero que te damos?

El joven volvió a encogerse de hombros. -Comprar comida, porquerías. Mantener la casa limpia. Cosas de la escuela, ropa. Tatuajes. Juguetes. Oh, también tengo que pagarle a Liam. ¿Algo más que quieras saber?

-¿Por qué tienes que pagarle a Liam? -tantas preguntas comenzaron a irritarle. ¿Realmente le importaba todo?

-Perdí una apuesta. Y antes que preguntes en qué consistía, rompí un par de corazones.

Clarie parpadeó unas cuantas veces tratando de procesar toda la información. -¿Un par?

Louis simplemente señaló uno de los cuadros que iban colgados en las paredes de su habitación. -El suyo y el mío mismo.

Hubo varios minutos de silencio, en los que la mente de Louis había recordado todo sucedido, hasta que notó un picor en sus ojos.

-Oh, Louis. ¿Estás bien? -y al principio se negó pero terminó aceptando aquél abrazo que tanta falta le hacía que alguien le diese.

Negó incontables veces con la cabeza. -Yo le quiero, no quería hacerlo. Fue un error. Soy demasiado torpe. -lloriqueaba. Porque eso era lo que su cuerpo le pedía. Porque eso necesitaba.

Además, llorar está bien. Así como por igual está bien no estar bien. Y Louis no lo estaba puesto que se la pasaba viviendo con la culpa consumiéndolo diariamente. Y se preguntaba cómo se encontraba Harry.

-Louis... -la mujer trataba de consolarlo. Pero, ¿qué puedes hacer para ayudar a alguien al que no conoces realmente? -Cielo, quisiera poder ayudarte, pero sinceramente no sé qué decirte.

Dos hipidos más escaparon de su boca hasta que se obligó a sí mismo a calmarse.

Ya que así era como se mantenía recientemente cada vez que se rompía en cientos de pedazos. Calma, Louis. Encontrarás una forma en la que saldrás de esto.

Y es que había comprendido que hasta cierto punto, la noche no puede ser más oscura.

Al igual que nadie podría ayudarlo a soportar la oscuridad de ésta. Ni siquiera su misma madre.




N/A: Una única palabra clave para la siguiente actualización:

ZAAAAAAAAAAAARRY

No hay amor para nadie hoy (para louis sí, porque él no es nadie, él es todo)

the red shoes • larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora