Capitulo 8

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CAPITULO 8

El aire frio impacto en mis mejillas al salir del lugar, note mi cuerpo como gelatina y no era para menos. Había estado a punto de ser besada por Rubén. Inhalé y exhale profundamente para calmarme y cerré los ojos mientras caminaba a paso apresurado por las calles desiertas.
—¡Mayra!—grito alguien a mis espaldas.
Esa voz.
Automáticamente corrí ignorándolo. No quería verlo.
Seguí corriendo por la acera hasta llegar a la esquina y dar vuelta a la derecha, no importaba quería estar sola. Mi mente aún no había podido procesar lo que estuvo a punto de pasar y si lo volvía a ver ahora si sufriría un colapso nervioso.
‘’Por favor que no me siga’’—pensé mientras corría.
Mi garganta quemaba y se me dificultaba respirar, pero aun así seguí corriendo hasta que para mí mala suerte tropecé con una pequeña piedra que había en el camino y me sostuve del poste de luz que había cerca de ahí.
Inhale por la boca varias veces, los oídos me zumbaban y la torrente nerviosa que tenía aún no se había disipado, jadee varias veces debido al cansancio recargando la mitad de mi cuerpo en el poste de luz y colocando mi frente en el metal frio errando los ojos con fuerza.
—¡Dios mío! ¡Corres demasiado rápido!
Abrí los ojos de repente y la carne de mi piel se puso de gallina.
—¡Que quieres!—respondí con voz ronca debido a la carrera
—Quería verificar si estabas bien. —añadió
Hice una mueca y aparte mi cara del metal para mirarlo.
—Estoy bien. ¡Ahora vete por favor! —respondí para luego suspirar y volver a poner mi frente en el poste.
—¿Segura?—respondió vacilante.
Volví mi rostro hacia él, su mirada detonaba preocupación y mi respiración se atascó en mi garganta al observarlo.
—S..si—Tartamudee respirando dificultosamente.
Joder era demasiado guapo.
Trague saliva ruidosamente y aparte la vista de él para dirigirla al suelo, entonces note que todavía seguía abrazada al poste de luz, solté una risita y aparte mis brazos de ahí para luego caminar rápidamente sin mirar al chico que estaba ahí y pasar de largo.
Su mano grande aferró mi brazo y me tense en respuesta.
—No te vayas—añadió suavemente
--¿Por?—respondí mirándolo tratando de sonar lo menos nerviosa posible
—Te quiero pedir una disculpa.— añadió sonriendo—Creo que te asuste.
Entrecerré los ojos, su mirada lucia divertida y su sonrisa tenía un toque pícaro. Así que no le creí.
—No te creo—respondí seria
—Y tienes mucha razón —añadió mientras mostraba su típica sonrisa y me guiñaba el ojo.
—¿Me puedes soltar?—pregunte mirando su mano aferrando mi brazo.
—Antes te puedo pedir un favor—añadió
—Si claro—respondí apartando los ojos de él.
—Déjame llevarte a tu casa.
Lo mire con la sorpresa reflejada en el rostro y me quede sin habla mientras un nudo se formaba en mi garganta.
—¿Qué?—respondí mientras lo miraba atentamente
—¡Aquí esta!
Ambos miramos de dónde provenía esa voz Wendy se encontraba delante de los dos con expresión de alivio, pude ver como los demás se acercaban corriendo. Y detrás de ellos venían los amigos de Rubén.
—Al menos me hubieras avisado que te veías con el—respondió Jayden sonriendo mirándome.
Rodee los ojos.
El silencio entre los dos se hizo incómodo.
—¿Interrumpimos algo?—pregunto Jessy mirándonos quien pareció detectar que ambos nos quedamos callados.
—No—susurre bajito
Ella sonrió divertida.
—Bueno no es por interrumpir pero solo venimos por Mayra. Ya nos vamos—añadió Dylan con disculpa.
La mirada de Rubén se encontró con la mía, en sus orbes castaños reinaba la súplica.
—Por favor—susurro.
Mis piernas se volvieron de gelatina y no pude despegar mis ojos de los suyos, eran tan bonitos con un brillo especial, no pude resistirme a la ternura que reflejaba su rostro.
—Está bien—susurre.
Sus labios mostraron una gran sonrisa permitiéndome ver su hoyuelo en su mejilla izquierda y no pude evitar sonreírle de vuelta.
Dirigí mi mirada a mis amigos quienes la tenían puesta en nosotros.
Abrí la boca para decir algo pero Rubén me corto.
—Quería ver si me daban permiso de ir a dejar a su amiga a su casa—Explico
—Si ella quiere está bien—respondió Jayden cruzándose de brazos y sonriéndome.
—Ella quiere por supuesto—respondió Rubén concentrando su vista en mí.
—¿Ah sí?—respondió mi mejor amigo mirándome sorprendido
Asentí con la cabeza, ya que no podía decir algo sin que me temblara la voz.
—Bueno está bien.—respondió Jayden
Caminamos hasta el estacionamiento del bar en donde se encontraban los autos. Por supuesto camine junto a Rubén en todo el camino y no paraba de tronarme los dedos ya que sentía su mirada sobre mí todo el tiempo.
Al llegar los amigos de él caminaron hacia el bar mientras los míos se subían al auto de los gemelos y Wendy me dedicaba una mirada de ‘’me contaras todo después’’. Supongo que estaría desesperada a que llegara el lunes para saber todos los detalles.
Después de que se fueron seguí a Rubén hasta su auto, amablemente me abrió la puerta subí y luego cerro para después rodear el auto y abrir la puerta del conductor mientras me abrochaba el cinturón de seguridad.
—Espero que tus amigos no se enojen—respondí mirando hacia el frente
—No—añadió mientras se abrochaba el cinturón de seguridad— traen auto. Al menos que terminen borrachos y tenga que ir por ellos—respondió sonriendo con diversión mientras metía las llaves en el contacto.
Me reí.
Salimos hacia la carretera, el auto dejaba una extraña sensación de Deja Vu y recordé lo que había pasado unos días antes cuando me salvo. Abrace mi cuerpo por instinto cerrando los ojos.
—¿Tienes frio?—pregunto.
Lo mire.
—No—respondí.
—Te abrazas mucho, ¿Necesitas amor o qué?—respondió sonriendo.
—No—respondí.—Lo hago para sentirme segura —y mordí mi labio inferior, estaba revelando mucha información de mi misma.
—¿Qué?—pregunto mientras fruncía el ceño.
—No, nada es una tontería—añadí moviendo la cabeza y sonriendo.
--Oh bueno. —respondió.—Creí que no ibas a aceptar a que te acompañara.—agrego después.
—Me convenciste con tu cara de perro mojado—respondí.
Él se hecho a reír.
—Tratare de hacerla otra vez para acompañarte a tu casa más seguido —añadió
‘’Claro si es que mi padre no te mata’’—pensé.
—De verdad gracias, pero no deberías hacerlo—respondí preocupada.
—¿Por qué?—pregunto curiosamente
—Tengo mis razones—añadí para después enredar un mechón de mi pelo en mi dedo.
—¿Tu novio se enoja?—pregunto.
Lo mire
Sonreía con diversión.
—¡¡No tengo novio!!—casi grite
Él se rio mientras alzaba la palma de su mano.
—Vale chica tranquila no es para que te enojes. Ya me lo dejaste muy en claro.—respondió sorprendido por mi reacción.
Exhale frustrada y me acomode en el asiento él era tonto.
—Por cierto—respondí— ¿Qué hacías la otra vez en el restaurante?—pregunte con curiosidad.
—Umm es mi lugar favorito para desayunar.—añadió vacilante
—Pues nunca te he visto por ahí.—respondí frunciendo el ceño.
—Eres muy observadora—añadió mirándome.
‘’Si supieras’’—pensé
—¡Ya! ¿Qué hacías ahí?—pregunte curiosamente
Se quedó un momento en silencio y después me miro.
--¿Enserio quieres saber?—respondió con duda
—Si—añadí mirando hacia la carretera.
—Bueno… quería ver si me regresabas algún mensaje—respondió.
—Oh la nota—añadí consternada.
—Si—respondió mientras sonreía. —Pero no—añadió.
Una mueca de disculpa se instaló en mi rostro.
—No creí que te acordaras—añadí con inocencia.
Él se burló como si le hubiera contado un buen chiste, al menos no se había molestado por no devolverle el mensaje.
—Así que después de que no me dejaste ninguna nota y fingiste que no me habías visto, espere hasta que saliste de tu trabajo para que me respondieras o algo.--Explico
Lo mire con sorpresa y mi la mandíbula casi se me cae al suelo.
—¡Me seguiste!—susurre
Él se encogió de hombros.
—No tenía otra alternativa, soy muy impaciente. Por eso aparecí por ahí esa noche.—respondió.
Me quede en silencio procesando toda la información revelada. Mientras algo cálido inundaba mi estómago.
—¿Sorprendida?—pregunto mientras enarcaba las cejas
—La curiosidad mato al gato—añadí mientras lo miraba.
El rio entre dientes para luego mirarme con una intensidad abrasadora.
—Y el misterio va a matar al perro—agrego.
Lo mire confundida. ¿A qué se refería?.
Nos quedamos en silencio y aparte mí vista de él. No soportaba la intensidad que destilaban sus ojos, me hacían sentir intimidada.
Diez minutos después aparco enfrente de mi hogar, las luces estaban apagadas, bajo del auto y rodeo el coche para después abrir la puerta del copiloto, me tendió la mano para ayudarme a bajar y una vez afuera cerró la puerta.
Volteo para quedar enfrente de mí, a pesar de que traía tacones mi rostro llegaba al inicio de su barbilla así que tenía que estirar el cuello para mirarlo, era bastante alto. Me arme de valor y lo mire a los ojos adornados por un color caramelo muy bonito, eso provoco que un ligero temblor me recorriera de pies a cabeza.
—Gracias por traerme—añadí.
El me observo en silencio.
Dio un paso hacia adelante eliminando el espacio que nos separaba, la alarma se instaló en mi sistema, quise correr pero mis piernas no respondían, me quede contemplando su perfecto rostro, su cabello ondeándose con el viento, la manera con la que me miraba, sus labios delgados, sus postura imponente, exhale su olor a loción, levanto su mano y ahueco mi mejilla izquierda, me tense en respuesta pero no me moví, al sentir su tacto suave contra mi piel cerré los ojos y suspire.
Quito su mano de repente no me moví, no podía hacerlo, mi cuerpo no respondía, entonces sentí sus labios suaves posarse en un beso suave, y cálido en mi mejilla.
Mi corazón empezó a latir con fuerza al sentir sus labios, la respiración se me atasco en la garganta.
Movió su boca hacia mi oído, su aliento choco contra mi oreja provocándome cosquillas.
—Buenas noches hermosa—respondió con voz ronca para luego apartarse.
—Buenas noches—susurre.
Aparto un mechón que caía por mi rostro colocándomelo detrás de mi oreja y luego me sonrió, sin antes mandarme un beso al aire, darse la vuelta y marcharse.

Luchando por tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora